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capítulo especialmente y con muchísimo cariño dedicado a kx0801. feliz cumpleaños, tocaya. ♡
Mi noche comienza a cambiar desde ese momento.
Al regresar la mirada hacia la nueva pareja, advierto que no hay nadie. La acera se vacía de pronto, y nunca veo el rostro de la chica. La curiosidad me ataca y se esparce por mis pensamientos con un sin fin de preguntas.
Pero todas se desvanecen cuando mi pareja regresa de su reunión con los demás socios.
Kihyun parece ser el chico más feliz del mundo.
Camina al lado de varios hombres más, vestidos igual de elegantes, claro que ninguno es tan atractivo como él. Sus blancos dientes se dejan ver debido a la curva que hay en su boca, y cada paso que da está lleno de seguridad y entusiasmo. Habla con los demás un corto tiempo y después ladea la cabeza despidiéndose, puedo pensar que hasta se siente divertido.
Me paso la lengua por los labios, intentado lucir igual que él.
Segura y feliz.
ーTodo perfectoーHabla, subiéndose al coche donde estoy. Ruego al aire que no note ningún cambio en mi apariencia mientras se acomoda sobre el asiento del piloto. Su mano se coloca en la palanca de las velocidades, y la otra sobre el volanteーVamos a cenar.
Un guiño y una sonrisa traen calor a mi rostro.
El carro es encendido pero algo lo distrae al momento de aplicar la reversa.
ーUna puerta está abierta, MinahーAvisa mirando el tablero.
Maldigo en mis pensamientos y sin decir nada empujo la puerta de mi lado para después jalarla.
ー¿Saliste?ーInquiere, curioso.
ーSólo la abríーMe apresuro a responderーTenía calor.
Los nervios de alguna forma justifican mi mentira y luego de una caricia en mi mejilla, acompañada de otro cumplido en la noche avanzamos hacia el restaurante.
Está lejos. Muy lejos de su empresa, y de mi casa también. Kihyun maneja casi por media hora hasta que nos volvemos a detener, esta vez frente a una fachada moderna. Cada parte del edificio es suntuosa, nada menos de lo que se puede esperar de una cena con ejecutivos.
En mi cabeza ya había supuesto que el lugar al que iríamos sería lujoso, pero ni las oficinas que visité en Estados Unidos se acercaban a este tipo de decoración. Me quedo unos instantes mirando desde el coche los imponentes ventanales que visten al restaurante, los candelabros inmensos y destellantes roban mi atención también, y ni se diga el hermoso y variado jardin que hay en la entrada.
Mi puerta siendo abierta es la que pone fin a mi embobamiento, seguida de la mano de Kihyun. Él ya está esperándome para bajar.
