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Capítulo 25 – Un angel en el cielo.

Juliett

Recuerdo la primera vez que te ví, tu cabello rojo y esos ojos que me ponían tan nerviosa, recuerdo decirme a mí misma que parecían un bello angel, recuerdo que todos los días te miraba en las horas de clase, nunca me aburría de observarte, recuerdo que me perdía en mis pensamientos al imaginar estar contigo, era cursi pero realmente amaba imaginarte junto a mí. Recuerdo esa primera vez que me hablastes y yo me quedé callada porque no supe cómo responder, esa vez que me defendiste en el parque porque aquel perro me iba a morder, recuerdo la primera vez que tomaste mi mano, me dijistes que estaba helada y me pusistes tu jacket, recuerdo la vez que te dije que te quería sin pensar y sonreiste ante mi confusion, yo me moria de la vergüenza pero segundos después me distes mi primer beso y me dijistes que también me querías. Recuerdo todas las veces que entraste  de escondidas a mi casa o cuando hacías que me escapara, recuerdo cuando enfrentaste a tu mamá por mi diciéndole que me amabas y que no me ibas a dejar nunca, recuerdo esa noche que me hicistes tuya, cuando desvestistes lentamente mi cuerpo y me besastes con delicadeza y amor, recuerdo que dijistes te amo y que ese fue unos de los mejores momentos de mi vida.  Recuerdo tu hermosa sonrisa, hermosos ojos y los voy a recordar para siempre. Vas a ser el amor de mi vida para siempre, mi primer amor, porque como dijistes una vez aunque nos separe un océano entero vas a permanecer en mi corazón, ahora yo te digo aunque la muerte nos separe vas a permanecer en mi corazón, yo te voy a recordar para siempre, gracias por haberme amado y haberme hecho feliz, gracias por enseñarme que es el amor, gracias por proteger y permitirme el privilegio de encontrar a mi familia, gracias por haberme dado el placer de amarte, gracias por ayudarme, animarme siempre, te debo mi vida, mi amor se que nos vamos a volver a encontrar; no sé cuándo ni dónde pero volveré a verte, va a ser difícil, es difícil  imaginar y crear una vida donde no estén tus sonrisas, tus abrazos, tus bromas, tus besos, tus miradas pícaras, tus caricias, tu amor, va a ser difícil crear una vida donde solo sea el recuerdo de haberte tenido. Eres un ángel y se que me vas a ayudar a salir adelante, yo no quería que murieras, yo quería llegar a ser tu esposa y darte los dos hijos que siempre mencionabas que hibas a tener, yo quería llegar a muy anciana a tu lado, yo quería ver tu cabello rojo convertirse en blanco. Kevin gracias por haberme echo la más feliz, por tratarme como una princessa, gracias por salvarme en todas las maneras que pudistes. Gracias por todas esas veces que te dije te amo convirtiéndo esos pequeños momentos en los mejores de mi vida, amor nunca te voy a olvidar, te has llevado la mitad de mi corazón y va a ser tuyo por la eternidad, te aseguro que eh perdido lo más valioso de mi vida, pero aún así, nunca te olvidare mi príncipe. Te amo para Siempre.

Mi amado Keven. 

Con todo mi amor Juliett

Termine de escribir esa carta llorando y con mi corazón destrozado. Oficialmente Keven habia fallecido, y lo que más me dolía era que no podía ir a verlo, nisiquiera estaría para su entierro por un detalle: su mamá.
Que estaba segura que en ese momento me odiaba más que nunca.

Cómo estaba segura que algún día si podría ir a verlo hasta el lugar donde descansaría su cuerpo guarde la carta para ese día. Traté de calmarme nuevamente pero me era imposible, el dolor que sentía era más fuerte que cualquier otra cosa dentro de mí.

—Eres muy fuerte— Escuché que Jefferson me decía. Sonreí en agradecimiento, aunque por dentro no deseaba hablar con nadie, el me había demostrado ser alguien de confianza.

Habían pasado más de veinte horas desde que me habían sacado de mí antigua casa. Según me informaron también Jack estaba muerto, y Jackeline estaba tras las rejas.

Nos encontramos en una pequeña casa que ante mis ojos era enorme, según Jefferson si eso era grande para mí, cuando conociera la casa de mis padres pensaría que era una mansión.

—Gracias— Agradecí ante sus palabras.

— Come — me mandó.

Aunque no tenía nada de hambre tuve que comer, porque no había comido nada en las últimas diez horas, y no porque no quisiera, solo que mi estómago se había cerrado y me hacía vomitar toda la comida.

—Mañana por la mañana vendrá el helicóptero que nos llevará a Los Angeles— Me informó.

Asentí.





[...]

Por la noche apesar de ser verano el clima estaba un poco fresco, salí hasta la terraza a ver las estrellas que estaban en el cielo. Como no podía dormir no tenía otra opción para dejar pasar el tiempo.

Me acerque al barandal y unas ganas de tirarme y acabar con mi vida se vinieron a mí cabeza. Estaba tan dolida y destrozada que no me importaba nada más que morir.

Aunque sabía que eso no le gustaría a Keven, pero no veía una manera de seguir sin el en mi vida, porque por los últimos trece meses el había sido parte de mi mundo, el se había convertido en la única razón por la que yo sonreía.

Empezé a llorar con nostalgia, yo volvería ver a mamá, a papá y mis hermanas. Creo que en las últimas horas mi vida habia dado un gran cambio, había perdido lo que más amaba en mi vida, y en unas cuantas horas cambiaria aún más, me reencontraria con mi verdadera familia.

Me hubiera encantado que mis padres conocieran a Keven, que conocieran al maravilloso chico que lo elegí para mí, el que me salvó muchas veces de caer en una depresión, el que me ayudó siempre a seguir un buen camino y no dejarme vencer por las circunstancias, el siempre me salvó, empezando aquel día que me salvó de ese perro que quiso morderme y terminando cuando se interpuso entre esa bala y yo.

Yo estaba segura de algo, ya tenía un angel en el cielo. Me acerque la barandal y cerré mis ojos. El recuerdo de la primera vez que estuvimos junto se apareció en mi mente, apenas teníamos tres meses de ser novios, pero desde el inicio yo había estado segura de su amor, y durante nuestra relación nunca dude de su amor por mí, siempre estuve segura que el me amaba como yo a él.

Mis días grises solo el los podía llenar de color. Ese chico tenía el poder de sacar sonrisas sinceras y reales de mí rostros.

—Juliett no lo hagas— Escuché a Jefferson.

Abrí mis ojos y me baje de donde estaba, obviamente no pensaba lanzarme al abismo y morir. Solo quería relarme y olvidar la pesadilla que estaba viviendo.

El se acercó a mí y me abrazo, el sabía que solo nesesitaba eso, un abrazo, un deseo de sentirme protegida y no sentirme tan sola.

—Tranquila— Dijo acariciando mi cabello.

—Esta muerto— Dije con dolor.

Empezé a llorar nuevamente, no podía controlar ese sentimiento, así pasó hasta que mi cuerpo no pudo más y vómite toda la comida que hacía unas horas había ingerido, cuando me relaje mi cuerpo se volvió a debilitar dejándome casi desmayada.

Había perdido el control.

Otra vez.














ViolettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora