Amelia
No vi la hora en la que Chris llegó, solo sentí cuando se metió en la cama a mi lado, porque después de eso hicimos el amor y a primera hora de la mañana se fue disculpándose que tenía demasiado trabajo, no sé en realidad en que trabajaba y eso me podía ansiosa porque soy de las que necesitan saber las cosas, porque luego mi imaginación vuela, debo confiar Chris no me había dado motivos para nada, como le había mandado mensaje si me ayudaría a llevar mis maletas a mi departamento, pero no había contestado, así que decidí no esperarlo y hablarle a Drew y Alice para que me ayuden a llevar mis dos únicas maletas que traje, pero decidí llevarlas después del almuerzo, hoy habíamos salido temprano del trabajo y no quise acompañarlos al bar, yo le avisaría a Drew para que venga por mí.
Estaba en la cocina terminando de ordenar por teléfono comida, cuando escuché la puerta cerrarse y Chris apareció en el umbral de la cocina, corrí hacia él y me lancé, lo bueno que él se equilibró bien y no caímos.
— Pensé que no te vería hoy hasta en la noche — le di un beso, el camino para dejarme sobre la meseta de la cocina, quedamos cara a cara.
— pude escaparme un rato.
Él volvió a besarme, nos necesitábamos podía sentirlo, esa energía que emanaba de los dos, esa atracción que tenemos hacia el otro.
— ¿Tienes que regresar?
Rogaba porque dijera que no, ayer no lo vi solo en la noche y fue para hacer el amor porque caímos rendidos.
— Si.
Noto mi cara de decepción porque levantó mi rostro con su mano y me miró.
— siento dejarte sola, pero es que si pudiera dejarlo lo haría créeme.
Me miró directo a los ojos, sentía que sus palabras significaban otras cosas, pero temía por preguntar qué era.
— No importa cielo ¿tienes hambre? — decidí ignorar por primera vez mi sexto sentido.
— no cariño, ya almorcé en realidad tengo hambre de otra cosa — me volvió a besar, acariciaba mi pierna desnuda hasta llegar al borde de mi falda, vi como la pulsera tejida que le había dado la tenía y sonreí, fue más arriba, tocó mi feminidad sobre mis bragas, me mordí el labio para que no saliera ningún sonido de mi boca, lo mire tenía su mirada oscura de deseo, levantó mi falda sin dejarme de ver de un tirón rompió mis bragas, metió un dedo dentro de mí, acariciándome levanté mis caderas para darle mayor acceso, metió un segundo dedo para darme más placer, él me besó para calmar mis gemidos yo necesitaba más, saco sus dedos para chuparlos.— Me encantas.
Eso me aceleró más, lo jalé para volverlo a besar, él desabrocho mi blusa, me quito el brasier y chupo mis pezones haciéndome jadear más, los hacía suyos y yo encantada, sus besos fueron bajando poco a poco, me quito la falda por las piernas dejándome completamente desnuda sobre la meseta de la cocina, puso mis piernas sobre sus hombros y sin esperar más puso su boca sobre mi feminidad y me dio placer con su boca, lamía y metía su lengua en mí, mientras yo me retorcía de placer, sentía que no podía aguantar más y llegué al clímax, como pude le quite los pantalones de un jalón, ya me deseaba y yo igual, lo bese enrollando mis piernas alrededor de su cintura y se introduzco a mí en una embestida haciéndome gritar.
Adentro, afuera.
Adentro y afuera se movía en mí mientras lo besaba, me hice atrás para recibir más y el beso uno de mis pechos mordiéndolos, lo que hacía que me excitara aún más.
Adentro y afuera movimientos de puro placer, sentía que ya no podía más, lo mire y él me miró llegamos al clímax juntos, él diciendo mi nombre.
— ¿Quieres ducharte conmigo?
Le sonreí diciéndole que sí, me cargó hasta llevarme a la ducha, me dejó en el suelo y puso la tina que se llenará de agua calientita, le quité su camisa que cayó al suelo y entramos juntos, como la tina no era grande, me había puesto encima de él, empezó a pasarme la esponja por mis hombros.
— ¿Cómo te fue?
—Muy bien, ayer me hicieron contrato también para La boda real ¿Puedes creerlo? Iré a trabajar para la fiesta del rey y la boda del príncipe.Para sus movimientos, lo miré su cara se transformó de felicidad a angustia.
— ¿Qué pasa?
No entendía por qué había cambiado de humor, bajó la mirada y luego me miró no podía descifrarla.
— Amelia yo...
El timbre sonó y los dos dimos un pequeño brinco.
— ¿Pediste algo?
— mi almuerzo.
Me levanté de inmediato.
— Iré yo.Él se levantó y salió de la tina, secándose y poniéndose la toalla alrededor de su cintura, mi estómago sonó y es que tenía hambre, no me había dado tiempo de desayunar salí de la tina, me sequé y me puse la toalla alrededor de mi cuerpo y otra en mi cabello.
— Cariño, muero de hambre.
Pare en seco, porque había una señora que había visto en la pared junto...
— Así que es ella — dijo mirándome de arriba a abajo, nunca me había sentido tan expuesta, me sujete más fuerte la toalla.
— Chris ¿Qué está pasando?Estaba confundida porque la reina se encontraba en el departamento de Chris, lo mire estaba nervioso.
— Amelia...
— ¿Chris? — ella dejó de mirarme para mirarlo a él, pero él no lo hizo solo su mirada estaba en mí — pensé que tu hermano es él haría algo así Charles, no tú.¿Charles?
— Yo no te críe así.
Es como si me hubiera caído un balde de agua fría.
— ¿Charles? — lo único que pude pronunciar.
Él se me acercó, pero yo di un paso atrás para que no lo hiciera, pude sentir como mi corazón se volvía a romper.
— Eres el príncipe — acusé.
No pregunté por qué ya estaba segura.
— Amelia puedo explicarte.
— No tienes nada que explicarle a nadie y mucho menos a alguien insignificante, eres un príncipe — dijo tajante la reina.
¡Ouch!
— Madre, no digas eso — le gritó molesto.Las lágrimas ya estaban cayendo por mi rostro, salí corriendo al dormitorio por mi ropa, cerré con seguro, no quería verlo, me había engañado, ¿Quién era? Su vida, de todo.
Me puse lo primero que agarre de mi maleta, le mande un mensaje a Drew que, si podía venir por mí, salí con mis maletas en mano lo bueno que eran de rueditas, él ya estaba vestido y la Reina seguía parada cerca de la puerta con cara de indiferencia.
— Amelia, por favor escucharme.
— Déjame en paz.Las lágrimas no habían parado, recogí mi bolsa y la puse en mi hombro.
— Cariño...
Chris tocó mi brazo para darme la vuelta y así pueda verlo, pero yo no quería hacerlo, no quería volver a verlo, me sentía traicionada, poca cosa como había dicho la reina y era horrible sentirse así, sabía que estaba mal, pero mis sentimientos pudieron más que mi razón.
— Amelia...
No lo deje terminar y le una cachetada, él me miró sorprendido por mi reacción, incluso yo lo estaba.
— ¡Jovencita eso que acabas de hacer es imperdonable!
Mire a la reina que me miraba con enojo.
— ¡Déjame en paz! — Me dirigí a Chris.
Salí dando un portazo.
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Real Love
RomanceAmelia solo quería una vida feliz a lado del amor de su vida. Tenía su vida planeada en su cabeza, pero nunca imagino que mudarse a un continente diferente, lo cambiaría todo. 12/02/2019