Capítulo 57

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La niña abrió los ojos en cuanto escuchó a su padre tocar la puerta y entrar.

—Clau, amor, baja a desayunar

Al ver a su papá, los recuerdos de la noche anterior volvieron a su mente y ese sentimiento de odio hacia Dylan regresó.

—Ya voy —dijo sin siquiera desearle buenos días como solía acostumbrar a hacerlo

—¿No hay un buenos días para mí? —le sonrió y Claudia lo miró seria, no dijo nada y caminó hacia las escaleras

Dylan, después de soltar un suspiro, la tomó en brazos y bajó junto a ella las escaleras, la colocó en el suelo y Claudia fue a sentarse en la mesa. Rodó los ojos al ver a Britt acercándose a ella con una sonrisa y un par de platos en sus manos.

—Buenos días Claudia —dijo colocando el plato lleno de fruta picada delante de ella

Claudia la miró seria.

—A mí no me gusta la fruta en el desayuno —ignoró completamente el saludo de la rubia

—Es lo único que hay bonita —por más que Britt intentaba ser dulce con ella, Claudia la evitaba

—Entoces no voy a comer —dicho esto se levantó de la mesa y se dispuso a ir a su habitación, pero un Dylan frustrado la detuvo

—Hey, hey. ¿A dónde crees que vas?

—A mi cuarto —respondió sin siquiera mirarlo

—No señorita, usted tiene que desayunar —dijo y la colocó en la silla

—¡Pero yo no como fruta! ¡No me gusta! —su voz sonaba molesta

—Pues es lo único que hay, debes aprender a comer todo —repuso Dylan sentándose a su lado

La niña rodó los ojos, tomó un tenedor y lo hizo bailar sobre el plato. Britt se sentó de inmediato con su taza de café, la cual llamó la atención de la pequeña niña.

—¿Por qué ella puede tomar café y yo no?

—Porque se terminó la leche, Clau —respondió Dylan

—¡Yo quiero café! —el berrinche comenzaba de nuevo

—Reina Claudia, ¿otra vez estás queriéndote portar mal?—le dijo su padre fijando su mirada amenazadora sobre ella—. Estás provocándome, y tú no quieres verme enojado

La niña lo miró asustada y rápidamente tomó su tenedor para comenzar a comer su fruta, su papá nunca antes la había hablado de esa manera, por lo que incluso sintió miedo por primera vez. Dylan dirigió su vista a su café y continuó bebiéndolo, esta vez nadie dijo palabra alguna hasta que Britt se levantó para lavar los platos. Claudia continuó con el tenedor bailarín sobre su plato, le quedaban aproximadamente tres pedazos de sandía, loas cuales no quería comer, detestaba con todo su ser la sandía, pero más detestaba a quien la había servido. Pero por más que odiara esa fruta, debía comerla, porque no quería lidiar con su padre enojado. Cerró los ojos y de un solo bocado, se comió cada pedazo. Trataba de no concentrarse en el sabor para no escupir y hacer un desastre, solo masticar, masticar y tragar. Al terminar, soltó un sonoro suspiro y se levantó para dejar su plato en la cocina.

—Clau, agradece —le dijo Dylan desde el comedor

—Gracias —no dijo nada más y fue al mueble a sentarse 

Minutos más tarde, Dylan recibió una llamada telefónica, a Claudia le dio curiosidad y comenzó a escuchar atentamente, su papá hablaba sobre una película y algo de un tal Stuart. En cuanto el castaño colgó, soltó un grito y corrió a besar a Britt, la pequeña Claudia tuvo que cubrir sus ojos al ver semejante cosa asquerosa.

Dos tontos y un bebé (Dylmas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora