Capítulo 13.

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Dereck

La despedida se me hace dura y quizás lo sea en gran parte debido a la intensa conversación de hoy.

Con muy pocas palabras lo decía todo y a la vez no decía nada.

He tenido su vida en mis manos. Anoche sacrifiqué la mayor parte de la energía que me mantiene con vida para salvarla. Incluso la idea de absorber su dolor se cruzó en un flash de luz por mi mente, pero no lo hice, sabía que eso no sería tan eficaz.

He presenciado un sueño que parecía tan real... Tanto, que sentía angustia en lo más profundo de mis entrañas.

Veía en mis propias narices cómo desgarraban el pecho de una persona inocente y mis músculos no reaccionaban, ni siquiera podía pensar.

Si mi mente ha recreado algo así será porque Russell está cerca de lo que quiere de ella. Por ahora dos alfas están tras ella y uno de ellos ya muestra indicios de su furia.

Corro por lo más profundo del bosque, esquivando todo cuanto encuentro en mi camino. Me desplazo con destreza y, conforme siento que el suelo toma desnivel, elevo de una zancada mi pie derecho para tomar impulso contra el tronco de un árbol. Caigo varios metros más adelante y utilizo esta misma técnica hasta que consigo llegar al hospital abandonado.

Sin embargo, de nada ha servido mi largo camino hasta aquí; el alfa no está. Podría reclamarlo con un aullido, pero eso daría demasiadas pistas a los ciudadanos que ahora están a la espera de catalogar la terrible y extraña especie animal que los mantiene atemorizados.

Entonces, cuando mi concentración se nubla, consigo escuchar unos crujidos por la parte trasera del edificio.

—Vaya vaya... Parece que no llego en mal momento—irrumpe Russell, apoyando su hombro derecho contra el muro pintado.

—Blake está a punto. Pero no te la entregaré si no me dices qué quieres exactamente de ella—digo, me cruzo de brazos y lo observo con sutileza, sabiendo que ya ha tenido su primer contacto con la joven.

Ríe y sus dientes perfectos decoran y disfrazan una faceta que no a todo el mundo le gustaría presenciar.

—Eres muy ingenioso, Dereck...—susurra—. Los planes de un alfa se quedan en la cabeza de un alfa. Si tú no haces lo que te pido, Ian lo hará por ti—replica, seguro de sí mismo.

—Él tampoco lo hará—niego, esperando una fuerte respuesta por su parte.

—En ese caso, tendré que obligaros—impone, arqueando una ceja, y me observa atentamente. Camina hacia mí y comienza a rodearme. Siento su aliento—. ¿Qué crees que haría una adolescente enamoradiza al ver que dos de los chicos más importantes de su vida están a punto de ser sacrificados?—pregunta cuando su tono se vuelve burlesco y chulo.

La furia deja enseñar mis ojos amarillos color oro reluciente y mis colmillos. Con mis garras, doy un zarpazo hacia donde él se sitúa, pero lo esquiva.

Rujo, imponiéndome ante alguien que sé que es mucho más fuerte que yo. Un alfa siempre va sobre un beta, así es como lo impone nuestra jerarquía, y nunca cada podrá cambiarlo.

Entonces deja ver también sus garras y sus ojos rojos. Se aproxima a mí. De un cabezazo en mi frente mi cuerpo se hace hacia atrás. El dolor se disipa pronto y vuelvo a la carga.

Bajo continuos rugidos desde mi garganta, me abalanzo sobre él y su cuerpo queda tumbado bajo el mío. Con mis botas aplasto sus muñecas, dejando sus garras inservibles en la pelea y con mi mano derecha agarro su cuello.

Así, mis garras rozan su piel y aprietan cada vez más y más.

Sin embargo, mi poderío no dura mucho. Sus brazos comienzan a tomar ventaja sobre mi cuerpo. Un fuerte impulso me hace volar hasta caer de espaldas en el suelo.

Lo que amansa las bestias (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora