Capítulo 1

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—Dyl —escuché mi nombre a lo lejos, por lo que abrí mis ojos encontrándome a un Thomas borroso frente a mí, poco a poco mi vista se iba aclarando y lo distinguí mejor

—¿Qué ocurre? —pregunté con la voz ronca

—Tenemos que ir al trabajo dormilón

Suspiré con fastidio y volví a cerrar los ojos, hoy era uno de esos días en los que no quería hacer nada. Estuve a punto de quedarme dormido, hasta que sentí los labios de Thomas entrar en contacto con los míos. Cuando se retiró, sonreí como un idiota y abrí mis ojos, encontrándome con su tierna sonrisa en su bella cara de niño.

—No seas perezoso, ¿ok? —comenzó a acariciar mi mejilla—. Vístete, tenemos que ir —dicho esto se levantó de la cama y fue directo al baño para bañarse

Gruñí y giré para cerrar mis ojos y volver a dormir. Me encontraba ya en un profundo sueño, de pronto sentí un fuerte dolor en mi mejilla, el cual provocó que me levantara de golpe, al hacerlo vi a Thomas mirándome enojado, con una toalla amarrada a la cintura, estaba sin una de sus zapatillas, lo que me pareció extraño, pero descubrí todo cuando vi la otra zapatilla cerca de mí. Reí para mis adentros, me había pegado con su chancla.

—¡Dylan O'Brien cámbiate ya o vas a ver de lo que soy capaz! —me gritó y yo sólo solté una carcajada mientras me dirigía a mi armario, él también lo hizo, solo que su ceño fruncido delataba que estaba enojado conmigo, así que me le acerqué y lo abracé por la espalda, sintiendo cómo mi pecho y abdomen se empapaban por el agua sin secar de su espalda

—¿Te enojaste, Tommy?

—¡Sí! ¡Nunca me haces caso!

—Trombone no te pongas así —le susurré al oído y comencé a hacerle cosquillas

—Dylan... —comenzó a reír—, basta —sus carcajadas continuaban—. Para... Dylan

—Pararé si dejas de estar enojado

De un brinco giró sobre sus talones y besó mis labios mientras tomaba mis mejillas. Llevé una de mis manos al armario y con la otra lo apegué más a mí.

—Así me gustas Sangster —él sonrió y se retiró para cambiarse de ropa

—Apresúrate o llegaremos tarde

—Voy

***

La tarde transcurría tranquila y alegre, en la pizzería Domino's, nuestro lugar de trabajo; mientras Thomas preparaba las pizzas, yo atendía a los clientes, que de por sí hoy vinieron de buen humor, porque suelen haber días en los que los clientes me sacan de mis casillas solo por tonterías, incluso suelen insultarnos a Thomas y a mí solo porque son homofóbicos y no toleran vernos abrazados o tomados de la mano cuando tenemos oportunidad, de verdad detesto a esas personas, siempre nos miran raro, como si fuéramos raros o diferentes a ellos, pero no es así, amor es amor y todos somos libres de escoger a quien amar. Eran casi las seis de la tarde, nuestro turno estaba a punto de terminar, Thomas había salido hace unos segundos por la ventanilla para abrazarme desde la cocina, era gracioso porque nuestro lugar de trabajo era como el Crustáceo Cascarudo, es decir, me refiero a como trabajaban Calamardo y Bob Esponja, de igual manera teníamos una pequeña ventana entre la cocina y la caja, claro que yo no cobraba en un bote como lo hacía Calamardo, mi puesto era más moderno, pero me alegraba que existiera esa ventana, sin ella no podría ver a Thomas y decirle cosas bonitas, o besarlo como ahora lo estaba haciendo.

—Y aquí está mi pareja favorita —se escuchó la voz de Enrique, el conserje de la pizzería

—Hola Enrique —lo saludé

Dos tontos y un bebé (Dylmas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora