007 | #SOCIOS

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Despierto un minuto antes de que entre la llamada de mamá.

Es lunes y el comienzo de semana no se me hace muy agradable, sin embargo ahora, mi ánimo es diferente. Es como si tuviese un propósito o de esas ridículas cosas que dicen los libros de autoayuda creyéndose que te enseñan cómo vivir.

Mientras me estoy cepillando los dientes en el baño, le doy al verde en mi celular mientras mamá llama y dejo el aparato sobre el botiquín tras el espejo.

—Cariño, me tenías preocupada. ¡Buen día!—contesta en cuanto atiendo.

Escupo la espuma que me ha generado la pasta de dientes y me enjuago mientras intento decir algo legible:

—Gola magmá.

—Tú...¿te sientes bien?

—Sig.

—¿Estabas...despierta?

Me termino de enjuagar y largo el agua de la ducha mientras aguardo que el termotanque caliente.

—Sí, mamá. Acabo de despertar.

Santo cielo, parece que la he emocionado.

—Estás por ir al hospital, ¿verdad?

—¿Dónde más?

—No lo sé. Mejor no te molesto más, cariño. Que tengas un buen día y salves muchas vidas. ¡Adiós!

Dudo que eso sea hoy.

—Adiós mamá—me despido y corto la llamada.

El asunto es el siguiente: hoy comienza mi labor reparatoria en el hospital para compensar mis faltas que produjeron que Jefferson me echase del programa de residencias. Trabajaré dos horas extras por día en el laboratorio, en un proyecto que el doctor está diseñando.

No me resulta muy entusiasta pero sí lo es que hace tres días, estaba a punto de perderlo todo, en cambio ahora la suerte me sonríe un poco.

Desde que llegué a Yorkshire, he tenido que trabajar de camarera, lavaplatos y tras el mostrador de una tienda que vende esmaltes y basura para que chicas se pinten la cara. En este último duré una semana y fue mi empleo más corto. En cambio, cuando aprobé la última materia de la carrera, se abrió la posibilidad de poder iniciar el periodo de prácticas remuneradas que coincidirían con mi interés por las residencias hospitalarias, suceso que me serviría para adelantar horas prácticas en la Escuela de Medicina. Estudié hasta que los moretones bajo mis ojos se afianzaron con fuerza y bebí café como nunca pero logré aprobar ambos programas con notas un poco por debajo del promedio pero quedé dentro. El pago es mediocre pero un poco mejor que atendiendo mesas. Necesito acreditar esto para obtener la finalización de la carrera.

Una vez que he terminado de ducharme, accedo a la depilación clásica, me visto con una blusa que lleva estampado el logo de SEGA, pantalones de gabardina y salgo de casa con la mochila a cuestas.

Me tomo el tren de siempre mientras le doy vueltas a la idea de stalkear a Kaneki o a Ken, los "socios" de Jefferson. No entiendo para qué, se supone que conseguí lo que buscaba, no obstante, las reglas de mi equipo de HardDeep son claras. Y esto no entraría en esas normativas.

Pero todo el mundo stalkea así que... lo hago. Busco a los socios de mi jefe desde mi cuenta anónima mientras voy en un asiento del tren. No lo hago desde mi usuario personal ya que no es muy difícil ver quién espía tu perfil, basta con que te descargues alguna app y ya lo sabrás.

Me resulta más sencillo dar con el perfil de Ken en Facebook. Su cuenta en instagram es privada y tiene seguridad para ambas. Mierda. En Facebook sólo puedo ver su foto en la que ríe con un vaso de cerveza y unos lentes de cotillón en lo que debe ser una boda por el entorno festivo y formalidad familiar. No es difícil ver la información que se intenta ocultar para el público desde el usuario de un hacker del HardDeep, sin embargo, no debo, no debo, no debo...

+18 Los Juegos del JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora