Capítulo 21.

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Dereck

La misma hora y el mismo lugar. Sabía que ella no se perdería el entrenamiento. Las nuevas listas saldrán esta semana y ella vive con la esperanza de mejorar lo suficiente como para conseguir un puesto en la gloria.

Sin embargo, ahora que su lado sobrenatural ha despertado, ahora que ella misma sabe lo que es, no creo que competir en un deporte sea la mejor decisión. No me preocupo demasiado debido a que realmente es una criatura que tan solo presenta peligro si se le provoca, así que si se transforma, tan solo bastará con esconderla hasta tranquilizarla. 

Sin embargo, ni ella misma sabe cuándo se transforma. Yo sí, si hoy se enfada, se frustra, entristece o su humor altera su estado emocional, se transformará. Aunque el ser humano no puede ver nuestras auras, sí que pueden ver los ojos de distinto color y más relucientes que el diamante.

Las nadadoras ya han comenzado el entrenamiento. Aun así, decido no entrar a las gradas. Si me ve, quizás su pulso acelere o se asuste y eso la incite lo suficiente como para transformarse.

No sé qué nos pasó ayer, pero aquello no afectó a Ian. Me sentí como si no la conociera de nada, como si un fuerte impulso me obligara a matarla. Mi propia naturaleza me obligaba a exterminar aquellas criaturas enemigas.

Solo sé que, sea lo que sea, tengo que averiguar cómo detenerlo. No puedo comportarme así cada vez que la vea. Necesito saber cómo Ian puede controlarlo y cómo ella puede aprender a defenderse. No recuerdo con claridad cómo actuó, solo recuerdo verla correr bosque abajo, sin mirarme siquiera.

Vuelve a la misma calle del primer día. Por lo visto hoy competirán de nuevo y, teniendo en cuenta que últimamente todo va en nuestra contra, una de sus rivales será Roxanne.

Por ahora se la ve concentrada. Todo transcurre con normalidad, sus compañeras de calle le hablan y de vez en cuando sonríe. Ella sale la primera; mantienen bien el ritmo.

Agudizo mi vista y controlo sus latidos. Son rápidos pero constantes y normales en un ser humano.

"Eso es, Blake"—pienso cuando veo que el calentamiento llega a su fin y ella continúa estable.

Los dos entrenadores hablan con ellas durante quince largos minutos. Ni siquiera me esfuerzo en escuchar lo que dice; la última vez que lo hice me arrepentí de ello.

Tras esto, caminan hacia los banquillos mientras ambos meditan y deciden quiénes competirán esta vez.

Entonces, cuando mi concentración vuelve a ella, me percato de que ya no está sentada en su lugar de siempre. Con la mirada comienzo a buscarla por todas partes hasta que la encuentro en el banco contiguo, junto a Roxanne, ambas a solas.

Apresurado y preocupado, escucho la conversación.

—Escucha Blake, no hagamos esto muy largo—dice, coge su mano y su pulso se acelera—. Sé que tu queridísima amiga Maggie... sí, esa tan chismosa, celebró una fiesta el viernes pasado a la que yo no estuve invitada. Por desgracia, tengo pruebas de que tú sí estuviste y viste a mi novio. Sí, tu exnovio—impone, y el corazón le late más y más rápido.

Sabía que ir a aquella fiesta no sería buena idea para ninguno.

—No hablé con Lucas. Tan solo te diré que estuvo borracho. Muy borracho—dice, y su pulso baja. Es valiente, cada vez más y más.

—Cuéntame algo que no sepa, cariño. Tú no bebes, ¿no es así? Está bien, ahora me dirás qué te dijo y qué hizo exactamente con una de las chicas que jugaron a ese estúpido juego—impone.

Lo que amansa las bestias (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora