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Una pedazo de papel, perfectamente doblado es depositado dentro de una pequeña caja de cartón color púrpura, la cual posteriormente es escondida dentro de una maleta que en las horas siguientes, estaría al otro lado del mundo.
Nadie ve las acciones del chico pelinegro, nadie lo ve entrar ni salir. Nadie ve la sonrisa nostálgica en sus labios, ni la fina capa de agua que cubre sus ojos. Nadie lo escucha suspirar y tampoco nadie detiene su partida.
Este le da un último vistazo a su elemento sorpresa, y después de sonreír una última vez, abandona el cuarto, tocándose la muñeca jugando con la pulsera que ahí yace.
♥♥♥
7 de septiembre de 2018 El saco elegante de Minah Park.
Para el vino de toda mi vida:
Tal vez esto no sea lo que espere de mi parte. Quizás muy en el fondo usted desee que la persiga hasta el fin del aereopuerto y detenga su viaje. O que de pronto me aparezca en la habitación de su hotel, con otro ramo de rosas y una disculpa en mano.
Nunca hice las cosas como usted quería que las hiciese.
Y me temo que esta última decisión que tomé, será igual que las anteriores.
Es mi momento de ser honesto también y por eso le digo que desde el momento en que encontré una batería enorme en su bolso, descubrí que usted no era mía.
Ni nunca lo fue, aunque intentó con todas sus fuerzas serlo.
Minah le pertenece tanto a sus sueños como ellos a ella.
Esa es la razón que se esconde detrás de mi decisión.
Mucho tiempo me convertí en el ancla que le impedía salir a volar, y mucho tiempo fui el pretexto perfecto para que usted se perdiera en sí misma.
Ya era tiempo de que asumiéramos la realidad.
Y de que cada uno volara por su parte, donde dolorosamente creemos que pertenecemos.
Sin embargo quiero que sepa que hay muchas cosas de usted con las que me quedaré siempre como el aroma de su piel, su sonrisa, los lunares de sus muslos, su suave risa, la forma de su cintura que perfectamente cabía entre mis manos, el recuerdo de su hermosa perrita a la que quise como ninguna mascota que antes hubiera tenido, el brillo de sus ojos, el suspiro que dejaban salir sus labios después de hablar del espacio y sobre todo me quedaré siempre con el amor septiturno que tuvimos.
Mi relación con Park Sunhi llegó a su fin dos días después de que usted dejara el pais. Y si las cuentas no me salen mal, tres días antes de que esta carta llegara a sus manos.
Las pruebas que ponían en peligro mi reputación, en relación a mi pasado, fueron ya eliminadas del internet, y la empresa se está haciendo cargo de las acciones legales en contra de quienes planeen o planearon difundirlas.
Soy, después de mucho tiempo, libre del pasado.
Y jamás me había sentido tan seguro conmigo mismo. Ni tan seguro con los sentimientos que tengo.
Es por eso que dentro de esta cajita hay una pulsera pequeña y de plata, con un circulo colgando de ella, y dos inscripciones en el mismo.
En el mundo existen solamente dos idénticas y siendo la buena observadora que es, se dará cuenta de que ambas no son redondas completamente y por ello representan la orbita de dos planetas.
La que no es suya representa un planeta en el que, al igual que usted, me estrellé sin antes medir las consecuencias. Sin saber que con su gravedad podía hacerme colisionar, y sin saber que dentro de él hay huracanes tan vivos como los que te embarcan a aventuras que te dejan forzosamente marcado para toda la vida.
Algo le falta a mi corazón.
Algo le falta a mi órbita.
A mi pequeño espacio en el infinito.
Porque una vez hubo alguien a mi lado que cambiaba las cosas, que las llenaba de colores nuevos que nunca solo me hubiese atrevido a ver.
Y aunque ya no lo está, sé que lo seguirá estando toda mi efímera eternidad. ¿no es eso de lo que habla la ecuación más linda de toda la física?
Eso es precisamente lo que está grabado en ambas pulseras.
Y su significado, estoy muy seguro que ya lo intuye.
Es entrelazamiento cuántico.
«Si dos sistemas interaccionan entre ellos durante cierto periodo de tiempo y luego se separan, podemos describirlos como dos sistemas distintos pero que, de una forma sutil, se vuelven un sistema único. Lo que le ocurre a uno sigue afectando al otro, incluso a la distancia de kilómetros o años luz»
Si la luz corre eternamente, incluso después de la muerte, y las estrellas estallan todo el tiempo, dándole vida a más estrellas o más caos, la fuerza que una vez hubo entre dos cuerpos que orbitaron juntos también puede hacerlo.
Y si estos dos, por casulidad o coincidencia en algún momento vuelven a encontrarse, nunca estaré más seguro de lo que querré.
Porque todo lo que quiero aunque no puedo tenerlo, cuelga de mi mano.
Y porque este corazón dentro de mi pecho, siempre va a ser suyo.
Sé que cuando llegue el momento, volveremos a vernos y será la astrofísica más increíble de todas, con un sin fin de descubrimientos en su nombre y otro sin fin más esperándola.
Mientras tanto, tengo lo que merezco y aunque no esté conmigo, tenga por seguro que explicaré en mil suspiros el infinito, así como una vez alguien me lo explicó a mi, enseñándome lo raro y hermoso que es existir.
Con una copa de vino en el corazón y esperándola siempre, Yoo Kihyun.
