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Capitulo 26– El reencuentro.

Juliett

—Es hora de irnos— Me dijo Jefferson desde la puerta.

Me levanté sin prisa y tomé mi suéter, al final la noche anterior si había podido dormir, después que Jefferson me encontró me logro convencer que volviera adentro.

Cuándo salí ví el helicóptero que estaba ahí esperando por nosotros. Me sentí un poco nerviosa porque nunca me había subido a uno, era mi primera vez.

—No estés nerviosa, en unas horas llegaremos a Los Angeles— Me dijo el.

Asentí.

El helicóptero se elevó empezando a volar por el cielo. Cómo hiba cerca de la ventana pude observar la ciudad desde ahí, una parte de mi se quedaba en esa ciudad, ahora en un cementerio.

Me sentía muy nerviosa, solo faltaban unas pocas horas para que después de tantos años volviera a ver a mi familia. Cerré mis ojos al imaginarme que de este día en adelante posiblemente el sufrimiento se acabará y tendríamos un poco de paz en nuestra familia.

Me equivoqué.


[...]


—Juliett, Juliett, despierte— Escuché que me decían, solo agite la mano para que no me molestaran, me sentía cansada y tenía sueño— Llegamos.

Cuándo dijo la última palabra abrí mis ojos en par en par y mire por la ventana, efectivamente ya estábamos aterrizados en un lugar que obviamente yo no conocía.

Baje del helicóptero nerviosa pero sentí una pequeña decepción cuando no ví a nadie esperandome, Jefferson me tocó el hombro y cuando lo hizo me voltie hacia el.

—Le dije a su padre que la llevaría hasta su casa, los reencuentros son momentos privados e importantes, y no quiero que se vea interrumpido un momento así por alguien— Dijo. Asentí, porque el tenía toda la razón y esas palabras realmente me ayudaron a procesar lo que acababa de sentir unos segundos antes— y Juliett lo siento por no poder salvar a Keven, espero que sea feliz como merece—Suspire y a la vez solo sonreí tiernamente, la culpa no era de el, las cosas solo habían pasado porque así tenían que pasara, aunque doliera hasta el alma.

Me hizo seña para que abordará un carro que me dejó con la boca abierta, era un belleza de carro, era color negro convertible, sentí que casi se me caía la baba.

Empezó andar por las calles, yo solo estaba viendo por las ventanas, observando las partes de Los Ángeles, hasta que un lugar llamó mi atención: Un parque.

Y ¿Como no reconocerlo? Si ahí fue cuando me arrebataron de mí familia, recordé perfectamente todo lo que pasó ese día, del enojo que sentí en ese momento dejé de ver la ventana y me gire para ver al frente.

Luego sin darme cuenta nos estacionamos en una enorme casa (mansión para mí) por fuera era color blanca con adornos en verdes. Luego al frente había un hermoso jardín bien cuidado, tenían una fuente con dos ángeles, habían varios árboles altos y otros no tanto, al bajar del carro observé toda la casa con la mirada, hasta que al darme la vuelta me quedé inmóvil.

Mi mirada choco con la de él, el la tenía abrazada. Ahí estaban ellos.

Mis padres.

Cuándo pude asimilar lo que estaba viviendo corrí hasta ellos, yo estaba llorando y ellos también, nunca me abría imaginado ese momento.

—Mama, papá — Dije cuando me paré frente a ellos para observarlos, mamá levantó su rostro y me vio. Sentí que mi vida cambió, ese hermoso rostro de angel estaba frente a mí, la había extrañado por tanto tiempo que parecía irreal.

ViolettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora