CAPÍTULO 18.- ALGO MÁS QUE PALABRAS

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Durante el trayecto, ninguno de los dos decimos nada. Hay muchas preguntas en el aire pero no sé ni por donde empezar.

Cuando el coche se detiene, me sorprende ver que estamos en el bosque. Me vuelvo hacia Drogo y éste me mira con una tierna sonrisa.

—¿Qué significa esto? ¿Por qué no estamos en casa?

—Tranquila, cosita. Sólo quería llevarte a un sitio donde podamos hablar tranquilamente. Estás muy nerviosa y en la mansión te podrías agobiar.

Aunque me cueste reconocerlo, tiene razón. Además, tengo mucho de qué hablar con mi vampiro favorito.

—Esta bien. ¿Hablamos?

—No. Todavía no hemos llegado. Anda, vamos.

Drogo se baja del coche y se dirige a mi puerta para ayudarme a salir. De la mano nos introducimos en el bosque. Me dejo llevar. Estando con él se que nada malo me puede pasar.

Tras un rato caminando, llegamos a una pequeña cabaña. ¿De dónde ha salido?

Miro a Drogo extrañada y éste me sonríe.

—Bienvenida a mi refugio, cosita.

Le devuelvo la sonrisa y le sigo hasta el interior. Es pequeña pero muy acogedora. Tiene una chimenea con sillones alrededor, una pequeña cocina y una escalera que supongo dará al dormitorio.

—¿Te gusta?

Asiento con la cabeza y él me sonríe. Me indica que me siente en el sofá y, sin decir nada, se dirige a un pequeño mueble. Cuando se da la vuelta, veo que trae una bolsa de patatas, dos vasos y una botella de whisky. Sonrío encantada. Drogo sí que sabe cómo tratar a una dama.

Me sirve un vaso y, al acercarlo a la nariz, su intenso aroma me embriaga. Bebo un pequeño trago y siento una oleada de sabores deslizándose por mi garganta. Es el mejor whisky que he probado en mi vida.

Drogo me mira con ternura.

—Es mi «quitapenas» especial. He pensado que te gustaría.

—¿Bromeas? Nunca había probado algo tan delicioso.

Drogo sonríe mientras que yo me como una patata frita. Ha creado un ambiente tan cómodo que temo estropearlo pero, por desgracia, tenemos mucho de que hablar.

—Drogo, yo...

Él me corta colocando su mano en mi brazo.

—No hace falta que digas nada. Lo sé.

—Aún así.

—Si te vas a sentir mejor, adelante. Te escucho.

Me cuesta mucho creer que es Drogo quien está a mi lado. De repente es todo lo contrario a lo que conocía de él. Lo más fuerte de todo es que, lo que mostraba Justin, era lo que Drogo escondía y viceversa. Ahora entiendo porqué estaba tan confundida. Me siento como una auténtica imbécil. Tanto que no soy capaz de mirarle a la cara.

—Yo... siento mucho todo lo ocurrido. He sido una idiota. Me he dejado engañar por las apariencias y mira cómo he terminado. Y lo que más siento es haber dudado de ti. Te he hecho daño. Te he tratado mal y aún así has acudido en mi ayuda.

Drogo me coge la barbilla y me obliga a mirarle. Con su dedo limpia suavemente las lágrimas de mis mejillas. No puedo evitar esbozar una tímida sonrisa. ¡Es tan tierno!

—Escucha, cosita. No tienes que darme explicaciones. Sé cómo te sientes. Y aunque estuvieras equivocada, sé que actuaste pensando en lo mejor para ti. Eres una gran mujer y yo... hay veces que pienso que no te merezco.

DC I: DESTINOS CRUZADOS √Donde viven las historias. Descúbrelo ahora