*Capitulo 19: Ángel Guardián

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Hoy era Domingo, ya había pasado más de un día desde que Jess se dió cuenta que me quedaba en su habitación. No estaba molesto, de hecho desde el principio sabía que cuando ella se diera cuenta esto es lo primero que haría, no la culpo de alguna forma pues no sabe nada de mis pesadillas ni cómo es que ella es la única que logra alejarlas, ni siquiera yo entiendo como esa chica lo hace.

Ahora mismo me siento jodidamente cansado, había podido dormir tranquilo por más de un mes, eso significaba que mi cuerpo ya se había acostumbrado por lo que ahora siento como si no hubiera dormido hace meses. Estoy sentado en mi cama y no miento cuando digo que mi cabeza va de un lado a otro, por mi mente solo pasan las palabras "no te duermas". Dijo de respirar un par de segundos para que el sueño se vaya, el cansancio se va en cuestión de segundos pero regresa casi en ese mismo tiempo.

Sé perfectamente que voy terminar dormido, no es la primera vez que me pasa esto, me siento como un muerto viviente, por eso soy consciente de que de alguna u otra forma mi cuerpo y mi mente caerán rendidos. Pero, justo antes de que eso pase, recuerdo que tengo algo que Matt me dió hace tiempo.

Realmente no quería usar esas cosas pero ¿Qué opción tenía? Son mi última opción y la única que tengo en realidad. Con las pocas fuerzas que aún me quedan me pongo de pie y me dirijo al escritorio, tomó una llave que tengo escondida bajo una lámpara y con ésta logró abrir uno de los tres cajones del escritorio. Aquí guardo cualquier cosa, lentes de cámaras, condones, dinero, etc. Pero justo al fondo está lo que buscaba, las benditas pastillas de Matt.

Abro el frasco y sacó dos pastillas, realmente no sabía si esta cantidad estaba de más pero ¿qué más daba? Ahora mismo no tengo nada que perder así que sin más que pensar me trago las pastillas sin necesidad de agua.

Para ser honesto temo que alguno de los efectos secundarios que me había dicho Matt caiga sobre mí pero a la vez tengo esperanza de que eso no pase como la última vez que las use.

Regreso a la cama para poder recostarme y solo fue cuestión de minutos para que cayera en el sueño profundo.

Estaba conduciendo mi motocicleta por la ciudad de New York, tan rápido como era posible pues no había nadie que interfiriera en el camino

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Estaba conduciendo mi motocicleta por la ciudad de New York, tan rápido como era posible pues no había nadie que interfiriera en el camino. Seguí acelerando, sabía que el viento golpeaba mi cara pero yo no lo podía sentir, ni quiera tenía temor de estrellarme, por primera vez en mucho tiempo estaba teniendo un sueño tan calmado. Pero claro que eso no tardó.

De la nada una figura pequeña apareció en medio del camino, frené de golpe para evitar hacerle algún daño, lo logré pero en el acto yo salí disparado de la motocicleta. En ese momento me sentí débil y con dificultad me puse de pie e intente buscar a la figura que se había atravesado. Ésta seguía parada en el mismo lugar, la única diferencia es que ahora me miraba fijamente; esa Rouse.

— ¿Te duele? — negué con la cabeza. — ¿Sabes por qué no te duele? — volví a repetir la acción y ella sonrió con ternura. — porque todo es un sueño, Will. — Sonreí con ella hasta que su sonrisa pasó de bella a perturbadora. — Pero... Lo que me pasó a mí no fue un sueño ¿Verdad, Will?

Mi Ángel. {Mitades Opuestas #2} COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora