Capítulo 23

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Amelia

Estaba un poco nerviosa, bueno decir poco es quedarme corta, conforme pasaba la noche me sentía más confiada, pero dolía. Trataba de no pensar en lo que había pasado, pero era inevitable, ya que él estaba aquí con su hermosa prometida que no se separaba de su lado, los observaba de vez en cuando, no podía durar mucho haciéndolo, porque me daban ganas de llorar.

Teníamos un tiempo de descanso en la cena, ya que sentaron al presidente con personas que hablaban español.

— ¿Cómo te sientes? — Drew pregunto en mi oído.

Nos encontrábamos afuera del salón donde se ofrecía la cena.

— horrible.

No podía decirle a Drew porque en especial en estas horas me había sentido así, él puso su mano sobre la mía.

— todo irá bien.
— Eso espero.

Las personas empezaron a salir del salón para dirigirse al jardín para los fuegos artificiales.

— ¡cielos! Necesito ir al baño.
— No te preocupes, yo te cubro — me dijo Alice.
— Gracias.

Caminé por pasillos en busca de un baño, me daba miedo entrar en una habitación prohibida.

— ¿Necesitas algo?

Lo miré porque ya conocía esa voz.

— Su real alteza — me incline estaba apenada — Disculpe.
— como ya te había dicho no es necesario, Amelia
Lo mire sorprendida.
— ¿Sabes mi nombre?
— Por supuesto.
— ¿Lo sabías ese día del evento?

Él sonrió de oreja a oreja.

— sí, lo sabía.

Me entraron las ganas de llorar, era la única que no sabía nada, tuve que bajar la mirada. Sentía que se burlaron de mí, que me vieron la cara.

— Por favor, no lo tomes a mal, no era mi intención molestarte.

Respiró hondo y tragué el nudo en mi garganta.

— si me disculpa necesito ir al sanitario.
— Claro a la vuelta la primera puerta de mano izquierda.
— Gracias.

Volví a hacer reverencia y di la media vuelta.

— Amelia.

Me detuvo del brazo, lo miré.

— Su intención no era lastimarte, solo que no tiene otra alternativa.
— tuvo la opción de decirme la verdad y no lo hizo, ahora sí me permite, me tengo que ir.

Él me soltó, seguí mi camino al baño, dije que no iba a llorar ya demasiadas lágrimas he derramado, pero ¿a quién engañaba? Salieron las lágrimas, sé que estaba mal porque estaba en el trabajo, seque mis lágrimas me limpie para que no se vea que había estado llorando.

Cuando llegué al gran jardín vi al presidente con su gente y me acerqué a ellos, le di en bajo las gracias a Alice por cubrirme, el presidente se encontraba hablando con el presidente de Argentina.

— creí que nos habías abandonado.
— No, tuve que ir a hacer algo — le sonreí.

El secretario del presidente se había estado comportando muy amable conmigo.

— Quería preguntarte si no tenías nada que hacer más al rato.

Lo miré no sabía qué decirle.

— Siento haberte incomodado.
— No te preocupes — le sonreí.
— Es solo que estaría bien despejarme un poco del trabajo por una noche.

Mire inconsciente hacia Chris que estaba charlando y riendo con su prometida.

— está bien, si quieres ir algún lado solo que no conozco mucho.
— ¿En serio? ¡Genial! ¿Dónde puedo verte?
— Puedes anotar mi número.

El saco su celular y le dice mi número telefónico, él me sonrió una última vez antes de que el presidente nos llamará porque nos necesitaba.

Los fuegos artificiales estuvieron muy bonitos, olvide el hecho que Chris se encontraba con su prometida que era una duquesa.

— Estuviste bien en tu primer evento — comentó Devlin.
— y tiene una cita más al rato — grito Drew.
— ¡Silencio! Que nos van a sacar de aquí — le dije.
— ¡Vaya! ¿Quién es? — Pregunto Alice.
— El secretario del presidente — le contesto Drew.
— ¡Oh! Vi cómo te veía — dijo Alice.
— No exageren, ¿No les importa si los alcanzó después?
— No amiga, diviértete.
— olvidé mi bufanda en la habitación.
— Anda ve.
— te esperamos en el carro.
— En un momento los alcanzó.

Caminé hasta la habitación donde nos habían indicado dejar las cosas, no tarde mucho en hallarla, ya que no quedaban muchas cosas, cuando salí chocando con alguien que sabía quién era por su olor que reconocería a distancia.

— Amelia.

Seguí mi camino.

— Espera, por favor.
— No quiero hablar contigo — si no me alejaba lloraría otra vez.
— Por favor quiero explicarte.

Lo miré con enojo.

— No tienes nada que explicar, me quedó claro solo era un juego, una distracción, jugaste conmigo, me mentiste sobre ti, yo fui una estúpida que confíe en ti, deje a Álex por ti, mi familia me va a odiar y todo por nada, me mentiste Chris — mi voz empezó a ponerse chillona.
—te amo y siento de verdad haberte mentido, pero todo el asunto me sobrepasó.
— No te atrevas a decir eso, no lo haces, si lo hicieras no me hubieras mentido y lo hiciste.
— Amelia yo... Por favor quiero que entiendas por qué haré esto.
— No quiero escucharte, suficiente daño ya me hiciste.
— No fue mi intención, nunca quise hacerte daño.
— ¿Por qué sigues con ella? — dije llorando porque ya no podía aguantar más — ¿Por qué no estás conmigo? Yo te amo — lo mire a los ojos con esas palabras para que vea que no era cualquier persona para mí — Quédate conmigo.

Era verdad todo había pasado tan rápido, pero las cosas eran así. No era necesario esperar años para saber que la persona que amas está parada frente a ti, qué harías cualquier cosa por ella incluso olvidar todo por él y empezar de nuevo, no siempre uno se siente así, aquí estaba enfrente de Chris diciéndole que me ame, que puedo ser para él lo que es él para mí.

— No puedo.

Mi corazón se rompió, incluso me pareció escucharlo romperse en pedazos.

— Tienes que entenderme.

No quería que me viera así, le había abierto mi corazón y él lo rompió, tenía que alejarme de él, antes que me aleje de me agarró de la mano, se acercó aún más a mí y como tonta pensé que había cambiado de opinión, que me besaría que afrontaremos las cosas, pero beso mi frente, me miró a los ojos.

— No podemos estar juntos, pero eso no quiere decir que no te ame.

Y vi cómo se alejaba de mí y con él se llevó, mi roto corazón.

Y vi cómo se alejaba de mí y con él se llevó, mi roto corazón

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