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Capítulo 49- El dolor más fuerte.

Eddie

Siento los rayos de el sol tocar mi rostro, abro los ojos y sonrió, un nuevo día, nuevas aventuras, nuevas cosas por hacer y aprender.

Acarició el rostro de violetta, pero está pálida y helada, me acerco a ella más pero ¡No respira!

—Violetta— la muevo, ella no responde — Deja de jugar, vamos tenemos que comer— beso sus labios pero están frios, la muevo pero no recciona, mi corazón se acelera. Tomo su pulso en su mano ¡Está muerta!

—Violetta hablame— siento una desesperación— Hey mi amor despierta— las lágrimas empiezan a salir.

—¡Violetta Nooo!— Gritó.

—¡Violeta!— Trato de sentarla y la tomó para abrazarla, no lo creo, no puede ser, esto no está pasando. Un nudo en la garganta, el dolor y las lagrimas no me dejan decir nada más.

—¡Eddie, ¿Que pasa?!— Juliett entra a la habitación gritando, no respondo. Juliett niega con la cabeza y se acerca lentamente— No, no, no, no, esto no puede ser, no porfavor violetta— empieza a llorar, tapa su rostro con sus manos, y solo escucho sus chillidos.

Verla ahí en esa cama, fría y sin vida es el mayor dolor que alguna vez es sentido, mi corazón se ha roto, realmente la amo. No me imagino mi vida sin Violetta, no imagino un futuro donde no esté ella.

—¿Qué pasa?— Lilly entra, y se queda inmóvil al ver lo que está pasando.

—No mi hija— dice Margot que entra tras ella.

Luego que cada uno llega, todos están llorando, al verla ahí, me separo de ella, la mira, y ahora si, se ve como una muñequita delicada, la sangre que corre por mis venas siento que se quiere salir, ya no puedo más, no puedo estar en la misma habitación porque verlos a todos llorar y sufrir solo provoca más dolor.

Salgo de esa casa hasta el patio.

—¡Ahhhhhhhh!— Gritó tan fuerte, que siento que se me rompe la voz.

Ella ya lo está, y si ella no está, no quiero ni siquiera vivir.

Días después.

Y ahí estábamos, dándole el último adiós a ella, llevaba una rosa blanca en mi mano, me acerqué hasta el ataúd, donde estaba ella, sólo faltaban unos cuando minutos para que su cuerpo quedara bajo tierra para siempre , y yo aún no podía hacerme la misma idea.

Porque aunque pensara, llegaba a la misma conclusión, esto no podía pasar, solo era una mal pesadilla de la cual tenía que despertar.

Di el último paso y entonces la mire, tenía un vestido blanco, un poco de maquillaje en su rostro, llevaba el anillo de compromiso que yo le di, entre sus manos tenía flores blancas, y llevaba un collar, un collar con una piedra verde. Ella no se veía como Violetta, como mi violetta.

— Por siempre— Le digo con un nudo en la garganta, mis ojos y están llenos de lagrimas, y no puedo más con este dolor, puse la rosa a un lado del ataúd y me alejé.

Me despedí de todos, Hanna y Héctor, y toda la familia, todos los que estaban ahí, y aunque no tenía ganas de hacerlo, pero sabía que no los volvería a ver por un buen tiempo.

Me quede a distancia para observar como la ponían bajo tierra, que dentro estaba la única chica que ame en mi vida. Me limpié las lagrimas, mire al cielo, y sentí un aire fresco recorrer por el lugar, me di la vuelta y me fui, no sabía hasta cuando, solo sabía que no quería volver.

Violetta ya no estaba, y eso dolía.

ViolettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora