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Capítulo 13: Un brindis por ella.

Cuando llegamos a casa no tenía valor de entrar sola, así que obligue a Eddie a entrar conmigo. Había algo diferente, si era fin de semana era normal que estuviera la televisión encendida o música a todo volumen, gritos, o la radio sonando. Pero justamente ese día todo estaba en silencio, como si no hubiera nadie, suspiré con tranquilidad al darme cuenta o pensar que papá no se encontraba.

-¡Llegamos!- Grito Eddie, lo mire amenazante y le tapé la boca con mi mano. Bien, el me miró divertido, no tengo días que mi mayor deseo era matarlo en ese momento, aunque posiblemente mi padre se encargaría de eso.

-¿Llegaron?- Escuché la voz de mi madre, puse mis ojos en blanco y me gire, le di una sonrisa. Luego me saque un vaso para poder beber un poco de agua ya que era vital para que yo viviera-. ¿Como la pasaron anoche?- preguntó con pícardia. Al escuchar esas palabras casi me ahogué yo misma con el agua que estaba bebiendo.

-Muy bien Margot- Respondió mi novio, los odiaba por tener esa confianza entre ellos.

-¡No me digan que!- Su boca se abrió de una manera que casi se le caía la quijada al suelo.

«Que vergüenza»

-¡Mama- Grite con mis mejillas rojas de la vergüenza.

-Con solo que no me vayan a hacer abuela, soy muy joven aun-. En lugar de que mi cara se pusiera roja se puso pálida, ví como la cara de Eddie ya no tenía su sonrisa si no que se había puesto muy pero muy incómodo y pálido.

Cómo hibamos a imaginar que mi padre entraría a la cocina con una escopeta en sus manos.

-Has corrompido a mi bebe- Extrano enojado.

-N...o señor...- Tartamudeo con sus manos elevadas al aire-. Es ella la que me ha corrompido a mi-. En ese momento deseé con todas mis fuerzas tener el arma en mi manos para darle algunos tiros.

-No digas nada más, no quiero escucharte Evans. Te has aprovechado de mi confianza, eres un abusado-. Dijo aún más enojado.

Sonreí.

No miento que ver a mi padre en esa situación me daba mucha risa, risa que me tuve que contener porque no era capaz de empezar a reír en ese momento.

Sus venas estaban resaltadas de el enojo, su ceño tan fruncido que casi se le hacía una sola ceja en su cara, sus orejas habían tomado un color rojo intenso, sus muslos estaba tenzados y eso se notaba a la distancia.

-No exageres Sebastián- Habló mi madre.

-¡No exagero!- Gritó mi papá.

-¡Basta!- Me gane la atención de todos- Tú- Señale a mamá- Deja de defender a Eddie- Ella cruzó sus brazos, papá suspiro pensando que había ganado-Y tu - Lo señale a el- Baja esa arma y deja de ser tan protector. Estoy bien, no me pasó nada- Bajo el arma y me dió un abrazo.

-Lo siento.

-Se que solo quieres protegerme, pero el es un buen chico.

-Si Sebastián, ellos son adolecentes y no tiene nada de malo que ellos disfruten su adolescencia, están enamorados y aparte de todo el la hace feliz.

Sonreí.

-Me cuesta negarlo, pero tú esposa tiene razón- Dije.

[...]

Después de pasada aproximadamente una hora Eddie se marchó a su casa a alistarse para mí fiesta no deseada de la noche. Hanna llegó a ayudarme a preparar todo, en realidad no eran mucho invitados.

ViolettaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora