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El pequeño azabache se encontraba golpeando levemente el lápiz contra su banco mirando impaciente como las manecillas del reloj avanzaban de una forma tan lenta que era hasta tortuosa.

Ya hacía tres meses que se encontraba en este colegio y las clases se les volvían cada vez más aburridas.

Con un suspiro mira de reojo al castaño que estaba sentado a su lado tomando notas sin parar de cada una de las palabras que el profesor nombraba y para él eran interesantes o importantes.
Aquel castaño llevaba el pelo apenas rizado con un brillo y suavidad impresionante, sus gafas grandes y redondas, las cuales no tenían ningún tipo de aumento y solo eran de accesorio, lo hacían ver muy tierno, su boca se abría levemente y pasaba su lengua sobre sus labios cuando se encontraba concentrado, su limpia y prolija letra sumada a su buena ortografía quedaban hermosas cuando eran plasmadas en las hojas de una forma delicada y con colores adornandolas.

Al fin, lo que tanto esperaba Jungkook, el timbre de salida sonó y logró sacarlo del trance en el que había caído dejándose llevar por sus pensamientos mientras observaba al castaño. Juntó sus útiles y comenzó a caminar apurado dejando al pequeño castaño confundido porque había sentido durante toda la clase la incómoda mirada de su amigo.

–Jeon– corre detrás del nombrado.

– ¿Que pasa, Jimin?– baja su apurado andar y seguidamente por el rabillo del ojo ve al castaño llegar a su lado.

– estuviste mirándome toda la clase por lo que supuse que querías decirme algo.

– No, no tengo nada para decirte.

Jimin asiente lento y vuelve a dirigirse a Jungkook.

– ¿Quieres venir a mi casa? Mi madre puede llevarnos– pregunta con duda porque la última y primera vez que se había ofrecido el azabache lo trató mal.

– No creo. Debo buscar a mi hermano.

– ¿Hermano? ¿Tienes hermano, Jungkook?– el nombrado asiente– llevemoslo con nosotros– sonríe achicando sus ojos y Jungkook no puede evitar sonreír cada vez que ve la alegría en el rostro del mayor.

– ¿Tu madre no se enojará?

– ¡Claro que no!

Jungkook suspira y piensa en la propuesta. ¿Sería buena idea?

– de acuerdo.

– ¡genial! Ven, mi madre está en el auto de allá.

Una vez que subieron al auto el pequeño azabache se presentó a la madre de Jimin y comenzaron la ida al colegio de su hermano.
Durante todo el camino Jimin se entretuvo jugando con los dedos de Jungkook entre sus manitas cosa que provocaba que el menor riera en silencio al ver los pequeños gestos que hacía el mayor.
La madre de Jimin miraba por el espejo retrovisor y soltaba una que otra risita silenciosa al ver como Jungkook sonreía hacia su hijo.

–en un segundo regreso– dice Jungkook abriendo la puerta del auto para bajarse e ir en busca de su hermano. Iba caminando a la entrada del colegio cuando siente un agarre suave en su mano que había sentido hacía unos minutos atrás.

– no me esperaste– Jimin hace un puchero y Jungkook con su mano libre toca la nariz de Jimin sonriéndole.

– mira, allá está mi hermano– extiende la mano aún sosteniendo la de Jimin y señala a un niño mucho menor que ellos dos.

Jimin casi grita de ternura al ver aquél niño que era prácticamente la copia de Jungkook pero en miniatura.

– hola bonito– agarra la mano de su hermano con la que él tenía libre quedando así con sus dos manos ocupadas.

– ¿galletita, quienes él?– inclina cabeza algo confundido al ver como su hermano mayor sostenía la mano de un chico castaño.

– se llama Jimin y es mi amigo.

– ¿Amigo? ¿Cómo BamBam es el mío?

– así es bonito.

– hola Jimin– le sonríe tiernamente cuando se presenta y su sonrisa es devuelta por el castaño.

– vamos, mi madre nos está haciendo señas para que vayamos con ella.

Depression >Jikook<Donde viven las historias. Descúbrelo ahora