*Capítulo 50: Impulsivo.

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Un mes y tres semanas después. 

Después de la llamada del señor Cox mi mamá y mis hermanas no pudieron el tiempo y se mudaron a New York, específicamente al departamento en el que habíamos vivido hace algunos años, departamento el cual creí que habían vendido luego de irnos a Míchigan. 

Me quedé con ellas al regresar, en parte era porque no tenía a donde ir pero sobre fue porque no quería quedarme solo ¿Y por qué estarlo? Después de todo las tenía a ellas. 

— ¡IDIOTA, YA VEN! ¡EL DESAYUNO ESTÁ LISTO! — Escuché el grito de Wendy desde mi habitación seguido del de mi mamá. 

— ¡Wendy, no le hables así a tu hermano!  

Me puse mis botas para salir del que ahora era mi cuarto para ir a la cocina. Las habitaciones del departamento tenían un tamaño algo pequeño, pero no podíamos pedir nada mejor, esto era New York. Pero eso no era lo malo, lo peor era que solo había un baño. 

— Tranquila, mamá, ya me acostumbré.— me senté en la mesa donde ya todas estaban reunidas. 

— Sí, yo también me acostumbré a ir a trabajar pero no se significa que me guste.— protesto mi mamá antes de seguir con su comida. 

Eso era mentira, a mi mamá le encantaba su nuevo trabajo, el señor Cox le consiguió un puesto como fotógrafa y nada más ni nada menos que con su esposa. 

— Bueno, no sé ustedes pero yo ya me tengo que ir así que adiós. — Mady dio un una última mordida a su tostada para darle un beso en la mejilla a mi mamá y desaparecer tras la puerta. 

Mady y Clary ya habían terminado sus carreras universitarias, Mady hace un año en diseño industrial y Clary apenas el semestre pasado en comercio internacional. Para suerte de ambas al venir aquí obtuvieron trabajo muy rápido. 

— ¿En serio soy la única que trabaja en la noche? — protesto Wendy al ver que nuestras hermanas no estaban en la mesa pues Clary había salido hace una hora. 

Wendy no terminó la carrera, se salió porque descubrió que lo que realmente quería era cocinar. Mi mamá le insistió en ir a la escuela de gastronomía pero ella solo quiso una profesora, mi mamá.

Y al parecer aprendió muy bien pero de su trabajo anterior resolvió una gran recomendación  que la ayudó a estar trabajando en uno de los restaurantes más populares de la ciudad. 

En cuanto a mí sigo haciendo algunos trabajos con Luka, pues me alejé Matt por completo pero ahora son más trabajos como: conseguir exámenes o cosas no ilegales,  quitar fotos y vídeos comprometedores, etc. 

Hablando de Matt, luego de lo que pasó no volví a verlo ni a saber de él pues desapareció de la universidad al igual que todo su séquito.

Tal parecía que todo se estaba acomodando para nosotros, lo único que podría mejorar todo esto es que Jess dejara de estar molesta conmigo pero eso ya era soñar despierto. Gracias a ella mi papá podría ser libre, lo menos que podía hacer es respetar su espacio. 

Suena fácil pero en realidad era lo más difícil que había hecho en mi vida, cada vez que la veía a lo lejos en la universidad tenía que controlarme para no ir corriendo tras ella. Me escondía cada vez que estaba a punto de verme pues no quería hacerla pasar un mal rato porque sí, a veces la miraba de lejos. 

Y así poco a poco mi mente comenzó a perderse en los recuerdos que me quedaban de ella, de cómo me miraba, me sonreía, me besaba, de cada rincón de su cuerpo que me había aprendido de memoria, aún recordaba que partes de ella se erizaba con un simple roce de mis labios o mis dedos. 

Mi Ángel. {Mitades Opuestas #2} COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora