Capítulo 46

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(Punto de vista de Ana)

Tiré del brazo de Mimi y, sin preguntarle ni darle tiempo a reaccionar, la arrastré a la habitación. Cuando notó que no estaba simplemente sosteniendo su mano, si no que pretendía llevarla conmigo, me miró expectante pero se dejó llevar con facilidad.

Entramos en la habitación y cerré la puerta tras de mí. Entonces, fue ella la que me sorprendió.

Me empujó con cuidado contra la pared y, pegando su cuerpo al mío, atrapó mis labios entre los suyos y me besó con ganas. Un beso largo, sin prisa... Esta vez fui yo la que se dejó llevar, con todo el gusto del mundo.

Se separó de mí unos segundos después, con la misma impulsividad con que había iniciado nuestro contacto, y me miró.

-No sabes las ganas que tenía de hacer esto... -Me dijo negando con la cabeza.

Su pulgar se posó sobre mis labios y los acarició como si quisiera borrar de ellos todo rastro de lo que acababa de suceder, no fuera a ser que alguien pudiese "leerlos" y darse cuenta.

-Si por contener las ganas, después vas a tener impulsos así, igual deberíamos hacerlo más a menudo... -Le solté yo.

-Mira Ana Banana, ¡qué lista ella! -Se rio.

Yo me acerqué divertida y dejé un suave beso sobre sus labios. Al separarme pude ver sus ojos cerrados, resistiéndose a volver a abrirse.

-No, pero en serio. -Dijo mirándome por fin.- Gracias.

Sus ojos gritaban sinceridad.

-¿Por qué? -Le pregunté yo sin saber a qué se refería exactamente.

-Por todo. Por cuidarme como lo estás haciendo, por tu nota, por tus "tonterías"...

-Ahhh, eso... -No pude evitar sonreír.- Bueno, tú lo has dicho: son tonterías.

-Ya, pero es que da la casualidad de que has topado con una chica que muere por las tonterías de ese tipo...

-Afortunada que soy. -Le dije como si me hablara de algo que no iba con ella.

-Fortuna la mía. -Y acto seguido, volvió a besarme. Cada vez nos costaba más aguantar sin que nuestras manos estuviesen sobre la otra todo el día...

Volví a agarrarla y la llevé hacia mi cama, donde me senté provocando que ella hiciera lo mismo.

-Pero quería decirte algo, Mimi... Por eso te he traído aquí.

-¿Qué pasa? -Me lo preguntó curiosa, pero no seria. Realmente habíamos llegado a ese punto de serenidad entre las dos en el que una frase así no nos preocupaba, porque sabíamos que no teníamos motivos para hacerlo.

-Es que esta mañana, no sé, es como que algo ha cambiado en mí... -Según hablaba, una sonrisa se dibujó automáticamente en sus labios.- ¿Por qué sonríes así?

-Nada, es que te va a parecer raro, pero ya me había dado cuenta de eso.

-¿De qué?

-Pues de que hay algo diferente en ti. -Me dijo.- No sé, lo noto en la forma en que me miras. No te dije nada antes porque no tuvimos ocasión y porque tampoco me quiero dar importancia ni nada. Pero, ahora que lo dices veo que no estaba equivocada.

-Pues no... Y tu capacidad de intuición me maravilla y me asusta al mismo tiempo. -Le dije riéndome.

-Bueno, a lo mejor es que simplemente te veo, Anita.

Ambas sabíamos que su frase nada tenía que ver con la literalidad de la palabra "ver", sino que iba mucho más allá. Ella me "veía" de una forma en que nadie más lo había hecho nunca, traspasaba todas mis barreras y percibía incluso aquello que yo intentaba ocultar.

Lo bueno está por llegar || WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora