—¿De qué tienes que hablar conmigo, Cris?
Minidrogo me mira entre ansioso y preocupado. El triste brillo de sus ojos avellana me produce una angustia insoportable. No sé cómo decirle que me marcho, que no sé cuando lo volveré a ver. Las palabras se arremolinan en mi mente pero ninguna sale de mi boca. Es demasiado difícil.
—Me vas a dejar. ¿No es así?
Minidrogo agacha la cabeza entristecido. Una lágrima se desliza por mi mejilla. No puedo verle así. Me levanto de la cama y me acerco a él abrazándole con todas mis fuerzas.
—No, pequeño, yo nunca te dejaré —digo entre sollozos —. Por desgracia, tengo que salir de viaje y no sé cuando volveré.
—¿Pero por qué tienes que irte? —pregunta separándose ligeramente de mí —. ¿Es que no me quieres?
Verle así me destroza. Acaricio su mejilla y, con delicadeza, limpio sus lágrimas con el dedo. Le miro a los ojos y le sonrío con toda la ternura de la que soy capaz. Adoro a este niño y lo último que quiero es que sufra. Y menos por mi culpa.
—Por supuesto que te quiero, Drogo. Eres más importante para mí de lo que te imaginas.
—Entonces, ¿por qué te vas?
—Es algo que debo hacer y no puedo hacer nada para evitarlo.
Intento contener las lágrimas. Esto es muy difícil para mí. Demasiado. Por suerte, Drogo acude en mi ayuda. Se acerca al niño y, poniendo la mano en su hombro, le habla con mucha ternura.
—Escucha, Drogo. ¿Has oído hablar del consejo de ancianos? —El pequeño asiente un poco confundido —. Entonces sabrás que no se les puede desobedecer.
—Lo sé. ¿Pero qué tiene eso que ver con Cris?
—El consejo le ha llamado. Quieren entrenarle y, para eso, debe viajar a Europa.
—¿Es eso cierto? —pregunta clavando su triste mirada en mí. Yo asiento. —¿Y qué voy a hacer yo sin ti?
—No te preocupes, pequeño —contesto acariciando su mejilla —, sólo serán unos meses. Después volveré y seguro que tendré muchas cosas nuevas que enseñarte.
—Así es —añade Drogo —. Y, mientras tanto, yo vendré todos los fines de semana para ocuparme de ti.
—¿En serio? —pregunta sorprendido.
—Por supuesto que sí —contesto sonriendo —. Si piensas que iba a dejarte sólo, estás muy equivocado.
—Gracias, Cris —dice echándose en mis brazos —. No será lo mismo pero, por lo menos, te echaremos de menos juntos. Y gracias, Harry —añade volviéndose hacia él. Drogo le sonríe.
—No me las des. Me encanta entrenarte y, como bien dices, la echaremos de menos juntos —responde acariciando su cabecita.
Minidrogo nos mira a los dos y una sincera sonrisa se dibuja en su rostro.
—Muchas gracias a los dos, de verdad. Sois los mejores.
—No nos des las gracias —le indico —. Tú te lo mereces todo.
—Me alegra ver que se lo ha tomado bien —comenta Rose entrando en la habitación.
—Tú... tú, ¿lo sabías?
Rose se acerca al pequeño y, agachándose, le acaricia la cara.
—Sí, lo sabía. Pero no debes preocuparte, pequeñín, Cris volverá y, mientras tanto, seguro que Harry cuida muy bien de ti.

ESTÁS LEYENDO
DC I: DESTINOS CRUZADOS √
FanfictionCristina, una joven estudiante y au-pair, descubre, de repente, que su vida no es tan sencilla como ella creía. Dos hombres totalmente opuestos se pelean por su corazón. Además, multitud de secretos amenazan con salir a la luz y arrastrarla con ello...