*Capítulo 4: Comienzos de un acosador.

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Toda la noche no pude dormir, después de que las pesadillas llegaron no pude cerrar los ojos de nuevo pues la imágenes regresaban una y otra vez. A veces estaba molesto conmigo mismo por seguir teniendo las pesadillas porque ya habían pasado como diez años desde lo sucedido, yo no había tenido la culpa (de eso estaba consiente pues solo era un niño) pero no lo podía superar, años y años y todo seguía igual.

Pero bueno, ya me había acostumbrado a dormir muy poco y casi nada con el paso de los años así que el estar desganado ya no era un problema y más porque tomaba pastillas para eso, no en exceso claro, no quería ser un maldito drogadicto.

Aaron ya estaba despierto desde hace una hora y eso lo sabía porque escuche sus pisadas al bajar las escaleras y ahora mismo se escucharon otras pisadas, mucho más ligeras, supuse que era Jessica. Estoy consciente de que hoy en la madrugada no la trate de la mejor forma posible pero no me importa por dos razones:

1. Mis pesadillas son una mierda y no es algo que me la pase contando a todo el mundo y el hecho de que ella sea tan jodidamente curiosa me molesto.

2. No estoy aquí para agradarle, si estoy aquí es por mi familia, por lo que su padre le hizo al mío.

No me preocupa que le pueda decir a Aaron, ayer se veía asustada así que estoy seguro que convencerá a Aaron de no decirme nada pero yo la seguiré tratando igual.

Escuche como la puerta de la casa se cerró y eso significaba que ahora estaba totalmente solo. Rápidamente me puse de pie y me dirigí a cuarto del nuevo enemigo.

Sé que suena como si fuera un maldito acosador pero no, necesitaba entrar de ahí para conocerla mejor, después de todo dicen que a tus enemigos los tienes que tener cerca y yo los tengo viviendo en la misma casa, lo tengo que aprovechar.

No le puso seguro a la puerta por lo que fue más fácil poder entrar. Su habitación tenía paredes blancas y todo estaba exageradamente organizador desde sus muebles hasta las plumas que estaban sobre su escritorio. Justo alrededor de la puerta del baño estaba un gran librero, ahora entendía porque Aaron quería que se lo consiguiera con tanta urgencia, era para su hermanita que al parecer era tan antisocial que tenía cada parte del librero lleno. Me tarde días en encontrarlo pero logre, lo conseguí en una librería pequeña en el centro de New York, lo más curioso es que ahí no venden libreros pero esa vez corrí con suerte. No me arrepiento de haberlo conseguido pues Aaron me pago muy bien.

La mayoría de sus muebles eran color blanco así que con eso podía decir que en personalidad era sensible, ordenada, analítica y detallista, su cuarto reflejaba todo eso pero más que nada te transmitía una especie de paz que hacía mucho yo no sentía.

Mi vista se fue a un árbol que estaba pintado en la pared, era una de las cosas que me hizo ver que era muy detallista. En cada rama del árbol había fotos... no, eran dibujos y muy buenos, aunque bueno, eso yo nunca se lo diría. No tuve tiempo de verlos todos porque se me estaba haciendo tarde así que cerré la puerta y salí rápido de la casa.

Me subí a mi motocicleta, me puse el casco y conduje como el demente que soy.

Me subí a mi motocicleta, me puse el casco y conduje como el demente que soy

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Mi Ángel. {Mitades Opuestas #2} COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora