Capítulo 40

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—El gusto es mío —dije y de inmediato abrí los ojos como platos cuando nos separamos

—¿Por qué esa cara? —preguntó curiosamente

—¡MI HIJA! —giré sobre mis talones y comencé a buscarla

Corrí desesperadamente hacia adelante, sin importarme si el chico nuevo me seguía o no; me detuve en seco, moviendo mi cabeza hacia varias direcciones en busca de ella, sin embargo no la veía por ningún lado.

—¿Tienes una hija? —me sobresalté ante la repentina pregunta de Tyler

—¡Sí! ¡Por ella venía corriendo!

—¡Diablos! ¿Cuántos años tienes?

—¡Dieciocho! ¡Pero no va al caso!

—¿Cómo es? ¿Te ayudo a buscarla?

—Por favor, piel blanca, muy pequeña, es rubia, cachetona y responde al nombre de Clau, Reina Claudia, Claudia o...

—¿Reina Claudia? ¿Como la fruta?

—Es un nombre muy original, acéptalo

—Ah... ok —dijo extrañado y fue hacia una esquina del lugar para buscar, en cambio yo fui a la contraria

—¡Claudia! —utilicé mis manos como megáfono—. ¡Reina Claudia!

Busqué y busqué por todos lados, entré a un baño, a los vestidores, entre una montaña de ropa, entre un montón de personas disfrazadas de vaqueros, entre varias cámaras y demás, pero no aparecía en ningún lado. Tomé mi cabeza con ambas manos y jalé mi cabello con fuerza, cansado de no hallarla. Regresé al lugar donde me había separado de Tyler y lo encontré ahí.

—¿La encontraste? —le pregunté y él negó con la cabeza—. ¡Carajo! —gruñí y suspiré pesadamente

—Tranquilo, avisaré a Jeff y le diré que la busquen entre todos, tu niña no puede salir de aquí

Solté un fuerte suspiro y me pasé la mano por la cara. Estaba estresado y apenas había llegado.

—¡Tyler! —escuché la voz chillona de una mujer y giré sobre mis talones para ver a la dueña de esa voz, automáticamente sentí un completo alivio

Una chica pelirroja de ojos verdes, bajita y blanca caminaba hacia nosotros con Claudia llorando en sus brazos.

—¡Hola Holland! —la saludó Tyler

—¿La conoces?

—Sí, llegó ayer, ¡no me digas que ella es tu hija!

—¡Sí! —exclamé y la chica se me acercó completamente

—¡Papá! —chilló Clau extendiendo sus brazos hacia mí y yo la cargué

—¿Tú eres su padre?

—Sí —automáticamente recibí una bofetada y Claudia rió parando así su llanto

—¡¿Sabes en dónde la encontré?! ¡No querrás que te lo diga, ¿verdad?!

—En realidad sí

—¡En una plataforma de dos metros!

—¿Para qué tienen plataformas aquí? —otra bofetada

—¡Son parte del equipo de filmación! ¿En qué mundo vives?

—¡Soy nuevo en esto! ¡Lo siento!

—Un momento —dijo observándose detenidamente—. ¿Eres Dylan? ¿El del vídeo?

—No puede ser, ¿tú también lo viste? —pregunté incrédulo

Dos tontos y un bebé (Dylmas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora