*Capítulo 31: No todo lo que brilla es oro.

5.1K 316 19
                                    

Dedicado a: MaFer_1412 muchas gracias por leer la historia, espero te guste este cap!!!
______________________________

Esa misma noche, después de haberle contactado lo que pasó con mi hermana a Jess, ella se quedó profundamente dormida en cuestión de minutos, yo quería hacer lo mismo pero no podía, no podía porque no paraba de mirarla. 

No cambia en mi cabeza cómo es que ella, esa chica tan buena y dulce, después todo el daño que le hice, me quisiera. No la merecía, estaba consciente de eso pues ella solo me estaba dando su cariño y yo, al seguir con mi plan, lo estaba tirando a la basura sin que ella lo supiera. 

En el fondo sabía que esto terminaría, ella algún día se daría cuenta que merecía algo mucho mejor pero en lo que eso sucedía quería hacerla feliz, aunque fuera por unos minutos... pero tenía ni idea de cómo. 

🏍💀🏍

Al día siguiente aún tenía eso en mente pero mis ideas de cómo lograrlo estaban en blanco ¿¡Pero quién podría culparme!? ¡ERA LA PRIMERA CHICA CON LA QUE HACÍA ESTAS COSAS TAN JODIDAMENTE CURSIS!  

Estaba bajo un árbol esperando a que alguna idea viniera a mi mente, no había entrado a mi primera clase para poder hacer eso con calma. Estaba tan concentrado que olvidé que así era una presa fácil para cualquier bromista... como Hanna. 

— ¡Piensa rápido, Morrisom! — miré algo confundido hacía donde yo había escuchado el grito. 

Justo en frente, a un par de metros, había una máquina que lanzaba pelotas de ping pong. Intenté ponerme rápidamente de pie cuando fui consciente de lo que pasaba pero fue demasiado tarde porque las pelotas comenzaron a salir tan rápido y fuerte que me fui imposible pararme y esquivarlas. 

— ¡Parker! ¡PARA ESO! — las pelotas salían y salían con demasiada fuerza. Ella solo se burlaba.— ¡CARAJO! ¡SÍ DUELE, HANNA! — lo único que podía hacer era poner mis manos en mi cara para evitar que me golpearan pero el resto de mi cuerpo estaba expuesto. 

— ¡POR ESO MISMO ES MUY DIVERTIDO! — Ella no dejaba de reírse ni yo de quejarme. Todo siguió así hasta que las pelotas de la máquina se terminaron. — ¡OH, DIOS MÍO! ¡QUE DIVERTIDO!— Estaba llorando de la risa. 

— ¡FUE JODIDAMENTE DOLOROSO! — Me puse de pie mientras frotaba mis manos por el dolor. 

— ¡ES QUE...!— Rió un momento antes de seguir.— ¡NO PUEDO CREER QUE NO TE DIERAS CUENTA DE LA MÁQUINA! — rió más.— ¡TAN DISTRAÍDO ESTABAS QUE ME DISTE TIEMPO DE IR POR ELLA! 

Continuó llorando y riendo por unos minutos más en los que yo solo la mirada molesto pero cuando terminó me miró con una gran sonrisa. 

— ¡Vamos! ¡Tienes que admitir que fue divertido! 

— Para mí fue doloroso.— la miré mal. 

— Bueno, está bien, para compensarlo te voy a dar mis servicios de psicóloga gratis otra vez. — dicho eso se sentó bajo el árbol.

— ¿Y quién te dijo que necesitaba tu ayuda? — me senté junto a ella. 

— Will, fui por una máquina de ping pong, me diste tiempo para instalarla y encontrarle un cable lo suficientemente largo para que llegara a la cafetería y prendiera. Además que en todo ese tiempo no dejaste de mirar al mismo punto, creo que eso es un claro grito de ayuda. — no dije nada pues todos los puntos estaban a su favor. 

— Bien, tú ganas.— ella aplaudió. 

— ¡Excelente! Ahora dime que pasó.

— Bueno...

Mi Ángel. {Mitades Opuestas #2} COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora