prologue.

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Los rábanos van cayendo en tiras conforme deslizo el cuchillo entre ellos, al mismo tiempo la olla con el agua hierve, los sonidos de las burbujas me alertan y soy lo suficientemente rápida para ir tirando las verduras que tengo listas dentro de ella

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Los rábanos van cayendo en tiras conforme deslizo el cuchillo entre ellos, al mismo tiempo la olla con el agua hierve, los sonidos de las burbujas me alertan y soy lo suficientemente rápida para ir tirando las verduras que tengo listas dentro de ella.

Todo parece ir en cámara lenta mientras me encargo de una parte del platillo final, sin embargo todo estaba sucediendo en un ritmo tan veloz como el de la luz. Mientras yo pico los rábanos y mantengo sazonado el kimnchi, Jieun fríe el pescado a la temperatura indicada por Jisoo; Taeyoon prepara los platos en la mesa de servicio y se los coloca a Jisoo de modo que ella pueda acomodar cada pedazo de comida en su lugar perfecto; Sura corre de un lado al otro buscando la pimienta que daría el toque final a la sopa que acompaña el platillo; Han entra a la moderna cocina diciendo las nuevas órdenes que llegaron desde el restaurante; Gongtae, su hermano, trabaja delante de mí y cuando grito que mi parte del platillo está terminada me guiña un ojo, apresurándose a acabar la suya.

Cada uno sabe qué hacer y Jisoo pareció haber escogido al equipo perfecto para su cocina porque entenderse con este grupo de chicos fue más fácil de lo que pensé.

Llegué a Busan hace dos semanas, y hace dos semanas y un día que vi por última vez a Kihyun. La mudanza fue exprés: guardé en maletas todo lo que consideraba necesario para sobrevivir al sur del país y lo demás lo dejé en casa, justo como había planeado hacerlo si es que ganaba el concurso de la NASA.

Lo único que cambió de esos planes fue el destino, cabe destacar.

Desde aquel día vivo en Busan y aunque todavía es poco tiempo, se siente como si ya hubiesen pasado años enteros y perdidos de mi vida.

Cuando era niña y mi madre trabajaba en su propio restaurante para darnos la mejor de las vidas posibles a Minho y a mí, era una verdadera tortura tener que acompañarla a su cocina. Recordaba miles y miles de tardes aburrida, sentada en algún rincón del espacio, observando como mamá le gritaba a los cocineros por no cuidar cada pequeño detalle del platillo. Fue en esos días que pensaba en no ser como mamá. Luego apareció Park Changhoo. Un señor de edad mayor a quien yo llamaba con todo el corazón abuelo y me enseñó lo valioso que es cada ser humano por sentir. Yo aprendí a sentir viendo las estrellas y en una de esas noches supe cómo no iba a terminar siendo como mamá.

Pero ahora, luego de lo sucedido, luego de los errores que cometí consecutivamente a lo largo de ocho meses, sabía que no podía ir por la vida fingiendo que nada sucedió. Que yo seguía siendo una persona feliz a pesar de lo que pasó.

Por esa razón terminé en Busan.

Para castigarme.

Cada día, si bien no es malo, la culpa y la impotencia regresan con el mismo peso en cuanto tomo una sartén o lavo mis manos preparándome para cocinar otra vez. No estoy haciendo lo que me gusta pero estoy haciendo lo que me corresponde como portadora de un don para la sazón. Así me torturo por el grave error que cometí.

water  ━━yoo kihyun, lee jooheonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora