(Punto de vista de Ana)
Los brazos de Aitana rodeaban mi cintura y su cabeza se hundía en mi cuello, apoyada en mi hombro derecho. Mientras, sobre el izquierdo, reposaba la cabeza de Mimi, que nos envolvía a ambas con sus brazos.
Haber compartido todo esto con Aitana era algo que no me hubiera imaginado que podría suceder en el día de hoy cuando me había levantado por la mañana. Y, sin embargo, había surgido de una forma tan espontánea y se había dado con tanta facilidad, que sólo podía sentirme feliz por haberlo hecho.
Las veces que me había imaginado compartiendo lo que había entre Mimi y yo con alguien, lo que más miedo me daba era el juicio de la gente. El más evidente, por el hecho de ser dos chicas, ya que, aunque aparentemente vivimos en una sociedad súper abierta y avanzada y todo ese rollo, lo cierto es que a la mayoría de la gente le sigue chocando que dos mujeres estén juntas. Al menos de entrada. Sigue siendo algo que, cuanto menos, llama la atención; cosa que no sucede cuando se forma una pareja heterosexual. En ese caso nadie lo cuestiona, nadie ve nada raro... En cambio si se trata de dos personas del mismo sexo, sí. Cuanto más lo pensaba, menos sentido le veía.
Para mí la vida siempre había sido tan sencilla como que, si dos personas se quieren, están juntas y punto... Da igual lo que tengan entre las piernas, así de claro. Así me habían educado a mí y no podía estar más agradecida por ello. Y lo cierto era que, creciendo, nunca me había preocupado de ponerme etiquetas de ningún tipo, simplemente me había dejado llevar. Nunca había estado con otra chica porque nunca había sentido por ninguna nada especial, mucho menos algo parecido a lo que me hacía sentir Mimi. Bueno, es que lo que Mimi me hacía sentir, nadie lo había conseguido. Repito, sin importar lo que tuviera entre las piernas...
Pero, por encima de eso, lo que más me preocupaba de que se supiera lo que pasaba entre nosotras dos, era el posible juicio a mi situación. Me preocupaba que la gente pudiera pensar que soy alguien que en realidad yo no me considero: una persona egoísta, que sólo piensa en ella y no tiene respeto por nadie. Ni por su novio... Joder, que la cosa no era tan simple como pensar que le estaba engañando o, peor aún, "poniendo los cuernos". Al margen de que me horrorizaba esa expresión, esto iba mucho más allá de eso. Se trataba de sentimientos de verdad, de emociones que nunca antes había sentido. Aitana lo había dicho: se trataba de amor. Y yo cada vez lo veía más claro. Quien no lo quisiera entender, tampoco debía preocuparme...
Mimi levantó la cabeza de mi hombro para mirarme y sonrió al ver a Aitana, abrazada a mí como si fuera un koala. Le acarició la cabeza y ella se recolocó sobre mi hombro. Se resistía a soltarse.
Mimi volvió a mirarme y me pilló con mi cara de embobada fija en ella. Sus ojos, más verdes de lo habitual y más brillantes que nunca, fueron capaces una vez más de transmitirme todo lo que estaba pensando. Yo sabía que se sentía feliz por haber compartido lo nuestro con Aitana y porque ella lo hubiese entendido con esa simplicidad. Y sabía que se sentía feliz también al ver que yo me había quitado un peso de encima al comprobar que, normalmente, aquello que nos parece un problema enorme en realidad no lo es tanto. Sobre todo si las personas con las que lo compartes son tan estupendas como el pequeño monito que no me soltaba.
Mimi me sonrió y se acercó a mí con delicadeza. Con su frente pegada a la mía, se acercó todavía más y dejó un suave beso sobre mis labios, cuidando de no llamar la atención de nuestra momentánea hija postiza. Su gesto me pilló por sorpresa, pero me dio una especie de brinco el corazón al comprobar lo bonito que era poder hacer ese tipo de cosas con naturalidad, cuando quisiéramos, sin importarnos dónde estábamos ni con quién. Le sonreí y ella me guiñó el ojo apartándose.
Aitana se incorporó por fin, pero sólo soltó mi cuello para colgarse del de Mimi.
-Ahora te toca a ti. -Le dijo.- Que no quiero que te pongas celosa.
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Lo bueno está por llegar || WARMI
Fiksi PenggemarLas vidas de Ana Guerra y Mimi Doblas hubieran transcurrido de forma paralela y sin cruzarse jamás de no ser por LA experiencia que lo cambió todo: Operación Triunfo. Lo que empieza como un sueño por cumplir, muchos nervios y todas las ganas del mun...