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Kihyun
Ajusto la manga de mi camisa, pasando el botón por la pequeña abertura que tiene. Cada movimiento que hago se siente extraño, mi cuerpo entero sabe que no me estoy vistiendo para otra entrega de premios o para otro stage en un país al que jamás había ido. Esta vez es diferente.
Miro mi reflejo en el espejo que tengo de frente, una vez que ambas muñecas están presas por las mangas de mi camisa blanca. Sunhi está en la casa de su madre, enfundando su cuerpo en un vestido blanco que juzgó como el indicado para la ocasión. Me la imagino sonriendo al espejo tras ver que la tela se ajusta perfectamente a su figura, luego baja la mirada, sintiéndose avergonzada por pensar que este día ninguna mujer será más bella e importante que ella.
Y así debe ser. Me reprocha el subconsciente. Ella es la mujer más bella e importante este día.
No hay nadie más, no debe de haber nadie más. Me paso la lengua por los labios, remojándolos y en un intento por reprimir las imágenes que mi mente empieza a proyectar. Imágenes sobre otra chica, no tan alta como Sunhi y mucho más segura que ella.
Me atrevo a imaginar qué estaría haciendo Minah si estuviera ocupando el lugar de Sunhi. No creo que estuviese arreglándose todavía, seguramente estaría aquí, conmigo, sin que nadie más lo sepa. Y cuando el reloj reste pocas horas para el evento pero las suficientes para quedar lista, se escabulliría de regreso al lugar donde debió haber estado desde un principio.
La puerta abriéndose abruptamente detiene mis fantasias. Me veo forzado a reacomodar las mangas de mi camisa, debido a los nervios. El padre de Sunhi, mi futura esposa, ha entrado a la habitación.
ーEl coche ya llegóーMe avisa, con cierta frialdadーEs mejor que estés listo cuanto antes.
Asiento, sin emitir un sonido con mis labios. Me pregunto por qué subió él a avisarme, si mis propios padres pudieron hacerlo. Desearía no saber la respuesta.
ーHaneul me llamó hace unos minutos, mi hija ya está listaーSigue dándome avisos, y yo ansio que salga de la habitación y me deje solo.
ーSólo falta mi saco, en un par de minutos bajoーForzo mis palabras. El señor asiente, satisfecho con mi repuesta y finalmente se gira para caminar a la salida. Siento como el aire abandona mis pulmones, no había notado lo tenso que estaba hasta que lo veo acercarse a la puerta.
Toda la tensión que había bajado por mis músculos, regresa de golpe al ver que se detiene. Claro, no puede olvidar las últimas palabras de amenaza.
ーMe alegra tenerte como yerno, KihyunーArrastra la oración, soltándola lentamenteー, aunque no lo creas, sé que eres bueno para Sunhi.
Sus palabras no me tranquilizan, ni mucho menos me alegran, pero de todos modos finjo una sonrisa e inclino mi cabeza, agradeciéndole. Una vez que abandona el cuarto, tengo que aflojar el nudo de mi corbata, el cual, de repente empezaba a apretar demasiado.
