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Capítulo 44- Hola realidad.

Violetta

Sentía como mi cuerpo se movía de un largo sueño, unas suaves manos sujetaban mis mejillas y seguido de eso sentí unos labios sobre los míos.

Sabía quien era, aún así se me hacía difícil reaccionar. Con la poca fuerza apenas y moví mis labios para seguir el beso, pero seguido de mi acción aquel beso acabo.

Cuando abrí mis ojos el estaba frente a mi, se veía cansado, tenía ojeras bajo sus ojos, me sentí mal por eso, porque yo era la causante de eso.

—Una palabra— Dije cuando me pidió hablar. Me sonrió emocionado y me beso de nuevo.

El estaba feliz.
—Hola— Le dije, acaricio mi rostro y me susurró un hola.

Empezó a llenar mi rostro de besos y cuando se separó note unas pequeñas lágrimas salir de sus ojos. Las limpié y le di un beso corto.

—Llamaré al doctor para que te revise, te amo, espérame aquí.

—No creo que me pueda ir— Le respondí.

Empecé a formular preguntas en mi cabeza, tenía dudas ya que no sabía ni que día era. Estaba en ese dilema cuando un doctor alto y delgado entró a la habitación, me dio una sonrisa y empezó hacer su trabajo.

Después de un momento se marchó sin decir nada. No habían señales de Eddie, y me sentía rara.

—Hola de nuevo— Dijo al entrar — Estaba hablando con tu mamá.

—Pensé que te habías marchado.

—Pequeña no me fue en cinco meses, crees me que me iría ahora que estás de vuelta— Levanto una ceja y sólo negué.

Pero entonces volví a la realidad.

Cinco meses.

—¿Cinco meses?

Asintió.

—Si, has estado en coma cinco largos, tristes y difíciles meses.

—Pero, pero, y mi bebe— Dije con angustia.

El se puso en pie y me dio la espalda.

—Eddie— Le hablé. Se giró y con sus ojos llorosos se acomodó a mi extremo derecho, tomó mi mano y me miró a los ojos.

—No sobrevivió.

Estaba bastante confundida así que se me hizo difícil digerir esas palabras.

—No entiendo.

—Después te explicaremos todo con calma, ahorita descansa— Dijo. Negué y lo tome con fuerza.

—Dime la verdad— Exigí. Suspiro con pesadez y entonces se dispuso hablar.

— Violetta te pasaste la calle sin ver a tus lados, un carro te dio un fuerte golpe dejándote en coma. El golpe fue tan fueres que sufriste hemorragias internas, nuestro bebe no resistió.

—Mate a nuestro bebe— Dije llorando.

— No, no digas eso, fue un accidente.

El me abrazo y luego de unos segundos se separó. Limpie mis lagrimas y luego como lo hacía cuando estaba enojada, quise tomar mi cabello pero no tenía. Toque mi cabeza entera y no sentía mi cabello hasta los hombros. Mire los ojos de Eddie que me miraban con tristeza, negué repetidas veces y deseé mejor no haber despertado.

—Volvió— Susurré.

El asintió lentamente.

El me abrazo y empezó a sollozar, yo trataba de digerir lo que estaba pasando. Y sólo me preguntaba que más podría estar mal.

Pero entonces la vi con su pecho cansado en el marco de la puerta. Mirándome con sus ojos llenos de lagrimas y una sonrisa enorme.

—¡Violetta!

Su voz fue casi un grito que hizo que Eddie se apartara de mi, dándole espacio a ella para que llegara a mi lado con rapidez y me abrazara con mucha fuerza. Unos segundos después sentí otro abrazo, y por intuición sabía que era mamá.

[...]

Dos días después me habían dado la salida del hospital, ya estaba en casa, en mi habitación, en mi cama.

En el hospital me habían dejado un nuevo medicamento, una nueva rutina de vida. Estaba viéndome frente al espejo, y me sentía decepcionada. Yo no tenía fuerzas para seguir luchando y lo único que quería era volver a estar en coma. Odiaba esa realidad en la que estaba viviendo.

Christine perdió la batalla y hacía unos tres meses había muerto. El cancer ganó en su vida.

Todos en la casa estaban felices y justo un día antes Pat se había animado y le propuso matrimonio a Lilly. Todos estaban emocionado y yo estaba felices por ellos. Pero en mi corazón el dolor de perder a mi bebe no me dejaba tranquila, lloraba en silencio y sonreía frente a todos.

—Tierra llamando a Violetta — Hanna trono sus dedos frente a mi y reaccioné.

—Si, ¿decías?

Entre cerró sus ojos y me analizo de arriba abajo.

—¿Estás bien?

Asentí.

—¿Segura?

—Si Hanna más que segura.

—Se que es difícil despertar de tanto tiempo y ver cómo cosas han cambiado. Sobre todo darte cuenta que — Suspiro — que...

—Déjalo Hanna— La interrumpí — Dejemos que las cosas tomen su propio rumbo. Que pase lo que tenga que pasar.

Ella sonrió y me abrazo, la escuché sollozar pero no dije nada, sólo la abracé con mucha más fuerza.

—Joder no quiero perderte.

—No yo a ti.

—¿Amigas para siempre?

—Para siempre.

[...]

—Tengo derecho hacer realidad mi sueño— Dije.

—Si lo sabemos pero ahorita no estás en condiciones.

Resople fuerte. No tenía más argumentos para convencer a Lilly o a mis padres que me dejaran lanzarme en un paracaídas. Ellos no querían negarme nada pero según decían si yo hacía eso podía poner en riesgo mi vida. Pero yo me preguntaba si no se daban cuenta que mi vida estaba en riesgo desde hace mucho, y que justo en esos días todo estaba acabando, y que apenas que quedaban las últimas fuerzas.

Si iba morir quería hacerlo haciendo algo que siempre quise hacer.

—Tranquila— Me dijo Héctor al oído — Nacimos para romper reglas.

Y sonreí maleficamente.

Al llegar la noche me encontraba con Eddie en mi habitación. El se había quedado a dormir conmigo, aunque a muchos no les gusto la idea.

—Se que estás muy cansada. Y que estás reprimiendo mucho de ti. Pero ya verás que todo va mejorar, estoy aquí amor.

Me tenía abrazada por la espalda y hablándome al oído. Acaricie su mano que estaba sobre mi abdomen.

—y lo creo. Te amo.

—Yo también te amo pequeña.

Creo que esas palabras fueron música a mis oídos para poder quedarme dormida.

Si, tenía miedo, mucho miedo, pero me sentía preparada para dejar de sentir dolor físico y emocional. Y siendo sincera, aunque me doliera toda el alma al saber que muchos sufrirían mi ausencia, deseaba ya no estar.

Quería dejar de existir y desvanecerme junto con el viento y el aire.

ViolettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora