Capítulo 1.

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Blake Sharman

El verano es la época donde todos los jóvenes disfrutan y lo pasan en grande, donde surgen dulces noviazgos, se viaja y las mentes se despejan después de haber estado todo un curso hincando los codos para sacarlo adelante.

Este verano fue el primero que pasé en esta ciudad. Y no es que me desagrade hablar de él, porque al principio todo parecía ir perfecto pero... ¿Qué ocurre cuando la magia del calor, las vacaciones o las fiestas se termina?

"Anda, mira tú por donde, justo en este chico estaba yo pensando..."—me digo a mí misma, caminando a través del pasillo de taquillas. 

Ahora toca clase de orientación, en el aula de física y química.

Y sí, hablo de Lucas Reed. El chico que hizo de este verano el mejor de mi vida. O al menos eso creí yo.

Al llegar aquí, nunca pensé encontrar una persona como él. Y bueno, sorprendentemente fue el primero novio que tuve en toda mi vida. Todo parecía idílico, hasta que sus padres le prohibieron verme, casi al final de ésta estruendosa estación del año, porque decían que su querido hijo debía recuperar las asignaturas suspensas y yo era su mayor distracción.

Tenían razón. Lucas y yo éramos la pareja perfecta, o al menos eso fue lo que me hizo creer. Pensé que después de las recuperaciones vendría a buscarme, me llamaría, me escribiría un mensaje, incluso esperaba que me escribiera de su puño y letra una carta y la dejase en mi buzón, como se hacía antes. 

Pero no fue así. Al parecer Maggie, mi mejor amiga, lo ha visto esta mañana con el grupo de chicos del equipo de natación. A ellos los conozco, ya que yo misma estoy en el equipo femenino y este verano hemos tenido que pasar las pruebas de acceso. Sin embargo, no tengo ni idea de cómo ha conseguido entrar en dicho grupo si él está en el equipo de fútbol americano.

Se podría decir que los grupos compuestos por chicos guapos y atractivos que pertenecen al equipo de un deporte son los más populares. Suena a cliché, pero realmente aquí todo encaja en una realidad aburrida y continuamente aplastante. 

Ahora noto que, cada vez que nos cruzamos por los pasillos o tenemos alguna clase juntos, nuestras miradas se enzarzan en una batalla por recuperar algo que en un pasado estuvo vivo. Esa batalla se apaga en mi interior cuando el azul de sus ojos se aparta del caramelo de los míos, y la guerra se convierte en tristeza.

Por dios, no puedo dejar de pensar en él. Es terrible.

—¡Blake!—grita alguien. La voz de Maggie me asusta, y consigue hacerme despertar del trance.—¿Estás bien?—pregunta, y cierro la puerta de mi taquilla y la miro, sonriente.

—Por supuesto—contesto con decisión.

—¿Estás segura? ¿Aún no te has enterado?—cuestiona, y observo los libros que llevo en mis brazos, comprobando que todo está en orden.

—¿De qué debería preocuparme?—pregunto, y levanto una ceja, haciéndome la interesante. 

Sé que Maggie es la chica de los chismes, no puede contenerse. Ella dice que es un don.

—Oh, cariño...—murmura.

Su rostro se entristece cuando se percata de que no sé de qué me está hablando. Los pasillos se quedan completamente vacíos, y el silencio se hace con el lugar.

—Por dios, Maggie, suéltalo ya—insisto, suspirando al mirarla de lado, caminando lentamente hacia clase.

Me da igual llegar tarde hoy, no creo que hagamos mucho.

Lo que amansa las bestias (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora