Capítulo 33

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Chris

Había terminado de vestirme cuando los demás entraron haciendo ruido con una botella de champán.

— He aquí al novio — dijo Louis dándome una copa.
— ¿Dónde está Daniel?
— Fue a ver unas cosas.
Daniel no me hablaba desde ayer.
— Por el novio — Trevor alzó su copa hacia adelante para brindar, todos lo hicimos, tomé toda la copa.
— Sirve otro, por favor.
Douglas me sirvió otra copa que vacíe en unos segundos.
— Tranquilo, no te queremos borracho.
Daniel apareció con una sonrisa fingida.
— ¿Dónde estabas?
Él ladeó la cabeza evadiendo mi pregunta.
— ¿Deberíamos hacer el brindis otra vez? — preguntó Scott, sirviéndose champaña.
— No, está bien.
— Anda vamos — Scott sirvió las copas de todos — hay que celebrar que Charles se lleva a una gran mujer que es mi hermana.

No discutía eso Ella si era buena mujer, pero para mí no era buena, mi mujer perfecta es Amelia incluso con sus cambios de humor cada 5 minutos aun cuando le guste ver las películas de Adam Sandler 20 veces más y diga los diálogos y se ría como si nunca lo hubiera visto, aquella mujer que le encanta bailar y cantar sin importarle el lugar en donde esté y me hace bailar con ella.

— Su majestad — dijeron al mismo tiempo haciendo reverencia.
— Hola chicos, me dejarían hablar con mi hijo a solas, por favor.
— Claro.
Todos salieron de la habitación a excepción de Daniel.
— Padre.
— Daniel.
Se miraron y este último salió.
— ¡Qué bien te ves, hijo! — me sonrió.
— Gracias, padre — su sonrisa desapareció — ¿Qué pasa? ¿Te sientes bien?
— Estoy bien, es solo que no puedo hacerte esto Charles.
— ¿De qué hablas?
— No puedo permitir que te cases cuando no amas a la persona.
— Padre no...
— Eres infeliz, yo no quiero que seas infeliz y estos días no has sido lo mismo de las semanas anteriores, tal vez no fui un padre ejemplar, pero sé cuándo mi hijo no es feliz y que es lo que lo hace feliz, esa muchacha te hace feliz, lo entiendo, eres libre.
— Pero es su deber Carter — Los dos miramos a mi madre que no escuchamos cuando entró— él se convertirá en un rey, tú sabes eso, tiene que aprender que no todo es color rosa, hay sacrificios nos guste o no, las decisiones que tomemos no nos afecta solo a nosotros sino a cientos y miles de personas — mi madre estaba enojada con mi padre y conmigo — Creí que este tema ya estaba dicho.
— Grace...
— Tenemos que irnos Carter, y tú — me miró — vas a casarte hoy con Ella eso lo sabes, ya lo discutimos no nos decepciones Charles.
— Madre, yo no...
— No hay nada más que decir Charles, yo no eduque a un hombre cualquiera, si no aún rey digno, no arruines este día que es uno de los más felices para todos, el próximo rey contrae matrimonio con la duquesa Ella y pronto habrá herederos.

¿Bebés?

Mi madre antes de llegar a la puerta se volteó.

— Todo esto es por ti, Charles.

Abrió las puertas y salió dejándonos a mi padre y a mí sin nada más que decir por qué así era mi madre.

— Lo siento Charles, pero todo está en tus manos — dijo bajo mi padre y siguió a mi madre.

— la carroza ha llegado su real alteza.
— Gracias, Melody.
— Iré contigo — Daniel apareció.
— Pensé que te habías ido con los demás.
— No, quería acompañarte.
— Gracias Dani.

Se encogió de hombros quitándole importancia, una vez adentro hablo.

— Aún puedes huir.
— Sé que tú fuiste el que hablo con nuestro padre.
— No es verdad — desvió la mirada.
— Siempre que me mientes nunca me ves a los ojos.
— Está bien, si hable con él. No puedo dejar que sigas con esto, es tan ridículo.
— ¿es por eso que te vas?
— Si.
— No quiero pasar año nuevo contigo, ni con ellos, viéndote infeliz.
— No digas eso.
— Es verdad Charles, lo eres.
— siempre es lo mismo.
— te quiero.
— Yo igual por eso te digo que no quiero que vuelvas a tocar el tema.
Él me miró ofendido.
— Si es lo que quieres Charles está bien, pero no esperes que te apoye en esto, esta vez no será así.
— Como quieras.

Estaba molesto todo el mundo creía que podía decirme que hacer y no hacer con mi vida, empecé a saludar a la gente que nos saludaba desde afuera.

— Súbditos felices, príncipe infeliz.
— ¿Podrías guardar silencio?

Nos miramos estaba molesto podía entenderlo hasta cierto punto él no tendrá una responsabilidad siempre fue el que más consintieron mis padres porque él no heredará nada.

— Hemos llegado, su real alteza — dijo irritado.
— Daniel ¿podrías parar, por favor?
— como quieras.

Dijo lo mismo que le había dicho minutos antes me sonrió sarcásticamente, salí después de Daniel todos nos aplaudieron y gritaron todos estaban felices por mí, pero tenía razón Daniel yo era infeliz.

Me obligué a solo mirar al frente y no buscarla entre la gente porque sabía que está ahí, saludé a mis padres y a los que serían mis futuros suegros oficiales, no tardaría en llegar Ella todos somos muy estrictos con las horas, me acerqué a los muchachos que hablaban de cosas sin importancia como quien se veía más ridícula con sus sombreros, solo pude seguirles la corriente para no buscarla, estábamos hablando cuando el sacerdote salió me saludó, mi momento de debilidad llegó, no aguante y la busque, no pensé que estuviera tan cerca de mí, ella se levantó, ahí fue donde nuestras miradas chocaron, mi corazón empezó a latir fuerte se veía tan hermosa sin siquiera intentarlo porque así era Amelia, le gustaba estar cómoda, detestaba no estar cómoda con alguna ropa, pero hoy se miraba más hermosa. Tenía que decirle que la amaba, pero la música nupcial empezó a sonar, haciendo que miré hacia adelante, donde Ella se encontraba del brazo de su padre caminando hacia mí, ese efecto tenía Amelia; podía desaparecer a medio mundo y hacer que solo me interese ella, tenía que guardar la compostura, le sonreí a Ella porque en cualquier momento la buscaría de nuevo, llegó a mí la tomé de la mano sonriéndole, sé lo que debe de estar pensando, ¿Si lloro por Amelia la gente lo notará? Claro que no pensaran que es por Ella, pero no lo hice. Tragué el nudo de mi garganta el sacerdote, empezó la ceremonia.

Cielos una última mirada.

Lo necesitaba.

La miré y ella a mí. Estaba sufriendo, yo igual lo estaba, los dos sufríamos por qué soy un maldito cobarde, todo fue tan rápido le dijo algo al presidente y salió, no te vayas, miré a Ella y lo entendí.

La amaba maldita sea y no creo amar a Ella como a Amelia, su amor me hace mejor persona, querer ser mejor persona; nunca había sentido algo así, tenía todo con Amelia sin siquiera saberlo, por completo era ese tipo de persona que me saca de mi zona de confort, Amelia vino a poner mi vida patas arriba y encontré a mi amor sin siquiera buscarlo porque así se dan las mejores cosas de forma inesperada.

Amelia quiere que sea valiente, que luche por ella.

Yo quiero ser valiente por ella.

Seré valiente por una vez en la vida.

Miré a mi padre que me sonrió triste sé que se sentía mal por mí, le sonreí y asentí, su mirada se le iluminó y asintió lo que necesitaba, el apoyo de él. Mi corazón palpita al 1000 por hora.

— Lo siento — dije por lo bajo Ella me miró sin entender — No puedo casarme contigo.
El sacerdote escucho esto último y dejó de hablar.
— ¿Qué dices? — dijo Ella viéndome sorprendida
Todo estaba en silencio mire a los demás que nos veían preguntándose qué pasaba mi mirada paro en la de Daniel que incluso él estaba confundido luego sonrió de oreja a oreja, miramos a mi madre que sonreía, pero por dentro sabíamos que en cualquier momento explotaría porque sabía lo que pasaba.

— Lo lamento de verdad Ella, pero no voy a casarme contigo — volví a mirarla por más que quise decirlo bajo como la iglesia estaba en silencio se escuchó todos hicieron el sonido de sorpresa y fue donde todo se descontroló.

— Lo lamento de verdad Ella, pero no voy a casarme contigo — volví a mirarla por más que quise decirlo bajo como la iglesia estaba en silencio se escuchó todos hicieron el sonido de sorpresa y fue donde todo se descontroló

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