(Punto de vista de Ana)
El cuerpo de Mimi apretado contra el mío, abrazándome por la espalda, fue lo primero que noté nada más abrir los ojos. Despertarme así se había convertido en una de mis cosas favoritas de la vida y no era para menos...
Incluso estando así, sin poder mirarla, sin hablar y sin que ella estuviera siquiera consciente, podía sentir el instinto de protección tan grande que tenía hacia mí y la manera en que siempre, bajo cualquier circunstancia, buscaba protegerme. Y no porque pensara que yo no sabía hacerlo por mí misma, de hecho nadie confiaba tanto en mí como ella, en todos los sentidos. No, lo hacía por puro amor, no había otra manera de explicarlo. Porque Mimi era de esas personas que transmiten amor y te hacen sentir querida de verdad en cada pequeño gesto del día a día. Y encima yo tenía la suerte de estar en lo más alto de su lista.
Acerqué una de mis manos a la suya, que descansaba sobre mi abdomen, y con cuidado entrelacé nuestros dedos. El leve contacto de mis caricias provocó un suave movimiento por su parte y acabó todavía más pegada a mí. Su brazo firme alrededor de mi cintura no me dejaba más opción que seguir allí, con ella, hasta que le apeteciera soltarme. Como si yo fuese a querer en algún momento que eso pasara...
En la habitación, la luz se filtraba a través de las finas cortinas, lo que dejaba claro que se estaba haciendo de día y enseguida sonaría la música. Como siempre, eran pocos los ratos en que le ganábamos la partida al tiempo y a la realidad. Pero, mientras duraban, había que aprovecharlos.
Giré sobre mí misma y entre los brazos de Mimi para quedar del lado contrario al que me encontraba, mirándola a ella. Tenía poco espacio para "maniobrar", así que, en cuanto logré darme la vuelta, me quedé a un par de centímetros de ella. Su brazo no había dejado de rodearme en ningún momento y, en esta nueva posición, yo pude hacer lo mismo con ella hasta tener contacto con la piel de su espalda. No me lo pensé e introduje mi mano bajo su camiseta para acariciarla. En mi nueva postura, me había quedado unos centímetros más abajo que ella en la cama, con mi frente a la altura de su barbilla y, con eso, la perspectiva perfecta de su cuello. Me acerqué a él y comencé a depositar beso tras beso con toda la delicadeza de la que fui capaz.
Pude notar cómo el contacto de mis labios sobre su piel, igual que el de mis dedos en su espalda, la hacía estremecerse. Hasta que empezó a despertarse por completo...
-Buenos días, preciosa. -Le dije, sin dejar de besar esa zona de su cuerpo que parecía estar especialmente sensible esta mañana.
-Mmmmm. -Un sonido incomprensible pero lleno de significado al mismo tiempo fue todo lo que salió de su boca.
No pude evitar sonreír al ver cómo encogía los hombros a causa de las cosquillas que le estaba provocando pero, enseguida, volvía a estirarse automáticamente, como si su subconsciente mandara más que ella misma y quisiera dejarme claro que podía seguir con lo que estaba haciendo. Y yo lo hice, claro.
Su mano empezó a acariciar también mi espalda, signo de que se estaba despertando por fin, aunque no mostrara mayor interés en hacerlo muy de golpe. No había que ser ningún genio para darse cuenta de que disfrutaba de estos momentos de calma y serenidad tanto como yo. A veces era necesario simplemente vivir despacio...
Me abracé a ella aún más fuerte. No sabía exactamente el porqué, aunque no necesitaba uno en concreto, pero el caso es que sentía la necesidad de estar así. ¿Cuándo no? Pues nunca, la verdad. Pero en ese momento, en ese punto en el que nos encontrábamos las dos, no veía manera de expresarle todo lo que sentía y al mismo tiempo reconfortarme a mí misma como ésa. Dejé un suave beso sobre su hombro y, poco a poco, retomé mi posición anterior, aunque esta vez subí la cabeza hasta la almohada para quedar frente a ella y poder verla bien.
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Lo bueno está por llegar || WARMI
FanficLas vidas de Ana Guerra y Mimi Doblas hubieran transcurrido de forma paralela y sin cruzarse jamás de no ser por LA experiencia que lo cambió todo: Operación Triunfo. Lo que empieza como un sueño por cumplir, muchos nervios y todas las ganas del mun...