Capítulo 37.

159 22 0
                                    

Blake Sharman

—¿Le dirás a tu queridísima manada que dejen en paz a mi padre?—pregunto, mientras Dereck se toma su tiempo para procesar toda la nueva información.

—¿Qué? Escucha, monada, mi manada no ha atacado ni un solo humano desde hace meses—impone, un tanto cabreada ante mi desconfianza.

—Ya vienen—musita Dereck, a unos metros de distancia, totalmente serio y destrozado tanto por fuera como por dentro.

Sus ojeras son casi tan grandes como las mías.

—¿Y ahora qué hacemos?—pregunto, sin intentar esconder mi tono de desesperación.

—Tenemos que reunir ambas manadas—ordena Dereck, y así será.

Tal y como dijo, llamamos a cada uno de los miembros de nuestra manada, que aún seguían tan tocados como yo por la trágica muerte de un miembro tan importante como lo era Ian.

Constantemente trato de quitármelo de la cabeza, pero no puedo olvidarlo. Me obligo a mí misma a hacer que se esfume, por Dereck, por Lucas, por todos ellos. Por mamá y por papá, porque sé que, si alguna de las otras dinastías se hace con el bosque, la ciudad no estará segura.

Una vez reunidos, Skylar nos lleva al lugar donde toda su manada y parte de su familia se esconden.

Resulta ser una de las cuevas más recónditas de las colinas arropadas por el bosque. Si éste ya era algo totalmente prohibido y tabú para la población contigua, las cuevas lo eran todavía más. Allí nadie se acercaría, ni siquiera los guardas.

Además, por el camino les dejé claro a todos que, si escuchaba algo extraño, acudiría en ayuda de mi padre, no me importarían las consecuencias. Tan solo quería mantenerlo a salvo de una amenaza que conozco como la palma de mi mano.

Al llegar, observo lo grande que es el lugar. Al principio pensaba que estarían todos majaretas por vivir en un lugar como éste, pero después consigo descubrir poco a poco que son personas, como nosotros, que tienen sentimientos, emociones y carácter.

La manada de Skylar está compuesta por seis lobos.

En cuanto aparecemos por la entrada, dos de ellos, una chica y un chico se acercan a Dereck, saltan sobre él y lo abrazan con todas sus fuerzas.

—Chicos, estos son Nora y Hunter. Nuestros hermanos—presenta ella, sonriente.

—¿Alguien más de la familia que debamos conocer?—bromeo, irónica, al ver lo numerosa que es.

—Vaya, ¿y esta quién es?—pregunta Nora, dejando a sus hermanos y mirándome de arriba abajo.

Dereck sonríe, un tanto incómodo.

—Blake. Y recuerda bien mi nombre, porque puedo hacer maravillas con hombres lobo—volví a bromear, intentando parecer lo más segura de mí misma posible.

Dejo caer alguna idea, pero sin decir realmente lo que soy.

—Blake—regaña Lucas, conocedor de mi tremendo carácter.

Quizás no pillen mi indirecta. Tan solo los de mi manada y Skylar conocen mi pequeño secreto. Pero ellos no son mis enemigos, a partir de ahora tendremos que luchar juntos.

—¿Piensas luchar con esas pintas? Vamos, parece como si no hubieras dormido desde hace semanas—interviene Hunter, soltando a su hermano, aparentemente de edades muy igualadas.

—No lo he hecho. ¿Crees que esto es una guardería?—ironizo, arqueando una ceja.

—Basta ya, chicos. Blake tiene razón, hemos vivido momentos muy difíciles—defiende Dereck, mirándome a los ojos.

Lo que amansa las bestias (FINALIZADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora