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Las puntas de sus dedos van subiendo lentamente por mi cintura desnuda, cierro los ojos ante su tacto. No hay nada en mi mente. El calor en mi espalda es abrumador, su cuerpo está pegado completamente al mío. No hay otro movimiento más que el de sus manos, pero es suficiente para tenerme en delirio.
Su cabeza ha encontrado lugar en el hueco de mi hombro y mi cuello, donde siento su respiración caliente chocar contra mi piel. Los vellos de la nuca se me erizan tan pronto como sus labios se despegan y rozan una parte de mi oreja derecha.
¿No esto ya había sucedido? ¿por qué se está repitiendo?
ーRegresa aquí, MinahーUn murmullo se mete dentro de mí, convirtiendo el sonido en escalofríos y calor. Niego con la cabeza varias veces y entonces sus dedos bajan en picada por mi cuerpo, desde el torso hasta mi vientre.
Me pregunto cuándo la ropa desapareció.
Trago duro, dispuesta a huir de ahí pero mis pies se mantienen firmes sobre el suelo, no me puedo mover de lugar. Algo me lo impide.
Se empiezan a formar caricias en forma de círculos sobre mi vientre, algunos son más grandes que otros pero todos, en definitiva, consiguen dejarme inquieta.
ーPor favorーUna vez más la voz del chico que está detrás de mí se adentra en mi cuerpo, y las piernas me flaquean solamente un par de segundosーVen conmigo.
No sé de qué forma pero sus manos han subido ambas a mi rostro, y ejerce presión en él, moviéndolo. Su nariz se encuentra con la mía, no quiero abrir los ojos pero mi corazón, al parecer, tiene otros planes.
Mientras mis párpados suben, la nariz de Kihyun se desliza sobre la mía, lentamente, mezclando nuestras respiraciones. Durante el momento que puedo verlo, tiene los ojos cerrados y su boca se entreabre un poco.
Entonces se acerca más al punto que sus labios rozan los míos. Mis ojos, por inercia, vuelven a apagar toda la luz del cuarto y cuando después de mucho tiempo mis labios están listos para recibir a los suyos, todo desaparece.
Me levanto de golpe de la cama. Tengo la respiración agitada y el corazón amenaza con salirse disparado de mi pecho. Hanini también se para asustada, la he espantado.
ーEstoy bien, HaniniーLe digo, como si eso fuera a tranquilizarla. Me llevo una mano al pecho y otra a la frente, notando que he sudado demasiado mientras dormía.
Los recuerdos del sueño amenazan con regresar a mi mente, pero intento apartarlos tan pronto como llegan. Agito mi cabeza y cierro los ojos fuertemente, sintiéndome avergonzada por lo que a mi mente se le ha ocurrido proyectar en el sueño.
Esa no era yo. Esa no era yo. Esa no era yo. Me repito una y otra vez, como si eso me consolara.
La visita de Kihyun la otra noche me había dejado con la mente ocupada. Al chico era difícil mantenerlo alejado de mis pensamientos, aun cuando todas sus cosas ya estaban fuera de mi casa. Y la conciencia me remordía todos los días por lo mismo.
