Capítulo 24.

185 28 0
                                    

Dereck

Blake tenía razón, Lucas es otro hombre lobo. Es otro Fox. Ahora tan solo falta un beta más. Concluyo que por eso Russell no aparece por aquí. Está al acecho para atacar antes de que la manada enemiga esté completa. Si lo consigue ya no habrá escapatoria y todo se irá a la mierda.

Por tanto sé que, con o sin su ayuda, actuaré. Y será pronto.

Hayden, Jensen e Ian ya están al tanto del plan. Al principio estos dos primeros se resistieron, incluso Jensen enseñó sus ojos y colmillos, dando a relucir que la ira lo envolvía. Pero sabía que mis argumentos los convencerían. Sí, un alfa tiene cierto poder sobre sus betas pero, ¿acaso Mullroy ha estado al tanto de sus betas? Él tan solo va convirtiendo adolescentes por ahí, sin ningún tipo de compromiso de controlarlos para no ser descubiertos.

Finalmente accedieron y con ellos nos dimos los unos a los otros un voto de confianza. Aunque no lo parezca, formamos una manada, una en la que Blake está incluida.

Debo decir que acabo de descubrir que las Ngnawaris también pueden percibir el aura de un hombre lobo incluso antes de que este se cure del mordisco o se convierta por primera vez. Ninguno de nosotros deberíamos subestimarla. Es la única chica, pero podría matarnos con tan solo gritar. Es una criatura peligrosa porque nos afecta directamente a los hombres lobo.

—Genial, así que ahora tenemos al chiquitín en nuestra manada—comenta Hayden, frustrado y enfadado.

—¿Crees que a mí me hace gracia que vuestra manada crezca?—ironizo—. Y ahora cállate, el bosque no es el lugar más indicado para alzar la voz—advierto, arrepintiéndome de que hayan venido.

—¿Para qué decías que veníamos?—interviene Jensen, bostezando.

—¿Vosotros? Para nada. Os dije que permanecierais en casa pero Hayden insistió—recuerdo, resoplando a la vez—. Voy a reclamar a Russell. Si mi intuición no falla, ambos alfas están a punto de atacar y él lo hará solo, puesto que no ha mordido a nadie más. Aun así sé que tiene la fuerza y astucia suficiente para hacerlo—explico, caminando un poco más rápido.

—Vaya, vaya, vaya... Buscando un alfa encuentro tres betas, ¡y de distinta manada!—interviene alguien de entre algún recoveco del bosque. 

La voz y el olor de Jason llegan a mis sentidos como un balazo.

Este aparece postrado sobre la rama de un árbol, a mi derecha, y con sus ojos color amarillo oro reluciente clavándose en nosotros.

—Jason tío, ¿qué coño haces? ¿Te das cuenta de cómo estás jugando con todos?—interviene Hayden—. Tus padres están preocupados porque supuestamente alguien ha robado el cuerpo de su recién difunto hijo. ¿No crees que deberías reflexionar un poco?—le propone, y me quedo asombrado ante sus sabias palabras.

—No tendría que hacer nada de esto si un lobo descontrolado no hubiera metido sus garras donde no debía—dice y de un salto llega al suelo.

Enseña sus colmillos al tiempo que intenta desafiarnos con su mirada.

—No hagáis nada, su alfa no debe estar lejos—advierto, pero Hayden ya está transformado.

Sus latidos suenan altos y acelerados y se coloca en posición de lucha. Jason, aun siendo tan novato en esto, parece controlar a la perfección la transformación y muestra fuerza ante ella. Parece que realmente está todo patas arriba, antes ninguno de los mordidos sabía cómo controlarse hasta bien pasados los cuatro meses, y siendo duramente entrenados por sus alfas o betas experimentados. Ahora, al parecer, todos los betas lo consiguen, incluso teniendo un alfa tan desastroso como Mullroy. Bueno, quizás todos no, Ian aún no se controla, y por eso no lo he traído.

Lo que amansa las bestias (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora