Capítulo 17.

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Blake Sharman

El aire fresco golpea mi rostro y me hace temblar. El sudor aún no se ha secado y sigue empapando mi piel.

Abro poco a poco los ojos, parpadeando lentamente e intentando que mi vista no vuelva a nublarse.

El rostro de Dereck comienza a tomar forma a través de mis ojos tras un fondo de nubes a punto de descargar su furia sobre la ciudad. La luz del día es triste.

Ahora parece volver a ser humano. Sin embargo, en cuanto tomo conciencia de que es él, me incorporo bruscamente, intentando escapar.

—Vamos, ahora no estás en condiciones de escapar de mí—dice, con ápices de dolor entre sus palabras. 

Suena apenado y culpable. Sus brazos tiran de mí hasta que vuelvo a estar tumbada sobre sus piernas. Suspiro, consciente de que el dolor continúa. Mi cabeza y mi tobillo ahora mismo palpitan.

Entonces, noto el tacto de su mano sobre mi muñeca. Bajo mi mirada hasta ahí y observo las venas de su brazo hincharse peligrosamente y comenzar a absorber de mí algo, algo de color blanco. Mi corazón se acelera cuando siento que el dolor disminuye muy poco a poco.

Justo después escucho que jadea, aparta la mano y respira con fuerza y rapidez.

—Siento que todo esto tenga que ser así, Blake...—murmura, cuando parece que se recupera.

—¿Cómo has hecho eso?—pregunto con la voz débil y rasgada.

—Puedo quitar parte de tu dolor—explica—. También pasarte energía de mi aura para que te recuperes, pero ahora mismo esa no es una opción; tengo que estar consciente por si Russell vuelve—dice, mientras limpia mi sudor con su mano.

—¿Por qué querías llevarme hacia él?—intervengo de nuevo, cerrando los ojos ante el cansancio mortal que me invade.

—No quería hacerlo. Ian tampoco. Pero os encontré tarde. Russell os olió y acudió en seguida—explica.

—¿Qué quiere hacerme? ¿Me va a matar como hizo con Jason?—impongo, sintiendo las lágrimas resbalar de nuevo por mis mejillas.

—No sé qué quiere realmente de ti, Blake. No sé qué tienes de especial, pero sé que tienes algo sobrenatural en ti. Cuando te recuperes prometo proteger mejor todo lo que Russell pretende estropear. No puedo dejar que vuelva a ocurrir algo así—suspira, preocupado.

¿Puede haber bestias con buen corazón, que no quieran matar? ¿Cómo puedo tener una conexión con lo sobrenatural? ¿Acaso eso viene de nacimiento? ¿Qué soy realmente? ¿Y si simplemente soy una víctima más? Mi cabeza se llena de preguntas, pero mi cuerpo no me ayuda a formularlas.

Vuelvo a notar el tacto de su piel junto a la mía. Permanece unos segundos y, conforme noto que su pulso comienza a variar y sus dedos aprietan cada vez con más fuerza mi brazo, sé que mi dolor lo invade y necesita parar. Vuelve a jadear. Noto su pecho subir y bajar a gran velocidad.

—No es solo el tobillo, ¿verdad?—pregunta y asiento.—Aquel día, en la fiesta, él te hizo lo que tienes en la nuca. No lo sentiste, pero fue él, esa marca es de una garra de hombre lobo, y creo que debe tener alguna relación con el dolor que sientes—explica, pero apenas entiendo una palabra de lo que dice.

—Llévame a casa—susurro y toso dos veces.

—No puedo hacerlo, no hasta que te recuperes—impone y vuelve a posar su mano sobre mi brazo.

—No—intervengo, aparto mi brazo y con ello hago que me suelte.

Un leve mareo me golpea, pero en seguida desaparece. Saco fuerzas de donde no las hay y me incorporo.

Lo que amansa las bestias (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora