085 | #INESPERADO

59.6K 6.4K 827
                                    


Mi corazón late con fuerza una vez que Malcolm aparca el auto en la puerta de mi casa de siempre. La caja de zapatos, la pocilga, la vivienda usurpada por el pequeño roedor peludo que vive bajo un mueble de mi habitación.

Y además, ahora mismo tengo otro inquilino viviendo aquí.

Esto no ha sido una estadía definitiva. Estoy de visita.

Malcolm me mira.

—¿Quiere que la acompañe al interior de su casa, señorita Hale?—pregunta sonriendo.

Carajo.

—¡No!—la palabra sale disparada como una bala—. Digo...no, gracias, Malcolm. Pero ya te he dicho que mi historia con tu jefe se ha terminado. Ya no tienes obligaciones que cumplir.

Él insiste:

—Eso no quita que la acompañe hasta el interior de su casa. Es un lugar potencialmente peligroso, aun considerando las circunstancias en que vinimos a buscarla la última vez.

Mi corazón se acelera. No tenía en mente que sucediera algún imprevisto.

—¿Estás diciendo que quieres que te invite a pasar?—le digo.

—Le daré mi protección.

Mierda.

—Escucha, Malcolm—carraspeo en busca de las palabras adecuadas—, no sé muy bien lo que has imaginado. Si te pedí que me trajeras, era para poder llegar pronto a mi casa. Pero no quiero que pienses que yo... Opino que eres una persona muy agradable y que encontrarás una chica que te quiera...

Su gesto por detrás de las gafas negras que vuelve a llevar puestas me muestra que está un poco incómodo o molesto. O ambas. De ninguna manera le permitiré pasar. Me parece un hombre atractivo, servicial, agradable y sumamente caballero pero no me encuentro física ni emocionalmente disponible para recibir a otro hombre en mi vida. Jefferson me ha dado una dosis necesaria y suficiente para no querer más hombres de aquí a un largo tiempo.

...por otra parte, pensar en esos términos me huele a despedida de Nick hecho que me aterra al figurármelo con la realidad que me impacta.

—Señorita Hale—contesta Malcolm. La molestia es palpable—. ¿Qué me está queriendo insinuar?

—Yo...Solo... Tú no estás queriéndote meter en mi cama, ¿cierto?

Él parece llevarse un susto de puta madre.

—¡Santo cielo, no!—reclama y lo pongo sumamente nervioso. Su piel se pone morada—. Sólo estaba intentando ser cortés.

—Ohhhhh, claro ya.

Mi mano se aferra a la manija. Estoy helada.

—Disculpa—le digo, presa de una vergüenza descomunal—, yo no...no supe interpretar bien la situación. Lo siento. No estoy acostumbrada a que me traten...bien. Es triste, lo sé.

—Descuide, señorita Hale. Me hago cargo de lo que doy a entender. ¿Le ayudo a bajar su maleta?

—Por favor—murmuro.

Ahora parece llevar cierta prisa en que me vaya.

Nos dirigimos hasta el maletero y una vez que saca mis cosas, levanta la manija y me la ofrece. El cielo rosáceo del amanecer se recorta tras su amplia espalda.

—Por cierto, señorita Hale, una cosa más quisera aclarar—murmura acercándose nuevamente a mí; demonios, este mastodonte no conoce lo que implica el espacio personal—, no quiero que malinterprete esto que está a punto de suceder, pero estoy jodido hasta la cabeza si no lo hago.

—¿A qué te refieres?

Bajo la cabeza.

Él tira la maleta al suelo.

Tengo una Glock 37 apuntándome a las costillas.

Él habla y por primera vez, noto un deje de angustia y perdón en su manera de entonar:

—Métase al maletero y no intente escapar...o tendré que matarla.


__________________

#LosJuegosDelJefe

#CAPÍTULOSFINALES

#AlCarajoTODO

_________________


¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

+18 Los Juegos del JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora