Capítulo 43

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(Punto de vista de Mimi)

-Buenas noches, amiga nominada. -Ricky se dirigió a mí con los brazos abiertos. Yo le abracé, aunque poniéndole una cara que significaba que todavía no estaba lista para hacer ese tipo de bromas. Y menos con él.

Todos nuestros compañeros estaban ya en la habitación, la mayoría metiéndose a la cama. Debía ser cierto eso de que habían montando una pequeña fiesta en el vestidor mientras Ana y yo estábamos aquí dentro, pero vamos, que yo no iba a quejarme por haberme perdido ese cotarro porque, para cotarro, el nuestro.

-Buenas noches, Ricky MeOrino. -Le dije dando unas palmaditas en su espalda.- Te quiero.

-Y yo a ti, amor. -Se separó de mí y dejó un beso sobre mi frente antes de irse hacia su cama.

Se lo tomaba todo con humor y yo sabía que, la mayor parte del tiempo, ése era su mecanismo de defensa para sobrellevar mejor las putaditas de la vida. Como por ejemplo, estar nominados juntos. Yo en el fondo se lo agradecía, prefería eso a que fuéramos dos amargados autocompasivos que se dan pena el uno al otro... Pero si lo pensaba mucho, dolía. Dolía pensar que en siete días podía no estar durmiendo en la Academia o que, si lo hacía, él ya no rondaría por allí haciéndome reír y rabiar a partes iguales. Algo iba a cambiar y lo único que yo podía hacer era dejarme de lamentos y disfrutar del "mientras tanto".

Me despedí de mis compañeros, que estaban ya casi todos al borde del sueño profundo, y me fui para mi cama donde, sin sopresa ninguna, me esperaba Ana. Y decía sin sorpresa porque sabía que, un rato antes, nos habíamos quedado a medias en una conversación que empezó de modo inocente pero en la que a mí no se me había pasado por alto cómo la expresión de Ana se había transformado por completo. Había ciertos temas en los que todavía no parecía sentirse a gusto y yo no estaba dispuesta a que ningún tipo de incomodidad se impusiera entre nosotras. Quería hacer las cosas bien.

Me metí en la cama y ella se echó hacia un lado instintivamente, dejándome espacio.

-¿Qué pasa? ¿Que de repente ya no te importa que alguien nos vea compartir cama? -Le dije colocándome de lado para poder mirarla.

-No. -Me dijo girándose también hacia mí.- Están ya todos en la cama, ¿no? Y la luz apagada... Además, que dos amigas pueden compartir cama.

-Pueden. -Le dije yo.- Pero tampoco suele ser lo más habitual...

-Bueno, pero es que hoy mi amiga está de bajón, porque la han nominado injustamente, y yo le estoy dando apoyo moral. -Dijo resuelta.

-¿Apoyo moral? -Le dije riéndome.- Será eso, claro.

Ella sonrió satisfecha, casi creyéndose su propia excusa.

-Bueno, de todas formas vamos a dejar el tema nominaciones por hoy, por favor. -Le pedí.- Que ya estoy un poquito saturada.

Ana asintió con la cabeza.

-Estoy de acuerdo. Lo aparcamos.

Era el momento. Tenía que sacar yo el tema porque sabía que ella no lo iba a hacer...

-Ana, hay algo de lo que quiero hablarte. -Le dije tímidamente.

-¿Qué pasa? -Me miró seria, preocupada.

-No, no. No es nada malo. -La tranquilicé.- Es sólo algo que... Bueno... Como que surgió en nuestra conversación de antes.

Pude notar un matiz en sus ojos que cambió de repente. No podía terminar de adivinar si se estaba dando cuenta de a qué me refería yo o no, pero otra vez esa tensión horrible que no me gustaba nada ver en ella estaba allí.

Lo bueno está por llegar || WARMIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora