Capítulo 111

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(Punto de vista de Mimi)

-¡Joder, maricona! Qué puto frío hace en la calle...

Abrí la puerta del todo para dejarle pasar.

-Buenos días a ti también, Ricky.

-¿Buenos días? Dirás buenas tardes, cariño mío, que son más de las doce ya...

-Lo que sea.

-Veo que la nochecita bien, ¿no? -Me regaló su mejor cara de maruja mientras apoyaba la bolsa que traía en el suelo y se quitaba el abrigo.

-Muy bien, gracias.

-Hija, qué sosa eres cuando quieres, de verdad... -Cogió la bolsa de nuevo, dejando sus cosas en la butaca de la entrada, y pasó al salón.- Voy a ver si la War está más habladora.

Entramos los dos y Ana, que estaba medio tirada en el sofá, se levantó como un resorte en cuanto vio a Ricky aparecer.

-¡Ricky! -Corrió a abrazarle.- ¡Qué bien que has llegado!

-¿Ves, rubia? -Dijo mientras Ana casi le ahogaba por el entusiasmo.- Esto sí es un recibimiento en condiciones cuando uno llega a un sitio.

-Que no te engañe su ataque de amor; sólo te quiere porque traes aguacates... -Le dije.

-¿En serio? -Separó a Ana de golpe y ésta lo miro culpable.

-A ver, es que dentro de poco va a ser la una casi y ni he desayunado aún...

-Pues otras cosas estarías haciendo, guapa, que ni yo soy cura ni tú eres monja...

No pude evitar soltar una carcajada al escuchar su interacción.

-Pero no te enfades, Ricky. -Le dijo ella.- Si sabes que yo a ti te quiero siempre, aunque hubieses venido con las manos vacías.

-No, los de las manos vacías son otros. -Se rio.

-Qué imbécil... Que lo digo en serio.

-Bueno, ¿entonces no te molestará si te digo que no he encontrado aguacates?

-¿Qué? -Se le cambió la cara.

-Lo siento, no había.

-¿Pero tú adónde has ido para no encontrar aguacates en Madrid un sábado por la mañana?

-Pues a mi chino de confianza.

-Joder, Ricky... -No pude evitar reírme.

-Vais a tener que empezar a plantearos la vida de otra manera, eh. Os lo digo muy en serio. -Nos miró a ambas.- No puede ser que se acabe el mundo por no tener aguacates.

-Sí se acaba, Ricky. -Le contestó Ana dejándose caer en el sofá.- Que me apetecía mucho...

-Mírala, cinco años tiene de repente.

-No, pero me he creado todas las expectativas y ahora...

-Y ahora tienes esto. -Y de la bolsa que colgaba de su brazo sacó lo que no era sino un aguacate, por supuesto.

Los ojos de Ana se iluminaron como si le hubiera tocado la mismísima lotería en ese momento.

-Pero, ¿por qué me haces esto, Ricky? -Se levantó como un resorte y lo cogió de su mano.

-Pues porque ya que me tenéis puteado de aquí para allá dándome disgustos y haciéndoos de recadero, por lo menos os hago rabiar un poco...

-Qué mala persona... -Negué con la cabeza, bromista.

Lo bueno está por llegar || WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora