Capitulo 3

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Amelia

—mira que traje —dije alzando el abrigo.
—Creí que no lo volvería a ver.

Puse los ojos en blanco y él sonrió.

—No quería dártelo si no lo había lavado. - dije tomando asiento a lado de él.
—Pero de eso ya tiene como cuatro semanas.
—No seas llorón Chris. Es nuestro primer mes de aniversario. Un privilegio que no cualquiera se gana—le dije en broma y él sonrió.
—me alegra saber que te caigo bien.
—bueno caer, caer así bien que digamos – dije riendo.
—eres cruel conmigo.
—eso no es verdad.
—Lo eres te burlas de como hablo.
—es una total mentira dices palabras muy sofisticadas, pero en realidad el acento británico te hace más sexy.
—¿estás diciendo que soy sexy?

Mierda, ¿De dónde había salido eso?

—¿Qué? No ¿Dónde está Bailey?
—¿Cambiando de conversación?
—no hago nada —me había puesto nerviosa porque ya me estaba mordiendo mi labio inferior.
—si claro. Y contestando a tu pregunta lo mandé a bañar.

Agradecí que no siguiera insistiendo con lo que había dicho. Me relajé poco a poco.

—ese perro está muy consentido.
—¿Qué puedo decir al respecto?
—en realidad nada, si tuviera a mi Rufus y aquí dirías lo mismo, hable con mi mamá se emocionó al decirle que ya había hecho un amigo.
—¿Qué te dijo?
—Bueno se alegró porque sabe cómo soy.
—¿y, cómo eres?
—tímida y no muy fácil de hacer amigos.
—a mí no me pareces eso.
—¿Entonces qué te parezco? – lo mire porque ya se me había pasado la vergüenza de haber dicho que era sexy.
—No muy fácil en confiar en los demás —dijo viéndome a los ojos.
—En eso tienes razón, muchas veces me han defraudado. Desde hace años decidí no tener expectativas altas en las personas porque así no te decepcionan, es algo difícil porque siempre termino cayendo, por eso tengo un número reducido de amigos ¿y tú?

Miro al lago.

—muy pocos. Mi único verdadero amigo es mi hermano.
—eso es deprimente.

Los dos reímos al mismo tiempo. Habían pasado cuatro semanas que ya nos veíamos en el parque a la misma hora, en la misma banca a excepción de los fines de semana o cuando a él se le atravesaba algo faltaba algunos días, rápido agarramos buenas migas. Me había ayudado mucho a no sentirme tan sola aquí, era bueno escuchando y no faltó mucho en que su compañía me gustará.

—necesito un trabajo, no puedo seguir en el departamento esperando a que llegue Alex de su trabajo, venir aquí sin hacer nada.
—estás conmigo.
—por cierto, no me has dicho en que trabajas, porque estás aquí conmigo en plena mañana cuando deberías estar en el trabajo.
—en realidad es mi hora de desayuno.
—pero ni siquiera desayunas.
—porque prefiero venir hablar contigo.

Me hizo sonreír.

—si mi madre te escuchara decir que te saltas las comidas te daría una buena reprimenda —Dije para que no se diera cuenta de que me había sonrojado
—tanto que me hablas de tu madre siento que ya la conozco.
—ni un poco Chris.

Miró su reloj que sabía que valía mucho. Lo cual me hizo preguntarme de qué trabajaba porque no cualquiera podía comprar.

—me tengo que ir.
—ves necesito un trabajo, me aburro sin hacer nada.
—si consigues trabajo ya no nos podremos ver, estarás ocupa para venir aquí, sería algo injusto privarme de tu compañía.
—injusto es que tu si puedas dejarme y yo aquí me quedé sola.
—trataré de tener más tiempo para quedarme contigo.
—no quiero que te despidan, nada más por sentir lástima por mí.
—créeme Amelia, siento de todo menos lástima por ti.

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