Capitulo 18

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Chris

Cuando me desperté solo había una nota de Amelia que decía que se había ido a trabajar, no era propio de mí haberme despertado a las 9 am, si mi madre me hubiera visto.

No sabía que hacer mientras Amelia estaba en el trabajo estaba acostumbrado a estar la mayor parte de mi tiempo trabajando o haciendo algo diplomático.

— ¿Puedes hablar?
— Si, Amelia se fue al trabajo.
— ¿Cómo se encuentra?
— Triste.
— Es normal hermano, solo debes apoyarla, las cosas siempre pasan con el tiempo.
— Lo hago, por eso escape unos días, por ella ¿Has hablado con nuestros padres?
— No, al parecer aún no saben nada eso es bueno ¿no?
— Lo es, siento haberte metido en esto.
— Yo me metí solo, aparte sabes que me gusta estar fuera de todo lo que conlleva la corona, como ahora iré a montar.
— Oye eso es algo que hacemos juntos.
— Si, pero tú no puedes ahora. Lo siento hermano, disfruta de tu vida mundana por dos días.
— Créeme que lo haré.

Colgamos al mismo tiempo, no sabía preparar nada moría de hambre, pero había cereal que era lo único que sabía hacer, así que eso desayuné, me duche encendí la tele para ver la noticias para poder enterarme de las cosas que pasaban en el mundo sin que Melody me lo dijera a primera hora.
No pasó mucho y ya estaba más aburrido que una ostra, le mandé mensajes a Amelia, pero no me contestó.

No vi que me quedé dormido hasta que el sonido de la televisión me levantó, al ver la hora decidí hablarle a Amelia, al hacerlo ya se escuchaba un poco mejor, no sabía si había comido le pedí a Melody un número de algún restaurante que tuviera servicio a domicilio, pasó más de media hora hasta que escuche el timbre, pensé que sería la comida, pero era Amelia que se despedía desde la puerta.

— Pensé que tardarías más.
— Me trajeron.
— Entonces ¿ya hiciste compañeros?
— Creo, son buena onda, no sé si les habré caído bien.

Se encogió de hombros y la atraje hacia mí para darle un beso.

— ¿A quién no le agradarías?
— No lo sé...
— A mí me caes bien — le di un beso en la frente.
— ¿En serio?
— Claro que sí.
— ¿Qué tanto te agradó? — dice sonriéndome.
— Mmm... Mucho — la miré a los ojos, ya no se veían tan triste como ayer en la noche.
— Bésame.

Y sin esperar otro segundo lo hice, tenía un sabor amargo en la boca.

— ¿Bebiste?
— Dos cervezas — se sonrojó.
— ¿Te la pasaste bien?
— Si, por un momento.
— me alegro por eso, aunque no deberías tomar.

Ella puso sus brazos alrededor de mi cuello, me dio un beso en la barbilla fue bajando poco a poco hasta llegar a mi camisa, me la desabrochaba botón por botón dándose su tiempo e iba besando mi abdomen conforme desabrochaba los botones, hasta que llegó dónde mi pantalón desabrocho el botón y bajo el cierre dándole más lugar a mi abultada erección, nunca había pensado sentir algo así por alguien, siquiera en mis pocas anteriores relaciones, pero Amelia me hacía sentir esas cosas y más con solo verla, mi corazón se aceleraba, verla sonreír alegra mi día.
De un movimiento bajo mi bóxer, liberando mi erección ella me miró, su mirada decía muchas cosas deseó, amor, lujuria, después se lo metió a la boca chupándolo y succionando dándome placer, ¡cielos! Más que eso, tome su cabeza con las manos para qué adentrará más mi pene en su boca y ella lo hizo chupando, cuando sentí que no podía más, la levanté subiéndole su falta y rompiéndole las bragas y me introduje en ella, la bese para calmar sus gemidos, su espalda apoyada a la pared y sus piernas alrededor de mi cintura para poder adentrarme más en ella, se sentía divino estar dentro de ella, estaba tan excitado al igual que ella que llegamos al mismo tiempo al clímax.
La besé por todo su bello rostro.

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