Capítulo 34

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—¡PAPI TOMMY! ¡PAPI TOMMY! —Claudia gritaba a mi lado mientras golpeaba la puerta

Me acerqué a uno de los muebles y me senté en uno de ellos para apoyar mis codos sobre mis rodillas y tomar mi rostro. Y ahí fue cuando rompí en llanto, junté mis manos y lloré como si no hubiera un mañana.

No lo podía ni siquiera asimilar, Thomas se había ido, me había dejado solo con Claudia, ¿qué seguía ahora? ¿La criaré solo? ¿Seré padre soltero? Debo decir que tengo muchísimo miedo, que hasta incluso llego a arrepentirme de haber echado a Thomas, es el amor de mi vida, no sé cómo voy a vivir sin él, sin embargo últimamente se había comportado como un imbécil conmigo y con Claudia y eso provocó que perdiera mi cariño hacia él. Así son las cosas, nada es para siempre, tarde o temprano tu relación de cuentos de hadas terminará por una estupidez cometida por uno de los dos. Pero, ¿así acabaría todo? Dos años de relación tirados a la basura y todo ¿por qué? Miré a Claudia y negué con la cabeza, no, no era su culpa.
Los pensamientos me atormentaban. ¿qué haré ahora? Tengo la mínima esperanza de que Thomas regresará, me pedirá perdón y todo volverá a la normalidad, pero algo me dice que no lo hará, que este será nuestro adiós definitivo y que no habrá más perdón, podía percibirlo en sus ojos cuando decía que odiaba a Claudia. Ahora yo tenía una responsabilidad más grande, cuidar de mi hija solo, salir adelante y buscar un trabajo para el bien de los dos. Podía estar solo en esto, pero al menos me quedé con ella, a veces cuando te encuentras en situaciones extremadamente difíciles, solo basta de un abrazo o de la simple compañía de las personas que más amas, en mi caso, la única que me quedaba era Claudia, mi motor para salir adelante.

Me pasé una mano por mi cabello y cerré los ojos. Internamente deseaba, que todo esto sea una pesadilla, que sea un mal sueño.

Pero no lo era.

Abrí los ojos de golpe al escuchar el llanto de Claudia, la vi apoyada en la puerta, llorando posiblemente por Thomas. Al verla así, solté un sollozo y dejé que las lágrimas continuaran brotando de mis ojos, me daba mucha pena por ella, no tenía la culpa de nada y ahora por culpa de Thomas estaba sufriendo, tendré que ver la manera de que lo olvide o sino me preguntará por él cuando sea grande. Sorbí mi nariz y me levanté del mueble, tomé su pequeña mano y ella me miró con sus ojitos cristalizados.

—Está bien, tranquila —le susurré lo más calmado que podía—. Todo estará bien

Sus ojos llenos de tristeza cambiaron drásticamente a terror. Se soltó de mi agarre y dio dos pasos hacia atrás negando con la cabeza, provocando que se chocase contra la puerta.

—No... no —decía débilmente sin despegar su vista de mí

—¿Qué pasa amor?

—¡NO! —chilló y rompió en llanto mientras corría hacia mi habitación

—¡Claudia! —la llamé con la voz entrecortada, pero ella me ignoró, cubrió sus oídos y cerró la puerta

La seguí e intenté abrir la puerta, sin embargo al escuchar el sonido del seguro, me detuve, ¿cómo una niña tan pequeña pudo poner candado a la puerta?

—Clau... ah, hija abre por favor —apoyé mi cabeza en mi brazo, el cual se encontraba sobre la puerta

—¡NO! ¡PAPÁ MALO! —gritó, al parecer estaba acostada sobre una almohada porque su voz no se escuchaba claramente

Comencé a golpear la puerta varias veces, pero todo era en vano, la puerta nunca se abrió. Me dolía que mi hija pensara que yo soy el malo de la historia, cuando toda la culpa la tenía Thomas y su inmadurez. ¿Ahora yo soy el monstruo? ¿Yo soy el culpable?

Dos tontos y un bebé (Dylmas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora