Al llegar a casa, Claudia fue directo a su habitación por una gran botella de talco, la tomó y corrió al cuarto de Dylan y Britt para buscar el secador de la misma. Lo sacó de su caja, abrió la botella y vertió todo su contenido en el secador. Soltó una risita al imaginarse lo que le ocurriría, lo que más deseaba era que la rubia se hartara de ella y se fuera de la casa. Rápidamente fue a su habitación mientras reía internamente, se tumbó en su cama y tomó a Corny.
—Soy muy mala, ¿vedad? —le habló al unicornio—. Yo no tengo la culpa, ella se lo buscó
Diez minutos después escuchó la puerta del baño abrirse, Britt se había terminado de bañar. Tomó varios juguetes y simuló jugar con ellos para que nadie se diera cuenta. Escuchó cómo abría cajones y sacaba ropa y maquillaje, Claudia no podía contener las ganas de soltar una gran carcajada, pero debía contenerse para no levantar sospechas. Se escuchó cómo conectaba un cable a un enchufe, al parecer usaría la secadora. La niña cubrió su boca con una almohada para no reír y esperó a que el espectáculo llegase.
No pasaron más de cinco minutos cuando escuchó un grito femenino muy fuerte, ya había pasado, Claudia ya no aguantaba, quería reír hasta quedar sin estómago. A continuación escuchó los pasos de sus papá aproximarse posiblemente a la habitación de ambos, por lo que Claudia bajó de su cama y abrió la puerta para ir hacia allá. Simuló parecer confundida y curiosa, ninguna sonrisa se formó en su rostro, por más que quería arcajearse. Al llegar a la puerta tuvo que morder su lengua al ver a una Britt blanca llena de talco en su cabello y cara.—¡De seguro fue ella! —Claudia estaba tan concentrada en el rostro gracioso de Britt que ni se había dado cuenta de que le estaba echando la culpa
—¡Yo no fui! —exclamó la niña haciéndose la inocente
—Claudia —la reprendió Dylan—. Dime la verdad, ¿fuiste tú?
—¡No! ¡Yo no entro a su cuarto, porque luego Britt me pega!
Esas palabras fueron suficientes para que Dylan supiera que Claudia no era la culpable.
—Ve a jugar Clau —la niña asintió y se fue de ahí, dejando a una Britt enfurecida con el secador en sus manos
—¡¿Por qué no la castigaste?! —chilló
—Porque sé que no fue ella —le respondió lo más sereno que pudo—. Deja de quejarte y culpar a mi hija, cámbiate para tu entrevista
Claudia vio a su papá salir de la habitación y bajar las escaleras nuevamente, soltó la carcajada que se estaba aguantando y volvió a su cama. Apenas comenzaba su venganza.
***
Dos días después, un jueves, la pequeña Claudia se encontraba pintando un gran paisaje con algunas pinturas que le había comprado Shelley, ya que desde que ella le enseñó a dibujar, le había fascinado tanto que no paraba de hacer diversos dibujos en varias hojas hasta que su imaginación terminara, es decir nunca.
ESTÁS LEYENDO
Dos tontos y un bebé (Dylmas)
RandomUn par de tontos y un bebé en pañales que llegó inesperadamente a su hogar. ¿Serán capaces de cuidarl@? ¿O lo echarán todo a perder? ----------------------------------------------------------------------- Esta historia es COMPLETAMENTE mía no se ace...