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– ¡Ese hijo de puta! Si lo veo juro que lo mato– las mejillas de Jimin estaban rojas por la ira, su mandíbula se apretaba haciendo chirriar sus dientes, sus nudillos estaban rojos de cuando golpeó el suelo y unas marcas se hacían en la palma de su mano a la vez que sus uñas se apretaban más.

– No lo harás.

– Oh claro que lo hare~– dice con una sonrisa en sus labios mientras miraba a la nada– lo haré sufrir tanto como le hizo daño a mi Jungkookie.

– No lo harás– repite mientras niega con la cabeza– Jungkook te necesita con él, no en la cárcel por haber cometido un homicidio– Jimin gruñe y vuelve a golpear el suelo con impotencia.

– ¿Entonces qué sugieres? Porque lo único que se me ocurre en este momento son distintas formas de hacer como si todo hubiese sido un suicidio.

– Primero: cálmate– masajea sus tensados hombros– Segundo: habla con Jungkook. Y tercero: hagan una denuncia.

Jimin se levanta del suelo ya con su color un poco más natural, agradece y se despide entre dientes de YoonGi para luego marcharse a su hogar donde un pelinegro se encontraba en su última semana de reposo.

Durante el camino chocó con varias personas más, sus hombros dolían y no solo de los golpes que se daba sino que gracias a la tensión en sus músculos.

Cuando llegó a su hogar se encontró con este en silencio y un lejano sonido de una televisión encendida en alguna de las habitaciones. Camina hasta su habitación y la abre encontrándose con el pelinegro envuelto en su manta dormido.

Toda la ira y frustración que sentía hacía minutos atrás se derrumbaron para llegar nuevas emociones, tranquilidad, ternura y tristeza.

Se sentía triste de ver que su Jungkookie haya vuelto a sufrir.
Se sentía tonto y patético, le había prometido protegerlo.

– Jungkook lo siento– sollozó. Se agachó al lado el azabache y continuó llorando– Lo siento tanto, hermoso.

Depression >Jikook<Donde viven las historias. Descúbrelo ahora