Capítulo 76

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(Punto de vista de Ana)

-¡Ana! Vas a cantar en solitario esta semana. -El tono entusiasmado de Noe me pilló por sorpresa y una ráfaga de adrenalina me recorrió el cuerpo.- Y lo vas a hacer con un tema que me parece que te va a gustar mucho, porque es de Luis Miguel...

-¿En serio? -A cada segundo que pasaba, mi emoción aumentaba.

Noe asintió sonriendo y haciéndose de rogar más de la cuenta.

-¿Quieres saber cuál es?

-¡Claro!

-Pues nada menos que... "La Bikina".

-No... -Me llevé las manos a la boca y mi gesto mostró toda la incredulidad que estaba sintiendo en el momento.

-Sí, sí. -Dijo ella.

Yo me puse de pie sin terminar de asimilarlo.

-Dios mío... ¡Muchísimas gracias, Noe! -Por fin reaccioné y me lancé a abrazarla.- Bueno, gracias a todos.

Miré también a Manu y a los Javis, que se reían al ver la espontaneidad de mi reacción. Empecé a dar saltos de alegría volviendo a mi sitio y creo que no quedó nadie que pudiera estar contemplando esa escena sin enterarse de que sí, efectivamente me hacía muchísima ilusión cantar esa canción.

La idea de cantar sola me emocionaba y me asustaba a partes iguales. Tener a un compañero al lado, como había ocurrido las cuatro semanas que llevaba en la Academia, era genial. Suponía un punto de apoyo fundamental cuando las cosas se ponían difíciles, alguien con quien trabajar y que te impulsara a superar todo aquello que te cuesta; y, por supuesto, también era estupendo disfrutar de esos ratos de diversión y risas que daba el trabajar en pareja. Pero cantar sola también tenía muchas cosas buenas, empezando por la oportunidad de poder mostrarte del todo, tú sola, más auténtica que nunca.

La semana pasada con Roi había sido una maravilla. Creo que fue un punto de inflexión para mí en muchas cosas... Había alcanzado un momento en el que sentía que ya no podía permitirme fallar más; fallarme a mí misma, especialmente. Las dos primeras semanas no habían sido muy buenas en cuanto al resultado, y la nominación y la posterior salida de Mimi no me ayudaron a levantarme, precisamente. Pero, contra todo pronóstico, su expulsión me impulsó más que nunca a centrarme en el trabajo, a pelear y a dar todo lo mejor de mí. Tenía que hacerlo... Cuando canté con Nerea la cosa empezó a mejorar y con Roi había continuado por ese mismo camino. Pero, aún así, notaba que me faltaba un último empujón. Necesitaba romperme del todo y crecer de verdad.

Todos los días me acordaba de Mimi. A cada rato y en cada rincón pensaba en ella. Pero eso que al principio me hacía ponerme triste, ahora me provocaba una sonrisa de pura felicidad. Sabía que estaba conmigo, que me estaría viendo y apoyando desde el otro lado de la pantalla y que, aún estando lejos físicamente, me cuidaba tanto como cuando estábamos a un par de centímetros de distancia. Todos mis compañeros también la tenían muy presente, era innegable el hueco que se había hecho en todos nosotros, y yo no podía sentirme más orgullosa cada vez que alguien hablaba de ella con tantísimo cariño. Y es que era imposible no quererla...

Por eso cuando me dieron "La Bikina" se me vinieron a la mente sus ojos verdes, brillantes, y los vi ahí mismo, mirándome y haciéndome sentir que ésta iba a ser mi oportunidad definitiva. Lo que me faltaba y justo lo que necesitaba para enseñarle al mundo, y demostrarme a mí, todo aquello de lo que era capaz.

Trabajé durante toda la semana con esfuerzo pero con muchísimas ganas. Disfrutaba de cada clase, de cada ensayo y de todas y cada una de las facetas que tenía la canción: la interpretación, la puesta en escena, la parte vocal... Todo me parecía interesante explorarlo y tenía una especie de presentimiento de que tal vez ésa podría ser realmente "mi canción", por lo menos hasta la fecha.

Lo bueno está por llegar || WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora