Capítulo 61 (FINAL)

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Así es, como lo han leído, hemos llegado al final de esta historia :') y antes de que me reclamen, lean y luego entenderán xdxdxd

Al día siguiente despertamos temprano, Britt debía irse en un par de horas y debía estar lista. Estaba preparando el desayuno, cuando escuché un grito por parte de mi hija,por lo que subí rápidamente las escaleras y entré a su habitación, ahí estaba ella en su cama, retorciéndose mientras tomaba su cabeza con ambas manos. De inmediato me acerqué a ella y acaricié sus mejillas con delicadeza y preocupación.

—¿Qué te pasa mi amor? —le pregunté preocupado

—Papá, me duele —se quejó entre llantos

—¿Qué te duele mi vida?

—La cabeza, ¡me duele mucho!

—Ven, te daré algo de medicina, ¿sí? —la tomé en brazos y bajé con ella las escaleras

Claudia no paraba de llorar y eso me agobiaba, odiaba verla enferma, era lo peor para mí, preferiría que a mí me doliera la cabeza antes que a ella. La senté en el mesón de la cocina mientras buscaba la botella del jarabe. Al encontrarla, la abrí y tomé una cuchara, vertí su contenido en ella y se lo acerqué a la boca de Claudia, quien de un bocado se lo tomó, hizo una mueca, pero lo tragó.
Continué haciendo el desayuno, corría de un lado para otro, mientras mi hija me miraba curiosa y con sus ojos húmedos por las lágrimas, en sus manos traía a su unicornio de peluche, aquien abrazaba cada cierto tiempo. Después vino lo peor, Claudia comenzó a sollozar y después de unos segundos, su terrible llanto regresó.

—¡Me sigue doliendo, pa...pá! —se quejaba entre gritos

La cargué y acaricié con delicadeza su cabeza mientras me paseaba con ella por toda la cocina.

La cargué y acaricié con delicadeza su cabeza mientras me paseaba con ella por toda la cocina

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—¿Sana sana? —le canté al oído

—Colita de... rana

—Si no... sanará hoy

—Sana..rá  ma...ñana

—¿Pasó? 

—No pa...pá

—Dejamos a Britt en el aeropuerto y te llevo a un doctor, ¿sí? 

—¿No puede ser antes?

—No mi amor

—Ay —se quejó y fue a acostarse a uno de los muebles de la sala

Minutos más tarde ya nos encontrábamos desayunando rápidamente, le había insistido a Britt que comiéramos lo más rápido posible para llegar antes al aeropuerto y así llevar a Clau al doctor, al principio se negó, poniéndome como excusa que no quería estar mucho tiempo sola esperando el avión y que quería estar conmigo los últimos momentos, pero no tuvo elección, ya que logré convencerla, y ni siquiera sé cómo. Después de cambiarnos corrimos al auto, senté a Clau en el asiento trasero, su semblante demostraba que seguía sintiéndose mal, besé su frente y subí rápidamente al auto. Conduje lo más rápido que pude, tan rápido que en cinco minutos ya nos encontrábamos en nuestro destino. En todo el camino se escuchaban quejidos por parte de mi hija, podía observarla desde el retrovisor cómo tomaba su cabeza con ambas manos mientras apretaba el rostro, me preocupaba cada vez más su estado, detestaba verla así.

Dos tontos y un bebé (Dylmas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora