040 | #NIVELDOS

102K 8.2K 601
                                    


La exposición se cancela de inmediato al igual que la siguiente. Todos se precipitan a la salida revisando la web de Dirty, donde acaba de aparecer publicidad poco convencional pero evidentemente, cien por ciento efectiva ya que todos están revisándola.

Y estoy segura por completo de que la mayoría acá sabe de qué se trata aunque finjan que es la primera vez que alguien dice el nombre de la web en voz alta. Todos consumen pornografía en Internet, todos aquí son culpables de alimentar a esa bestia.

No se imaginan que ahora mismo dicha bestia está teniendo acceso ilimitado a toda su información ya que les están dando sus datos de IP más privada con lo que un usuario puede contar en cualquier dispositivo electrónico.

—¿Viste la...locura que fue eso?—me dice Serge completamente consternado tras salir del salón de actos. El señor Jacobson no volverá a dar una conferencia en su vida luego de esa enorme desgracia que acaba de sucederle. ¡Chuck lo grabó y seguramente ya lo debe haber colgado en Instagram!

Miro a Serge con asombro.

—¿Qué tan influencer es?

—Y... Tiene unos cinco mil seguidores.

No es mucho pero para alguien común y corriente, mayor de veinte, eso es demencial.

—¡¿Cómo es posible que tantos?!—le pregunto.

—Pues... Tiene muchos tatuajes, va al gimnasio, usa diez horas al día una bata de médico y uniforme para cirugías. Aún no cumple los treinta y usa bien los filtros para fotos, además de cierto talento para las selfies. Mucha gente le sigue y podría ser más. Yo apenas llego a los doscientos y sólo subo frases de libros. Hace tiempo me resigné con las selfies, soy pésimo para ello.

—Santo cielo...—me llevo una mano a la cabeza, como si me fuese a reventar en cualquier momento hasta que una lucecita en algún rincón aparece: no sé de cuánto tiempo dispongo pero la cosa va para peor y no sé cuál será el castigo esta vez si no hago caso a lo que el hacker o la hacker me ha advertido. Tengo sospechas de que la chica ha sido montada con computadora pero, de ser real, dudo que sea mi verdadero enemigo ya que éste jamás se mostraría ni tendría las tetas tan grandes—. Serge, necesito tu celular.

—¿Qué?—se lo palpa en el bolsillo de la chaqueta como si se lo fuese a robar.

—Necesito que me des tu celular. Luego de lo que voy a hacer, no podrás volverlo a usar. No sería...conveniente.

—Nat, ¿a qué te refieres? ¿Por qué?

—Vaya, supongo que ya iniciaste sesión, Nat.

La voz se me mete en la cabeza como cuchillas afiladas.

Cuando me doy la vuelta, me encuentro con los delicados rasgos de niñita de Chuck en medio de sus músculos sobrecargados de anabólicos y algunos bonitos diseños de tinta.

—Vámonos, Serge. —Tomo a mi amigo del brazo y lo arrastro hasta la puerta.

Chuck nos sigue:

—¿Por qué, Nat? ¿Tienes prisa por subir un vídeo a tu canal? ¿Por qué la conejita sexy sólo te hablaba a ti?

—Hey, déjala en paz. —Serge se clava al suelo y enfrenta a Chuck quien lo mira con desprecio.

—¿Y tú quién carajos eres?

—Su amigo.

—Vámonos, Serge—trato de empujarlo pero no sirve. Está plantado al suelo con firmeza, listo para romperle la cara a Chuck de ser necesario.

+18 Los Juegos del JefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora