Depression >Jikook<

5

Acabo de entrar a mi casa y sorprendente todo está en silencio.
Una mala sensación recorre mi columna provocando un pequeño temblor en todo mi cuerpo.

— galletita, ¿Y mami?— miro a mi hermano y simplemente levanto los hombros, comienzo a caminar por la cocina y habitación en busca de mi madre pero ni una señal— mira— volteo y lo encuentro señalando una hoja que estaba siendo aplastada debajo de un libro sobre la mesa, al abrir la hoja me encuentro con una carta de nuestra madre.

"Estamos en el doctor, bebés.
Estoy bien, no se preocupen, es solo una revisión.

¡Los amo!
                                                       –mamá"

—supongo que en unas horas regresarán— susurro.

— Jungkookie, Yuggie, vengan por favor— escucho a mi madre hablarnos por lo que dejo de hacer la tarea del colegio y nos dirigimos al patio donde nuestra madre nos esperaba mirando hacia el cielo donde brillantes y hermosas estrellas cubrían éste.

— ¿Y papi?— pregunta mi hermano mientras se sentaba sobre el suelo frente a mi madre.

— fue a hacer unos trámites— le sonríe a mi hermano y acaricia su mejilla.

Puedo ser aún un niño de poca edad, pero conozco a mi madre, esa sonrisa sé que no es una de felicidad y es una para solamente animar a mi hermano y ocultarse detrás de ella. Como un disfraz. He visto a mi madre sonreír de esa forma muy pocas veces, solo lo hace cuando se encuentra demasiado triste y con culpa.

— ¿sucede algo, mami?— pregunto y mi madre dirige su mirada hacia mí.
La veo suspirar cansada y como si comenzara a pensar cuáles serían las mejores palabras para decirnos aquello que la mantiene en tal estado.

— cada persona tiene un deber cuando llega al mundo, cada uno es especial y diferente, tal vez, uno de esos deberes sea más difícil que el de otro pero ambos son hermosos igual. Una vez que cumplieron con ese deber, las personas se van, ¿saben adónde van?– nos pregunta y ambos negamos— se van allí— con su dedo apunta al cielo— a las estrellas— nos sonríe y continúa– Mi deber aquí era tener dos preciosos hijos, y mírense, aquí los tengo.

— ¿Qué quieres decir, mami?— Yuggie sigue mirando el cielo pero aún así pregunta.

— Que me tendré que ir— contesta y yo la veo bajar la mirada.

— ¿Cuándo?— ambos me miran.

— No importa eso. Pero falta, bebés. Yo siempre estaré con ustedes.