(Punto de vista de Mimi)
Siempre me habían gustado los viajes en tren. Solía llevarme mil cosas para entretenerme: un libro, música, algún cuaderno en el que escribir... Pero siempre terminaba igual: mirando por la ventana, completamente atrapada por el paisaje que se sucedía delante de mis ojos y con la cabeza dando vueltas por los mil pensamientos que volaban por ella. Y en este viaje en concreto, tenía mucho sobre lo que reflexionar.
Volvía a Madrid después de pasar una semana en Granada. Me había venido muy bien ese tiempo de desconexión con los míos. Sentía que podía coger el teléfono, meterme en redes y estar enterada de todo y, al mismo tiempo, si quería, podía dejarlo a un lado y estar con mi familia, mis amigos y las personas que llevaban toda la vida conmigo sin sentir que nada hubiera cambiado. Cuando, en realidad, tantas cosas lo habían hecho...
Me estaba introduciendo en el mundo de las redes sociales poco a poco, o así lo trataba al menos. Era complicado, porque una cosa te lleva a la otra y llegas a darte cuenta de que se forma un verdadero universo en el que se comenta absolutamente todo, hasta los detalles más insignificantes. No dejaba de fascinarme la forma tan pasional en que la gente se había implicado con el programa y cómo lo vivían como si su mundo, ahora, casi girase en torno a eso. Era heavy, pero también muy bonito.
Durante esa semana había estado pendiente del 24 horas, porque evidentemente me interesaba mucho seguir a mis compañeros. A todos, pero especialmente a una. Y no me pudo hacer más feliz verla sentirse un poquito mejor cada día, pisar el escenario con más fuerza que nunca el lunes y salir airosa de la situación. Era lo que Ana merecía y estaba en el camino correcto. Me había quedado despierta hasta tarde, viendo el Chat, y casi se me había olvidado que todavía no le habían enseñado mi mensaje... Así que cuando vi la promo y me acordé, algo dentro de mí se removió. Era extraño pensar en verla reaccionar en directo a algo mío, sin estarle hablando realmente en ese momento. Era raro, pero resultó lo más enternecedor del mundo.
Verla emocionada me hizo llorar a mí también, pero noté algo diferente en ella. Era como si, más que ninguna otra vez, mis palabras no le resultaran del todo ajenas. Como si ella misma estuviese empezando a creer en ellas de verdad, a verlo claro y confiar en todo eso que llevaba dentro. Y eso era algo que no podía hacerme más feliz...
Por supuesto, el nombre de Ana había surgido más de una vez en las mil conversaciones que tuve en esos días con mi familia y amigos. A ninguno se le había escapado lo especial de nuestro vínculo, aunque bueno, visto lo visto yo me preguntaba si habría realmente alguien en el mundo a quien se le hubiera pasado por alto... Nos faltaba llevarlo escrito en la frente, pero casi.
Aun así, nadie me presionó. Nadie me hizo LA pregunta definitiva ni trató de indagar más allá. Yo notaba, al hablar con mi madre, que lo sabía, pero no quería presionarme ni forzar nada. Supongo que entendía, sin que nadie tuviera que explicárselo, que fuese lo que fuese lo que había entre nosotras, había aún muchas cosas que resolver y arreglar antes de poder hablar de ello con propiedad. Aunque yo verdaderamente podía hablar con toda la propiedad del mundo, porque no tenía un ápice de duda respecto a ese tema. Y sabía que Ana tampoco. Pero mejor así... Sentía que nos estaban dando nuestro espacio y eso me tranquilizaba.
-Lo único importante para mí es que tú seas feliz, cariño. -Me había dicho mi madre en una de esas conversaciones en las que, sólo con sus ojos, me lo decía todo.- Y te conozco y sé que lo eres.
Y tanto que lo era...
Volvía a Madrid tranquila, sabiendo que todo iba por buen camino y que Ana y yo, por nuestra parte, teníamos todo el tiempo del mundo. Y, bueno, además de eso, yo lo que también tenía era una entrevista en Los 40 al día siguiente que todavía no me podía creer...
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Lo bueno está por llegar || WARMI
FanfictionLas vidas de Ana Guerra y Mimi Doblas hubieran transcurrido de forma paralela y sin cruzarse jamás de no ser por LA experiencia que lo cambió todo: Operación Triunfo. Lo que empieza como un sueño por cumplir, muchos nervios y todas las ganas del mun...