Capítulo 27

654 65 217
                                    

—Dios sí está ardiendo —dije después de tocar las mejillas de Claudia, quien lloraba desesperada sentada en la cama

—Llevémosla al hospital, ahora, no perdamos tiempo

—Sí, sí

Rápidamente nos cambiamos de ropa, después colocamos un mono a Claudia y sobre este un gran abrigo para el frío, alistamos su biberón y pañalera, y salimos volando a tomar un taxi. En todo el camino Claudia lloraba en el pecho de Thomas.

—Pa...pi —decía entre llantos—. Pa...pá

—Ya mi amor, ya vamos a llegar —dije tomando su mano, de inmediato ella la apretó

Quince minutos después llegamos al fin al hospital, después de pagarle al taxista, bajamos corriendo y fuimos directo a pedir un turno a la recepcionista, una chica gordita de cabello rojizo y ojos verde limón, la misma nos miró irritada -de seguro por su cansado trabajo- y nos dió el turno cinco. Preocupados, fuimos a sentarnos para esperar.

—¡Pase el turno número dos! —gritó una chica desde el consultorio

—Ay Dios —susurré tomando mi rostro

—Ya, ya —decía Thomas mientras mecía a Claudia—. Tranquila, shhh. Dyl, dame el biberón

Obedecí, busqué el mismo en la pañalera y se lo di, lo acercó a la pequeña boca de Clau, sin embargo ella lo esquivó mientras seguía llorando.

—Anda Clau, come un poco

—Sigue insistiendo —dije mirándola preocupado—. No ha comido nada en todo el día

—Lo sé, me preocupa

—A mí igual

Después de varios intentos, nos rendimos. Como no dejaba de llorar, tomé a Claudia en brazos y comencé a caminar por todo el pasillo con ella, mientras le tarareaba una canción. El tiempo pasaba y su llanto no cesaba, la gente que esperaba sentada en las frías sillas me miraba irritada, y sabía perfectamente por qué, el llanto de Claudia era muy fuerte y a cualquiera podría irritar, Thomas la miraba preocupado, mientras yo intentaba callarla, me daba vergüenza que me sigan mirando así, pero no era mi culpa, ni de ella. Media hora llena de llanto después, porfin una chica nos hizo pasar. Le explicamos al doctor que Clau estaba con fiebre y que no quería comer nada, al escuchar eso, nos indicó que sentáramos a Claudia en la camilla y de inmediato comenzó a revisarla. La bebé poco a poco fue calmándose, ya que le daba curiosidad todos los aparatos que usaba el doctor con ella.

—¿Comió algo pesado? —nos preguntó mientras ponía su estetoscopio en la barriga de la bebé

—Ahhh... ¿algo como qué? —pregunté recordando la pizza

—Comida chatarra para ser exacto

En ese momento Thomas me fulminó con la mirada mientras colocaba sus brazos en su cintura en forma de jarra.

—¡Dylan! —me reprendió y yo agaché la cabeza

—Entonces sí le dieron chatarra —el doctor nos miró decepcionado y ambos asentimos con la cabeza—. ¿Qué le dieron?

—Pizza —respondí avergonzado

—Con razón

—¿Por qué?

—La pequeña tiene una pequeña infección intestinal —dicho esto, Thomas me golpeó

—¡Tonto! ¡Yo te dije que no le des!

—¡No sabía, lo siento!

—Eh chicos, cálmense —ambos nos callamos—. Tenemos que inyectarle suero

Dos tontos y un bebé (Dylmas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora