Capitulo 48

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Amelia

Ya estaba llorando como una loca desquiciada, no puedo creer que me pidiera matrimonio en español, Chris me miraba expectante.

— Si, si, si, si — dije entre lágrimas.

El contrabajo me puso el anillo, se levantó y me dio vueltas en el aire, los fuegos artificiales salieron disparados al cielo, dios todo esto parecía un sueño, tuve que pellizcar me para saber que esto es en realidad, me voy a casar, ¡ME VOY A CASAR! Personas empezaron aplaudir las miré.

¡OH DIOS MÍO!

Salí corriendo a abrazar a mi familia.

¡ESTABAN AQUÍ!

Mis papás, mi hermana, cuñado y mi pequeño sobrino.

— No puedo creerlo — estaba temblando de felicidad.
— Hija te queremos.
— y yo a ustedes.
No podía dejar de abrazarlos.
— Bienvenido a la familia Chris — le dijo mi papá abrazándolo.
— Gracias suegro.
Escuchar a Chris hablar español me derretía ¿Cómo aprendió?
— ¡Hay Lia! Estoy muy feliz por ti.
Mi hermana me abrazo iba a llorar de nuevo, era seguro me veía toda fea con el maquillaje corrido, abrace a mi sobrino.
— ¿Ahora ya te puedo decir tío?
Todos reímos.
— claro que sí.

Brinque de felicidad, también estaban mis amigos Drew, Alice, Palmer, Justin, Trevor, Devlin.

— ¿A qué no te lo esperabas? — Drew me abrazó.
— Claro que no.
— Morenita felicidades — me dijo Trevor abrazándome.
Era puros abrazos y besos en este momento los demás me felicitaron Palmer lloraba de felicidad ella siempre es muy sensible.
— ¿Cómo lo hice maestro? — le dijo Chris a Drew.
— Muy bien.
Los miré sin entender.
— ¿es a él al que le dabas clases? — pregunté.
— Obvio de dónde crees que sabe español, morenita.
— No puedo creerlo.
— Soy el mejor.
— Aprendo rápido.
— más o menos.
Todos empezamos a reír.

El Rey se encontraba en sillas de ruedas, pero agarró fuerzas para pararse de ella y felicitarnos a Chris y a mí, no duró mucho y volvió a sentarse, se veía más cansado y demacrado de hace unos días, la reina nos felicitó con un abrazo un poco rápido ella igual se miraba cansada.

— Ven aquí — Daniel me jaló y me abrazo — Ahora si podré decirte más cosas.
— Eres un tonto.
Abrazo a Chris.
— Felicidades hermano, te quiero.
— y yo a ti Dan.
Chris me presento a sus abuelos paternos.
— Felicidades a los dos — me abrazo su abuelita — Quien iba a decir que mi nieto se conseguiría a una hermosa latina como esposa — dijo sonriente.
— Muchas gracias.
— Soy muy afortunado.
Chris me dio un beso en la cien.

Empezaron a servir copas de champagne para todos, todos guardamos silencio por qué el rey iba a hablar.

— Quiero felicitar — respiro hondo — a mi hijo y a su bella comprometida Amelia, estoy feliz por ti Charles, gracias Amelia por llegar a la vida de mi hijo — lloraré — Quiero que todos alcen sus copas por Charles y Amelia.
— Salud — dijeron todos al mismo tiempo
El rey y la reina dejaron su copa a un lado sin tomarla.
— Me retiro, pero están en su casa que disfruten la noche.
La reina y él se despidieron, nos felicitaron una última vez y se fueron.

La orquesta seguía tocando música clásica, presente a Daniel a mi familia, aunque ya era tarde porque ya Chris lo había hecho, cuando llegaron está mañana y él se los presento a mis amigos, no podía pedir más las personas importantes en mi vida estaban aquí, aunque fuera solo por unos días.

Mis padres se quedaron en el departamento con Luis habíamos decidido ir a celebrar a la guaranducha el bar mexicano que por suerte no nos vetaron de ahí por aquella noche, mi hermana y mi cuñado nos acompañaban y Daniel se encargó de cerrarlo para que solo estuviéramos nosotros, esta vez no me emborracharía por más feliz que estuviera, no les daré más vídeos para que se rían de mí, tuvimos que salir por otra parte sin ser vistos porque los fuegos artificiales llamaron la atención de la prensa y personas.

Cuando llegamos estaba más adornado de lo normal.

— Que empiece la primera ronda — gritó Trevor al entrar.

El mariachi empezó a tocar, tomé asiento entre Chris y mi hermana, Chris estaba hablando con Trevor y mi cuñado.

— ¡Ay nene! En serio, ¡estoy muy feliz por ti!
Sus ojos se le llenaron de lágrimas, lo que hacía que también los míos.
— No puedo creerlo.
Dije mirando mi anillo que hasta ahora lo veía bien estaba hermoso y enorme.
— Tendrás que presumir el anillo en todos lados.
— Pero no ahora.
— Cierto, no quieren que se sepa aún.
— Más bien, soy yo.
— ¿Por qué?
— ¿Acaso no viste cuando salimos a toda esa gente? Aún no me acostumbro a veces me fotografían porque piensan que salgo con Daniel es incómodo.
— tendrás que acostumbrarte.
— Eso es verdad.
— Quien iba a decir que tu vida cambiaría al mudarte.
— un giro de 360°.
— Esperaste 6 años con Alex.
— Casi le suplique que me diera el anillo.
— Las personas correctas llegan en los tiempos correctos.
— aún no lo creo.

Mi hermana tenía razón con Alex casi le supliqué para que me propusiera matrimonio, hasta ahora me doy cuenta qué no me valoraba y que no era su prioridad, él fue la mía mucho tiempo hasta que llegó Chris, nunca debí conformarme, nunca debí de estar con él al ver que era su segunda o hasta tercera prioridad porque no importa el tiempo que llevas con una persona cuando lo sabes, lo sabes.

— Te quiero.
— y yo a ti.

Abracé a mi hermana fuerte, apreciaba el apoyo que me daba.

— Vamos a bailar chicas — Drew se acercó a nosotras y gustosas fuimos.

Las bebidas no dejaron de fluir y yo no quería separarme de Chris, ahora era yo el que se reía de los demás.

Aún no podía creer todo el asunto no lo terminaba de procesar mi cerebro, Chris me hacía feliz. Soy feliz, muy feliz en este preciso momento a lado de las personas que quiero y que él tenga que ver, es demasiado para mi corazón.

— ¿Quieres bailar?
Asentí empezó a sonar la de solamente tú de mi queridísimo Pablo Alborán.
— Te amo cariño.
— te amo Lia.
— Gracias, gracias, gracias.
— ¿Por qué?
— Por hacerme feliz.
— Entonces el que debería de agradecer soy yo.

Lo besé no soportaba tanta dulzura, cuando nos separamos, él miró a los demás, todos estaban ya pasados de copas, volvió a mirarme y me alzó la ceja, sé lo que pensaba, le sonreí en respuesta.
Tomó mi mano y me llevo al baño de mujeres, nos metimos en un cubículo, me bajo mi pantalón junto con mi braga escuché como sonó la bragueta de su pantalón, me apoye en la puerta del baño y me penetro, sus movimientos fueron lentos, necesitaba besarlo y sé que el igual porque salió de mí y me cargó agarrando mis nalgas y me volvió a penetrar puse mis piernas alrededor de su cintura para darle más acceso, me beso para calmar nuestros gemidos, volvió más rápidos sus movimientos lo había extrañado.

— Mírame.
Pidió y obedecí.
— soy tuyo.
Sus ojos azules se oscurecieron de placer, sus bonitos ojos azules, los besé, cada uno.
— Soy tuya.

No aguantaría más y él tampoco, nos venimos al mismo tiempo yo gimiendo su nombre.

No aguantaría más y él tampoco, nos venimos al mismo tiempo yo gimiendo su nombre

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