Jooheon
La brisa de California es cálida, toca mis mejillas, mis labios, mis párpados. Por un segundo, no estoy tan lejos de casa. En el aire hay pizcas de sal del mismo océano que miró uno de nuestros momentos más íntimos.
Es un instante que sólo vive en las memorias de dos personas en todo el mundo.
Es algo nuestro.
Es diferente a lo que miro cuando abro mis ojos. No hay oscuridad, ni tampoco lágrimas. No hay ninguna chica con el alma rota a mi lado, ni tampoco el deseo inmenso de mi corazón por ayudarla.
Aquella mañana en una playa de Estados Unidos, lo único que me acompañan son las memorias. Todo el camino, desde Corea hasta acá, intenté convencerme de que eran lo único que necesitaba. Y ahora, de frente al pasado siento que me hace falta todo.
Otro tipo de flores, una carta o dos, esa última canción que escribí imaginando este día, otra muda de ropa, un regalo más para Olly, quizás si le hubiese comprado uno más seguiría con ella escuchando cualquier cosa que se le ocurriera en vez de estar aquí.
Pero esto es lo que le sucede a todas las personas cuando tienen que afrontar algo ¿no es así? El terapeuta me lo repitió un sin fin de veces. No podemos desaparecer la ansiedad, sólo controlarla.
Entierro una de mi botas en la arena y la levanto. Los granos cafés se resbalan al no tener otra opción. Dos años leyendo sobre la Gravedad, me han hecho entender un poco más sobre esa fuerza del Universo y también sobre lo absurdas que sonaron mis palabras en el pasado.
Ya no es la gravedad la que sostiene sobre la Tierra, eres tú.
La risa se me escapa sola, suena más como un bufido. Mi bota se encuentra con una roca que no dudo en patear lejos. La piedra rueda y se resbala hasta que otro zapato la detiene.
ーMe temo que debo sancionarlo por perturbar el orden de un ecosistemaーdice.
Es la voz de mis recuerdos, el timbre en el que pienso cuando creo melodías. La miro. No titubea cuando nuestros ojos se reencuentran después de tantos años, ni tampoco esconde su sonrisa. Porque sí, Minah está sonriéndome.
ーPerturbar el orden ¿eh?ーimito su sonrisa, pero bajo mi cabeza.
Es tonto negar que verla de nuevo tiene efectos en mí. Nos separan cinco años, pero también decenas de canciones y artículos, decenas de conciertos y ponencias, decenas de ensayos y experimentos.
Ninguna de esas cosas, tan diferentes entre sí, quiso interponerse para dar vida a este nuevo momento en nuestra historia. Tal vez si no hubiese iniciado ya mis trámites para comenzar el Servicio Militar estaría trabajando en otro álbum y sería la excusa perfecta para no darle la vuelta al mundo con un solo plan: verla.
ーLa entropía no es mi especialidad, pero quiero creer que el destino de esa piedra no era rodar por la playaーdice.
El comentario me roba otra risa que suena más a bufido. No entiendo su broma. Tal vez no las entienda nunca. Su humor, como sus sentimientos, son un misterio que siempre estaré interesado en resolver.
ー¿Fue pesado el viaje?ーme pregunta. Está intentando romper el hilo.
ーVives algo lejos de donde vivo yoーrespondo.
Las risas flojas y extrañas acompañan nuestra charla. El ambiente está por ponerse más incómodo, así que decido cortarlo.
ー¿Por qué aquí?ーlas risas se extinguen al instante.
Minah se toma su tiempo para responde.
ーEl mar siempre me recuerda a tiーconfiesa, sin mirarme.
Sus ojos están fijos en aquel cuerpo de agua y los míos en ella. Imagino que piensa en ese momento íntimo que también acechó mi cabeza cuando leí su mensaje.
Veámonos en Malibú.
Imagino también que sus pensamientos son un lío y quizás entre tanto azul mira un lirio blanco. El camino por aquella memoria la obligan a pensar en mí. Tal vez me ve llorando, tal vez riendo. Incluso puede verme cantando. Mi pecho se infla sólo de asemejarlo.
Como yo, Minah está pensando en el pasado, por eso el silencio cierra nuestras bocas. Sin embargo, no viajé hasta este lugar para seguir siendo una presa del ayer.
ーQuisiera que eso fuera buenoーadmito. Quisiera que las cosas hubiesen sido diferentes. Quisiera que pudieras disfrutar del mar sin pensar en mí. Quisiera...
ーEs algo buenoーcontradice. Solo entonces, su mirada vuelve a mí y me golpea como las olas están haciéndolo con la costa a unos metros de nosotros. No sé cuántas noches me dormí soñando con este instante, pero ahora que es una realidad mi corazón parece soportarlo.
Minah camina hacia mí y se para a mi lado. Sigo sus movimientos todo el tiempo.
ーEl mar es hermosoーsuspira.
Una ola rompe contra la arena y acapara mi atención. En el horizonte, el azul del cielo parece mezclarse con el del océano. El agua corre y regresa una y otra vez, sin detenerse. Y por primera vez en tanto tiempo, soy capaz de admirar aquel vaivén sin pensar en lo que hubiese sido. La marea sube, baja y es azul. No hay flores. Ni tampoco corazones rotos.
Minah vuelve a suspirar. Imagino que ella también se deleita con el infinito frente a nosotros y cuando me encuentro con su rostro dejo de imaginarla. Ahora sé que disfruta, sé que está tranquila y sé que por fin es feliz.
ーAquí vengo cuando me siento perdidaーconfiesa después de otro largo suspiroーEl mar me enseña cómo respirar de nuevo.
Cierra sus ojos, su pecho se infla y cuando una ola rompe, exhala. Presto atención a su pequeño ritual y soy testigo de como sus labios se curvan. Su sonrisa deshace el lío en mi cabeza. Es un paisaje igual de hermoso que las costas, con el que me gustaría soñar tantísimas veces.
Viajé hasta California con la idea de conciliar mis sentimientos hacia Minah. En todas esas horas de vuelo, nunca pude decidirme si quería pedirle una disculpa o volver a decirle adiós. Tampoco estaba completamente seguro de que verla era adecuado, mucho menos antes de que mi vida estuviera a punto de cambiar por completo. Tal vez cinco años eran suficientes para que ambos fuéramos diferentes. O tal vez era lo contrario y podríamos hacernos daño otra vez.
Pero todo eso, como la vez que decidí consolarla con la pérdida de su primer hijo, era parte de pasado, del ayer, del antes.
Justo ahora, todo lo que tenía frente a mí era a la mujer con la sonrisa más hermosa del universo y su cómplice, el Océano Pacífico.
Delante de aquella marea, indetenible y salada, entendí por fin que siempre estaría enamorado de ella de la misma forma que lo estaría del mar y de los atardeceres.
Amo a la sonrisa de Minah como amo el cielo entintado de carmesí y rosa.
Amo las bromas de Minah como amo los mensajes indescifrables de las estrellas por la noche.
Amo y amaré para siempre a Park Minah como amo el vaivén de las olas en la costa, un ritmo que podré seguir, pero que jamás me pertenecerá.
ー¿La Luna de verdad hace que las olas existan?ーle pregunto, de repente.
Su rostro completo cambia, la sonrisa se le ensancha y sus ojos despiertan, incluso su postura se endereza.
ーDe hecho, ese es uno de mis temas favoritos.
Sé a lo que se refiere antes de que ella me lo revele.
ー¿La Luna?ーfinjo confusión.
ーLa Gravedadーcontesta, orgullosaーHe escrito unos cuantos artículos sobre eso, por si te interesa.
Es mi turno para sonreír.
ーClaro.
Yo encantado de releerlos.
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water ━━yoo kihyun, lee jooheon
FanfikceW² | ❝ Agua, transparente, sin sentimientos, sabor, ni color. Eso es en lo que nos convertimos, Kihyun, y jamás podrás volverlo a cambiar. ❞ S E G U N D O L I B R O ©2018, wonhotcakes yoo kihyun | monsta x