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Tres años después

El pequeño Jimin ya no es para nada pequeñito, ahora es un adolescente de catorce años. Popular entre las chicas, y unos cuantos chicos también. Es un chico bastante inteligente, lo normal si uno presta atención suficiente en clases y tiene tiempo de repasar todos los días en casa, claro. Tiene un cuerpo bastante bueno a pesar de que aún sea joven, no tiene abdominales marcados, pero tampoco es débil. Su pinta como chico popular al que todos deben temer es muy engañosa ya que una vez que entablas una conversación con él te darás cuenta que es totalmente lo contrario.

Jungkook creció mucho estos últimos años pero a medida que crecía sus sentimientos cada vez eran más desconocidos hacia cualquier persona. Nunca hablaba si uno no le preguntaba algo, y si respondía era solo con monosílabos. Era frío y cortante, muchas veces se ganaba caras de disgusto cada vez que caminaba por el pasillo de la secundaria. Tenía amigos, sí, pero simplemente porque eran amigos de Jimin y él mayor prácticamente lo obligaba a acercarse a su grupo en todo momento, acto que, el menor, en parte agradecía porque por más de estar siempre indiferente no había cosa que odiaba más que quedarse solo. Odiaba sentir las miradas de todos sobre él y su trabajo de hacer como que no le importaba, cada vez era más tedioso.
Va al mismo curso que Jimin porque gracias a su facilidad en el estudio le permitieron adelantarse dos años.

Su bonito, ya tiene nueve años y aún es muy inocente gracias a su sobreprotector hermano mayor y hermanastro.
Yugyeom es a la única persona con la que Jungkook puede ser totalmente él, con Jimin también es como él sería normalmente pero solo cuando se encontraban totalmente solos.

La señora Park se encontraba en pareja desde hacía ya unos dos años y por suerte para todos, la relación va sumamente bien. Su pareja es amable con los menores y responsable.
Esta mujer se hizo totalmente a cargo de los dos hermanitos adoptándolos un año después de su llegada. No había diferencias ni preferencia, los tres eran hermanos, no de sangre, pero legalmente lo eran. Cosa que a los tres alegraba en demasía.

– ¡Minnie!– el pequeño corre en dirección a al nombrado.

¿Qué pasa, pequeño?– lo mira y Yugyeom le hace un puchero apuntando con su dedo al azabache que en ese momento entraba a la habitación que compartía con el castaño con la boca tan llena de comida que sus mejillas se agrandaban dejando dos bultos en ellas.

– ese de allí– cuando se enojaba con alguien lo trataba como si no lo conociese– se comió mis caramelos– frunció el ceño y se cruzó de brazos pero al escuchar la carcajada que largó Jimin hizo una cara de indignación.

– luego te compro más– lo despeina– ahora ve a tu habitación que Jungkookie será castigado– Yugyeom asintió firme con la cabeza y le sacó la lengua a su hermano del medio para después salir de la habitación cerrando la puerta de un gran portazo– asqueroso, tienes baba con caramelo cayendo de tus labios– Jungkook reacciona y rápidamente pasa su lengua por la comisura de sus labios limpiando lo que podía llegar a haber– eres un asco– niega con la cabeza mientras una sonrisa se planteaba en sus labios.

Unos segundos después en los que se dedicó a ver cómo el menor masticaba apurado y tragaba pudo escuchar a Jungkook finalmente hablar.

– ¡Que ni se te ocurra tocarme un pelo!– amenaza cuando ve como el castaño se acercaba a él, porque tonto no era, aún se acordaba de lo que éste le había dicho a Yugyeom.

– ¿Por qué no?– sonríe aún más cerca– ¿Y si quiero hacerlo?

– Te demandaré.

demandame entonces– sin esperar más se lanza a Jungkook haciendo que éste cayera sobre la cama, tomó sus brazos y los subió sobre su cabeza mientras los sostenía con una mano la otra se dirigía al estómago del menor.

– ¡No lo ha-! – sin esperar más Jimin comenzó a hacer cosquillas sobre la piel de Jungkook provocando que una carcajada tras otra saliera de él contagiándolo a su paso.
Jimin sabía cuales eran sus puntos sensibles, lo había castigado tantas veces que ya se conocía los lugares exactos donde debía acariciar para que, como resultado, el menor suelte risotadas– p-por favor– ríe– basta Jiminnie.

– no, tu castigo no termina todavía.

– déjame ya, Jiminnie– se retorcía y su respiración estaba haciendo falta urgentemente, se estaba sintiendo apretado y cansado, y como no, el mayor estaba sobre él apretándolo y haciendo que el oxígeno con mayor dificultad llegue a sus pulmones.

– ¿Que tienes que hacer para que yo no te castigue?– paró unos segundos dejándolo al menor respirar pero sin moverse de él mientras una sonrisa estaba en sus labios.

Estaba encantado realmente, la vista que tenía en este momento era, sin dudarlo, la mejor que había tenido del menor hasta ahora: se encontraba un poco sonrojado mientras respiraba erráticamente y sus labios estaban algo abiertos recibiendo más oxigeno, mientras él sostenía sus brazos sobre su cabeza y estaba con los ojos cerrados.

Una vez que Jungkook pudo recuperar el aire habló.

– te haré mochis.

– ¿De?~

– fresas y chocolate.

genial– extiende su sonrisa– pero falta.

– ¿Qué? Siempre quieres lo mismo.

– dilo.

– jugaremos al peperosuspira derrotado– y dejaré que cocines conmigo los mochis.

– te amo.

– si, claro. Ahora sal de encima mío o no hago nada.

– de acuerdo– plata un beso en la nariz de Jungkook y sale caminando victoriosamente por la puerta de la habitación.

Depression >Jikook<Donde viven las historias. Descúbrelo ahora